Campesinos-pescadores, pescadores-campesinos. Realidades y tensiones del pescador artesanal en el Sur del Magdalena

Resumen

Durante casi cinco meses estuvimos vinculados a un proyecto con la Fundación Alma de la ciudad de Bogotá que buscaba establecer los elementos para determinar cuáles podrían ser los argumentos para hablar de patrimonio inmaterial y pesca artesanal. Gracias a este proyecto pudimos establecer una relación más fuerte tanto con los pescadores de Santa Bárbara de Pinto como con los del corregimiento de San Pedro, lugares ubicados en la depresión mompoxina en lo que llaman el Brazo de Loba. A esta altura, el Río Magdalena trae todos sus males recogidos en cientos de kilómetros. Sin embargo, aún es la única fuente de vida de todas estas poblaciones que lo bordean hasta su desembocadura en Bocas de Ceniza. Los pescadores se confunden con campesinos o los campesinos con pescadores; el olvido del gobierno, los grupos paramilitares, las iglesias cristianas, entre otros males, son el día a día de estas poblaciones que dependen casi únicamente de lo poco que le queda al río. Esta entrevista es el producto de varios recorridos con pescadores y, como en todo proceso honesto, lo único que queda es la amistad. Don Álvaro, como él mismo lo explica, es un hombre que no necesita mucho desde el punto de vista material para sentirse orgulloso de lo que es: un campesino que pesca o un pescador que siembra. El diálogo de una mañana de domingo acompañados de un sabroso café lo quise plasmar en este ejercicio que espero sea de la aprobación de mis amigos de San Pedro, pero sobre todo del agrado de don Álvaro Brochero
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