Abstract
Probablemente ninguna aristocracia costera haya tratado tanto de insensibilizar a sus pescadores como la samaria. Y es un problema histórico, desde siempre el pescador ha sido visto como el último escalón en la pirámide social. Desde políticas de ordenamiento territorial hasta normatividades inocuas han tratado de sacar al pescador artesanal no solamente de la bahía de Santa Marta sino de todo el litoral que atraviesa el Parque Tayrona. Don Julio es un pescador de esos que han tratado de ignorar, de esos que expulsaron de Taganguilla y el Ancón para dar paso al desarrollo del Puerto, del único puerto en donde los pescadores no tinen participación. Esta primera parte de la vida de El tigre de Taganguilla quiere mostrar que detrás y adelante y a los lados de todo pescador hay hombres y mujeres con sueños, con errores y aciertos, que lo único que exigen es que les permitan seguir participando de ese inmenso pedazo de mundo que en mínima parte ellos han contribuido a deteriorar y que absurdamente los otros, los grandes pescadores industriales, los que si han erosiondo el mar, siguen campantes por los mares sin exclusiones ni trabas, arrasando con cuanto remo y cayuco se atraviese por sus naves.Downloads
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