Abstract
El Banco, Magdalena; viejo puerto cantado por el fallecido compositor José Benito Barros, duerme pasados sueños de gloria cuando a sus orillas arrimaban las canoas y vapores en su ruta hacia el interior del país. En este, ahora olvidado por la fortuna, lugar de leyendas, medran a la sombra, o tal vez cubiertas por ella, del insigne compositor, otras voces que al igual que el maestro Barros, le cantan a la naturaleza, a la mujer, al amor, a la historia y a su gente al son de una cumbia.Downloads
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