Resumen
El estudio realizado tuvo como objetivo caracterizar las habilidades cognitivas de un grupo de niños escolarizados que han sido víctimas de maltrato físico y comparar su desempeño con un grupo de niños no maltratados de la misma edad. Mediante un diseño transversal se trabajó con una muestra no probabilística por conveniencia de 40 niños entre 6 y 10 años, matriculados en una escuela pública en la ciudad de Santa Marta (Colombia). De ellos, 20 niños han sido identificados como víctimas de maltrato físico y 20 niños sin maltrato. Los resultados muestran que no hay diferencias significativas entre ambos grupos, sin embargo, los niños sin maltrato presentan un rendimiento ligeramente superior en la mayoría de las habilidades cognitivas estudiadas en comparación con los niños con maltrato. Se discuten las implicaciones de estos resultados, en términos de la intervención psicológica en contextos escolares, que está orientada a la prevención de este fenómeno como una de las acciones que se requieren para hacer efectiva una verdadera educación para la paz en nuestro país: a partir de la promoción de una cultura de la no violencia, especialmente hacia los niños.
Palabras clave
Introducción
El maltrato infantil es en la actualidad una problemática de alta incidencia a nivel mundial que afecta de manera global a la sociedad, con consecuencias importantes sobre la calidad de vida de las personas (Vaca y Rodríguez, 2018). Según informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014), una cuarta parte de toda la población adulta ha sufrido maltrato físico en la infancia. Pese a las políticas, las medidas y las estrategias que se adoptan para frenar este fenómeno, el problema persiste con un alto índice de menores en el mundo que son maltratados por sus padres, parientes, tutores o cuidadores. El maltrato infantil es considerado un fenómeno complejo en el que interactúan factores psicológicos, sociales y culturales; se trata de un problema que aparece naturalizado a través de prácticas de crianza que incorporan el castigo corporal como algo habitual y justificado (Lansford et al., 2010; United Nations International Children's Emergency Fund [UNICEF], 2017).
Hoy en día, a pesar de las múltiples encuestas realizadas en varios países, todavía faltan datos sobre la situación del maltrato en la población infantil. Se sabe que cerca del 60% de la población de niños entre 2 y 14 años ha sido víctima de maltrato infantil por parte de sus cuidadores, y en 58 países del mundo más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes son corregidos mediante violencia en sus casas o en las escuelas (Lansford et al., 2010; Santamaría y Tapia, 2018). A nivel de Latinoamérica, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reporta que en Colombia el 42% de mujeres afirma que sus parejas castigaban a sus hijos e hijas físicamente; en Uruguay el 82% de adultos encuestados utilizan un tipo de maltrato, ya sea físico o psicológico hacia sus hijos, y en Costa Rica el 65,3% de los adultos ejerce maltrato físico sobre sus hijos (Rojas, 2018).
En el caso de Colombia, el Observatorio Metropolitano (2016) reportó en la ciudad de Bucaramanga 243 casos de violencia contra niños, niñas y adolescentes (NNA) en 2014. Cifra mayor a los 121 casos presentados en 2013; sin embargo, estos indicadores no muestran la realidad exacta del fenómeno debido a las dificultades que presentan aún las víctimas para denunciar y buscar ayuda (Santamaría y Tapia, 2018). Asimismo, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en el año 2017 reportó un promedio de 72 casos por día de NNA que ingresan a esta institución por causa del maltrato infantil. Para el primer semestre de 2018 alcanzó a registrar un total de 11 000 casos de violencia infantil en todo el país (ICBF, 2018). En el departamento del Magdalena, y en especial en la ciudad de Santa Marta, en el año 2018 han sido identificados un total de 443 casos, muy superior a los 320 casos registrados en el año 2015 (ICBF, 2018).
El maltrato infantil se define como: Toda forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, desatención o trato negligente, explotación comercial o de otro tipo, que causen un daño real o potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza, poder y la exposición a la violencia de pareja. (OMS, 2016, p. 7)
Este tipo de prácticas implica someter al niño a diversas formas de violencia que pueden afectar negativamente su desarrollo. Se ha llegado a establecer que la vivencia de una experiencia traumática, crónica y de carácter interpersonal en el período de la infancia, como el maltrato por parte del cuidador, afectan al menor, provocando graves secuelas neurobiológicas, psicológicas y conductuales (Bick, 2015; Lee y Hoaken, 2007; Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011; OMS, 2014a; UNICEF, 2013).
Investigaciones recientes en el campo de la neurobiología señalan que el maltrato infantil en este período de la vida supone una condición generadora de estrés que puede interferir en el neurodesarrollo del niño y afectar su funcionamiento tanto actual como futuro. En estos casos suelen presentarse alteraciones cerebrales de tipo funcional y estructural, a nivel neuroendocrino, neuro morfológico y del sistema inmune, disminución de volumen de estructuras sub corticales, alteración en la neurogénesis y la mielinización, lo cual se asocia con determinada sintomatología cognitiva y explicaría el perfil neuropsicológico que muestran personas adultas que han sufrido abusos durante la infancia (Alarcón et al.., 2010; Amores y Mateos, 2017; Godoy et al.., 2018; Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011; Molina, 2015).
En general, estas investigaciones se centran en los efectos que el maltrato infantil tiene sobre la dinámica cerebral, relacionados con cambios funcionales y anatómicos de la respuesta del cerebro ante el estrés causado por los eventos a los que el niño se enfrenta, entre los cuales se señalan una afectación en procesos de inhibición de la conducta requeridos para tareas que exigen control ejecutivo y planeación del comportamiento (Muñoz, 2014), como también inatención, hipervigilancia, problemas de memoria y aprendizaje (Alarcón et al.., 2010). No obstante, existe discrepancia entre los estudios relacionados con la neurobiología del maltrato infantil, teniendo en cuenta que no todos los cerebros de los niños víctimas de maltrato responden de la misma manera (Loredo-Abdalá et al., 2020).
En la actualidad se registra un interés creciente por el estudio de los efectos que el maltrato infantil ocasiona en el desarrollo de los niños (Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011; Muñoz, 2014; Ramírez y Vallejo, 2016). Los estudios acerca de las consecuencias del maltrato infantil reconocen una amplia gama de áreas de influencia asociadas sobre todo al desarrollo cognitivo, emocional y afectivo, con énfasis en los resultados del aprendizaje (Carvajal y Granada, 2017). Según Mesa-Gresa y Moya-Albiol (2011), el maltrato físico produce interrupciones significativas en el desarrollo cognitivo de los niños, por efecto de los altos niveles de estrés crónico al que se enfrentan, con las ya conocidas consecuencias neurobiológicas. Asimismo, Ramírez (2006) señala, en general, deficiencias cognitivas y académicas, rendimiento intelectual limitado, baja motivación hacia el estudio y dificultades a nivel de la competencia lingüística, en niños que han sido víctimas de maltrato físico.
La violencia parece actuar también sobre las capacidades de concentración y memorización, la autorregulación emocional y la estabilidad afectiva de los niños y las niñas (Machado y Sepúlveda, 2016). Diversos estudios muestran que el maltrato infantil genera estigmatización, puede causar sentimientos de vergüenza y humillación en el niño o niña afectada, contribuyendo a su inestabilidad, inseguridad, miedo, falta de confianza, agresividad y problemas conductuales (Campos et al.., 2010; Gálvez, 2019; Ramírez y Cedeño, 2018). De esta manera, el área social puede verse comprometida en los niños maltratados, quienes presentan una tendencia a expresar más sus emociones de forma no adaptativa, se sienten indefensos, de modo que no cuentan con herramientas para resolver los conflictos a los que puedan enfrentarse (García, 2006).
Buena parte de las investigaciones relacionadas con las consecuencias del maltrato infantil en el desarrollo de los niños se centran en las habilidades sociales y emocionales, más que en las habilidades cognitivas. Investigar sobre este último aspecto resulta pertinente y relevante, teniendo en cuenta que el funcionamiento cognitivo, referido a la manera como opera la mente cuando se enfrenta a situaciones específicas, se encuentra implicado en muchas de las actividades que un niño realiza: mantener la atención, aprender, planear y resolver problemas, establecer metas, comprender y utilizar el lenguaje, guardar y recuperar información, comprender las intenciones, deseos y emociones de los otros, etc. (Castañeda, 2004; Flavell, 2019; Lozano y Ostrosky, 2011). De allí la importancia de su estudio, por las derivaciones y aplicaciones que a nivel psicológico y educativo pueden encontrarse para apoyar el desarrollo de niños que han sufrido distintas formas de maltrato.
En esta línea se ubica el estudio que aquí se presenta, con el propósito de aportar datos sobre el funcionamiento cognitivo de niños que han sido víctimas de maltrato físico, comparándolo con niños que no presentan esta condición, mediante la batería Evaluación Neuropsicológica Infantil (ENI) (Matute et al.., 2007). Este instrumento fue desarrollado y estandarizado para población infantil latinoamericana y ha sido utilizado en un importante número de investigaciones para establecer el perfil neuropsicológico de niños tanto con desarrollo típico como en diferentes condiciones clínicas (Matute et al., 2014; Ramos Loyo et al.., 2011; Rosselli-Cock et al.., 2004).
Desde la neuropsicología se ha avanzado en la caracterización de habilidades cognitivas en niños que han sido víctimas de maltrato (Amores y Mateos, 2017; Deambrosio et al., 2018; Mesa-Gresa y Moya-Albiol, 2011; Molina, 2015), encontrándose en ellos dificultades en atención, discernimiento, memoria y lenguaje, que se asocian a un rendimiento académico inferior a lo esperado por su edad, escolaridad y nivel de inteligencia (Duque y Manrique, 2008; Erazo, 2018). Algunos de estos estudios muestran que los niños escolares que han sufrido maltrato infantil presentan déficits significativos en su perfil neuropsicológico, relacionados con alteraciones en el desarrollo de las funciones ejecutivas como dificultades de autorregulación, fluidez verbal, para focalizarse y completar tareas, planeación y anticipación, problemas de memoria, bajo rendimiento intelectual, académico, del lenguaje (lectura y escritura), habilidades construccionales, perceptuales, metalingüísticas, espaciales y en la inteligencia emocional (percepción, comprensión y regulación) (Patarroyo, 2014; Sarmiento, 2018).
Entre las consecuencias cognitivas generadas por situaciones de maltrato infantil, Ramírez y Vallejo (2016) reportan dificultades en la concentración, atención y memoria,además de una predisposición a construir pensamientos pesimistas y a la creación de defensas que disuaden el sufrimiento. De igual forma, a nivel del lenguaje, estos autores identifican en los niños víctimas de maltrato retrasos en el habla, problemas en la comunicación y falta de recursos comunicativos como la fluidez verbal.
Referente al área cognitiva, algunos estudios comparativos indican que los niños que se han visto expuestos a situaciones de maltrato presentan niveles más bajos en su desarrollo cognitivo, se muestran más impulsivos, menos creativos, más distraídos y su persistencia en tareas de aprendizaje es menor que otros niños no maltratados. Asimismo, son menos habilidosos resolviendo problemas y cuando llegan a la edad escolar obtienen bajos resultados en las pruebas de CI y en ejecuciones académicas (Lucero, 2012). En un estudio realizado por Rojas (2018), los niños que han sido víctima de maltrato: Funcionan cognitivamente por debajo del nivel esperado para su edad, ya que sus puntuaciones en escalas de desarrollo y test de inteligencia son menores que en los niños no maltratados, sus habilidades de resolución de problemas son menores y muestran déficit de atención que compromete su rendimiento en tareas académicas. (p. 33)
Además, según Rojas (2018) los niños víctimas de agresión física y verbal tienden a un menor rendimiento en el área académica debido a que suelen entretenerse y distraerse muy fácilmente, son poco creativos, menos hábiles solucionando problemas; en consecuencia, alcanzan bajos resultados en las pruebas de coeficiente intelectual.
Del mismo modo, la investigación realizada por Fares (2015), consistente en la aplicación de un programa de rehabilitación neuropsicológica a niños maltratados, presenta hallazgos coincidentes con el estudio de Rojas (2018), al mostrar un rendimiento neuropsicológico por debajo del grupo control en aspectos como inteligencia no verbal, capaciad de atención y memoria a corto plazo, velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas en el grupo de niños víctimas de maltrato infantil. En general, se observan diferencias en relación con el género, con una afectación mayor asociada a un inicio temprano del maltrato, al igual que menor ajuste académico y dificultades en la interacción social respecto al grupo control.
Con un interés por explorar la relación entre habilidades cognitivas y maltrato infantil, se presentan los resultados de un estudio llevado a cabo con menores que han sido víctimas de maltrato físico y menores que no han pasado por este tipo de situaciones de estrés, en edades comprendidas entre 6 y 10 años, matriculados en una institución educativa distrital en la ciudad de Santa Marta (Colombia).
Metodología
Se trata de un estudio descriptivo-correlacional, con un diseño transversal.
Participantes
La población de referencia estuvo constituida por 250 niños escolarizados de primero a quinto grado de la básica primaria, en una institución educativa distrital en la ciudad de Santa Marta, de los cuales 145 son niños y 105 son niñas. Se tomó una muestra no probabilística por conveniencia de 40 niños escolarizados entre 6 y 10 años (22 niñas y 18 niños M=8,05; DE=1,32), distribuidos en dos grupos comparativos: 20 niños(as) sin maltrato y 20 niños(as) identificados por el equipo de psicoorientación de la escuela como víctimas de maltrato físico.
La identificación de los casos de maltrato en la escuela se realiza a través de un comité conformado por el psicólogo educativo, el coordinador de convivencia y un grupo de docentes de la institución. Inicialmente, los casos son detectados por el docente de aula, quien tiene el primer acercamiento con el menor, cumpliendo la función de reportar al comité psicopedagógico. El reporte se realiza mediante un formato de remisión en el cual el docente que remite explica la situación, describe las características o los indicadores de maltrato observados en el niño y la frecuencia. El comité se encarga de revisar los casos reportados, teniendo en cuenta signos y señales de carácter físico, emocional y conductual que logren confirmar la hipótesis inicial de maltrato. Como parte del seguimiento del caso, se llevan a cabo visitas domiciliarias realizadas por el psicólogo, donde se observan condiciones de vivienda del menor y se entrevistan a los cuidadores con el objetivo de identificar relaciones padre e hijo, pautas de crianza y otras características que permitan relacionar la situación de maltrato y confirmar la información recibida. Finalmente, como parte del proceso luego de haberse corroborado la hipótesis inicial de situación de riesgo de algún menor, se procede con la notificación del caso ante las autoridades competentes.
De acuerdo con la información recopilada mediante un cuestionario sociodemográfico diligenciado por los padres de los niños participantes, las familias residen en uno de los barrios de la Comuna 8 y se ubican en estrato socioeconómico 1, que según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística corresponde a usuarios con bajos recursos económicos (DANE, 2019).
Para la selección de la muestra se tuvieron en cuenta, como criterios de inclusión, que fuesen niños y niñas activos en la institución educativa con edades entre 6 y 10 años, matriculados en los grados de primero a quinto, con historia y referencia previa de maltrato físico confirmada por el comité pedagógico y psicológico de la institución. De igual manera, se descartaron niños y niñas con antecedentes neurológicos o psiquiátricos, con dificultades de aprendizaje y/o discapacidad física, visual, auditiva o cognitiva.
Este estudio se ajusta a la normativa existente para la investigación psicológica con niños, de tal manera que todos los participantes fueron autorizados por sus padres y/o adultos responsables mediante la firma del consentimiento informado, en el cual suministraron información sobre antecedentes personales, familiares, académicos y clínicos relevantes para la determinación de la población a evaluar. La aceptación de la institución educativa de participar en la investigación se formalizó también a través de un formato de consentimiento informado suscrito por la rectora. De este modo, se aseguró la participación voluntaria y el conocimiento de los objetivos y procedimientos a realizar en la investigación.
Instrumentos
Para evaluar las funciones cognoscitivas de los participantes se utilizó la Batería de Evaluación Neuropsicológica Infantil (ENI) de Matute et al.., (2007), la cual permite evaluar aspectos neuropsicológicos de niños y jóvenes en edad escolar, para identificar características de las habilidades cognitivas y conductuales consideradas. Evalúa doce (12) procesos neuropsicológicos: Habilidades construccionales, Memoria (codificación y evocación diferida), Habilidades perceptuales, Lenguaje, Habilidades metalingüísticas, Lectura, Escritura, Aritmética, Habilidades espaciales, Atención, Habilidades conceptuales y Funciones ejecutivas (Matute et al.., 2007; Urrego et al.., 2012). La confiabilidad de esta prueba se realizó por medio de test-retest (0,86) y de confiabilidad entre calificadores (0,99) en una muestra de 788 niños (350 niños y 438 niñas) de edades entre 5 y 16 años seleccionados al azar en las ciudades de Manizales (Colombia) y Guadalajara y Tijuana (México) (Matute et al.., 2007). Este instrumento ha sido utilizado en otras investigaciones en el contexto colombiano en ciudades como Cali (Quijano et al.., 2013), Manizales (Rodríguez, 2016), Bogotá (Urrego et al et al.., 2012) y Sincelejo, obteniendo una validez a través de coeficiente alfa de Cronbach de 0,93 (Colón et al.., 2017), lo cual sugiere que posee una adecuada fiabilidad para su aplicación en la población estudio.
Procedimientos
Una vez conformada la muestra de niños participantes se realizó en las instalaciones de la escuela una reunión informativa con los padres de familia y/o adultos responsables de los niños, con el propósito de presentarles el proyecto de investigación y obtener su autorización por medio de la firma del consentimiento informado a través del cual demostraban su voluntad para la participación de los menores.
La aplicación de la batería ENI se hizo durante la jornada escolar, de manera individual y en una de las salas de la institución que ofrecía las condiciones requeridas de privacidad y aislamiento de ruidos. La duración total de la aplicación de la prueba fue de tres horas: se aplicó a cada niño en tres sesiones de aproximadamente una hora. La prueba fue aplicada por una de las investigadoras en una hora definida previamente con el docente y el niño participante, de manera que no interfiriera con sus actividades escolares y sus momentos de descanso en la institución. Para controlar los efectos de la fatiga, el orden en la aplicación de las subpruebas era alternado, dependiendo de la edad y la disposición del niño.
Análisis de los datos
El análisis de los datos se basa, de una parte, en la descripción de las puntuaciones que los niños de cada grupo alcanzaron en cada una de las sub pruebas, para lo cual se realiza un análisis descriptivo por frecuencias, utilizando el software estadístico SPSS versión 23.0. Dado que el diseño de este estudio es descriptivo-correlacional, la prueba estadística utilizada no pretende analizar la diferencia de medias entre los niños maltratados y no maltratados. Se busca establecer las correlaciones existentes entre las variables del grupo de niños maltratados y nivel de habilidades cognitivas alcanzado por este en la prueba neuropsicológica aplicada, para lo cual se utilizó la prueba no paramétrica de Spearman (Camacho-Sandoval, 2008; Gómez et al.., 2003; Martínez et al.., 2009; Restrepo y González, 2007). Esta prueba analiza la relación entre variables cuantitativas y se emplea cuando estas variables no presentan una distribución normal bivariado, como es el caso de este estudio, cuyas muestras son pequeñas y fueron seleccionadas por un método no probabilístico.
Resultados
Los resultados encontrados señalan que los niños evaluados en las habilidades cognitivas de construcción de palillos, habilidades gráficas, memoria visual, memoria verbal-auditiva, percepción táctil, percepción visual, percepción auditiva, evocación de estímulos auditivos, evocación de estímulos visuales, repetición, expresión y comprensión del lenguaje, habilidades metalingüísticas,
Las medias, desviaciones estándares y puntajes mínimos y máximos obtenidos por los niños en las habilidades cognitivas evaluadas expresan puntuaciones similares entre los niños víctimas de maltrato y no maltratados. No se registran puntajes ni por encima, ni muy por debajo de la media en los dos grupos. En las figuras que se muestran a continuación se señalan las diferencias encontradas entre los dos grupos evaluados.
La habilidad de Memoria se compone de cuatro subdominios: codificación verbal auditiva, memoria visual, memoria evocativa de estimulos auditivos y evocacion de estimulos visuales. De acuerdo con la clasificacion cualitativa del ENI, tanto el grupo de niños víctimas de maltrato como los no maltratados se encuentran por encima del promedio (>75). Esto significa que ambos grupos han desarrollado adecuadamente las habilidades de organizar y procesar informacion visual o auditiva para su repeticion inmediata o recuperacion posterior. Sin embargo, en general las puntuaciones alcanzadas por los niños que han sufrido maltrato en la subprueba Memoria se ubican ligeramente por debajo de los niños no maltratados (figura 1).
En Habilidades construccionales, compuesta por los subprocesos de construcción con palillos y habilidades gráficas, en el primero de ellos las puntuaciones del grupo de niños víctimas de maltrato están por encima del promedio (>75), con un puntaje ligeramente superior al de los no maltratados. De igual manera, en habilidades gráficas ambos grupos se encuentran por encima del promedio estipulado por la batería ENI. Por otro lado, en las habilidades espaciales los dos grupos se encuentran dentro del promedio (P=26-75), lo que significa que poseen habilidad para ubicarse espacialmente, utilizar referencias del medio y desenvolverse en él (figura 2).
Figura 1.Habilidad de memoria en los dos grupos evaluados.
Figura 2.Habilidades construccionales y espaciales en los dos grupos evaluados.
En el nivel del lenguaje, específicamente en los subprocesos de repetición, expresión y comprensión, se encuentra que ambos grupos obtuvieron puntajes por encima del promedio (>75) en repetición y comprensión. No obstante, en el subproceso de expresión, los niños maltratados se ubican dentro del promedio y los niños no maltratados alcanzan puntuaciones superiores al promedio normativo. Lo anterior indica que el procesamiento de información del lenguaje es apropiado de acuerdo con el rango de edad de ambos grupos y muestran la capacidad de analizar y reflexionar sobre la forma, el contenido y el uso del lenguaje en un contexto comunicativo (figura 3).
En cuanto al dominio de habilidades metalingüísticas,los resultados muestran que ambos grupos se encuentran por encima del promedio, pues los niños no maltratados presentaron un puntaje ligeramente superior a los niños que han sufrido maltrato, tal como puede observarse en la figura 3. Esto indica que los niños no maltratados presentaron mayor habilidad para describir y analizar el sistema lingüístico.
Figura 3.Habilidades de lenguaje y metalingüísticas en los dos grupos evaluados.
Figura 4.Habilidades perceptuales y de atención en los dos grupos evaluados.
Las habilidades perceptuales comprenden tres procesos: perceptual táctil, percepción visual y percepción auditiva, en los cuales ambos grupos se encuentran por encima del promedio normativo. Estos resultados indican que los niños de los dos grupos estudiados tienen la capacidad de reconocer, discriminar e interpretar estímulos visuales, táctiles y auditivos. Con respecto a la habilidad de Atención, que se compone de dos subprocesos: atención visual y atención auditiva, los dos grupos se encuentran por encima del promedio. Sin embargo, con excepción de los subprocesos habilidades perceptivas táctiles y visuales, en la prueba de habilidades perceptivas y atención, los niños no maltratados alcanzan un rendimiento que se ubica por encima del alcanzado por los niños víctimas de maltratos (figura 4).
Los dos grupos obtienen un resultado por encima del promedio en las habilidades conceptuales. Respecto a las funciones ejecutivas, en los subprocesos de fluidez verbal y fluidez gráfica, los dos grupos de niños evaluados alcanzaron puntuaciones que los ubican por encima de la media, al compararlos con los valores estandarizados de la prueba psicométrica aplicada. Sin embargo, los niños no maltratados presentan un puntaje ligeramente superior al de los niños víctimas de maltrato físico en el proceso de fluidez gráfica (figura 5).
Figura 5.Habilidades conceptuales y funciones ejecutivas en los dos grupos evaluados.
Para explorar la presencia de correlaciones posibles entre las habilidades cognitivas evaluadas en los niños maltratados y los niños no maltratados, se utilizó el coeficiente de correlación por jerarquías de Spearman (Rho de Spearman) que mide el grado de asociación entre variables y determina la dependencia o independencia de dos variables aleatorias (Mondragón, 2014). De acuerdo con los resultados obtenidos, no se evidencian correlaciones significativas en promedio general entre la variable de maltrato y las habilidades cognitivas estudiadas, teniendo en cuenta que los coeficientes de correlación de Spearman son altos, indicando asociaciones débiles entre estas variables (tabla 2). Pese a esto, se encontró que la variable maltrato se correlaciona de manera positiva con la variable de construcción con palillos (Rho=0,427; p< 0.05;) Esto indica que los niños con esta condición pueden presentar mejor dominio en este tipo de habilidades construccionales.
Por otro lado, la variable maltrato se asocia negativamente con el subproceso de comprensión del lenguaje (Rho=-0,389; P<0,05;), lo cual sugiere que aquellos niños víctima de maltrato físico pueden tener mayores probabilidades de mostrar un desempeño inferior en tareas que requieran el análisis, reflexión del contenido y el uso del lenguaje. Asimismo, el subproceso fluidez gráfica se correlaciona de manera negativa (Rho=-0,385; P< 0,05;), lo cual puede asociarse con un menor rendimiento en tareas semánticas y no semánticas. Por último, se encuentra correlación significativa de manera negativa entre la habilidad de memoria en el subproceso de evocación de estímulos auditivos con la variable de maltrato (Rho=-0,427; P< 0,05;), lo que sugiere que los niños expuestos a condiciones de maltrato pueden presentar mayores dificultades en el procesamiento de estímulos visuales y su posterior recuperación.
Habilidades Cognitivas | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Niños víctimas de maltrato | Niños no maltratos | |||||||
Media | DT | Mínimo | Máximo | Media | DT | Mínimo | Máximo | |
Construcción de palillos | 101 | 15,14 | 70 | 130 | 87,36 | 17,97 | 57 | 130 |
Habilidades gráficas | 78,52 | 23,23 | 16 | 121 | 88,42 | 14,04 | 60 | 110 |
Memoria verbal-auditiva | 80,21 | 13,03 | 51 | 105 | 90,84 | 17,24 | 70 | 145 |
Memoria visual | 93,47 | 17,77 | 65 | 130 | 98,31 | 27,71 | 9 | 145 |
Percepción táctil | 98,52 | 20,61 | 37 | 120 | 97,36 | 11,71 | 6 | 105 |
Percepción visual | 95,94 | 10,89 | 75 | 120 | 95,57 | 12,53 | 75 | 125 |
Percepción auditiva | 87,36 | 19,17 | 60 | 115 | 95,57 | 15,32 | 70 | 120 |
Evocación de estímulos auditivos | 80,05 | 15,16 | 51 | 110 | 85,21 | 18,05 | 51 | 110 |
Evocación de estímulos visuales | 79,68 | 18,11 | 51 | 110 | 95,42 | 14,14 | 65 | 125 |
Repetición del lenguaje | 96,15 | 7,793 | 85 | 110 | 100,2 | 14,75 | 65 | 125 |
Expresión del lenguaje | 75,42 | 24 | 1 | 100 | 89,21 | 17,46 | 51 | 105 |
Comprensión del lenguaje | 85,26 | 15,97 | 60 | 110 | 97,78 | 9,945 | 75 | 110 |
Habilidades metalingüísticas | 87,78 | 18,74 | 70 | 130 | 96,10 | 15,01 | 70 | 120 |
Habilidades espaciales | 72,63 | 15,44 | 51 | 100 | 72,42 | 11,48 | 51 | 100 |
Atención visual | 89,63 | 20,52 | 51 | 130 | 100,5 | 20,05 | 51 | 135 |
Atención auditiva | 92,36 | 19,17 | 60 | 120 | 96,78 | 9,28 | 80 | 110 |
Habilidades conceptuales | 82,78 | 17,11 | 60 | 120 | 85,52 | 16,98 | 40 | 115 |
Fluidez gráfica | 80,05 | 14,12 | 60 | 135 | 90,15 | 18,11 | 65 | 125 |
Fluidez verbal | 90,05 | 18,62 | 51 | 120 | 90,15 | 13,55 | 70 | 120 |
Dominios | Subdominios | Rho Spearman | Niños víctimas de maltrato |
---|---|---|---|
Habilidades construccionales | Construcción de palillos | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | ,398*,013 |
Habilidades gráficas | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,245,139 | |
Memoria (codificación) | Memoria verbal-auditiva | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,305,063 |
Memoria visual | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,196,239 | |
Memoria (diferida) | Evocación de estímulos auditivos | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,123,462 |
Evocación de estímulos visuales | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,427**,008 | |
Habilidades perceptuales | Percepción táctil | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | ,126,451 |
Percepción visual | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | ,061,717 | |
Percepción auditiva | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,239,148 | |
Lenguaje | Repetición | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,208,209 |
Expresión | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,221,121 | |
Comprensión | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,389*,016 | |
Habilidades Metalingüísticas | Habilidades Metalingüísticas | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,298,070 |
Habilidades espaciales | Habilidades espaciales | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,029,862 |
Atención | Atención visual | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,123,462 |
Atención auditiva | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,054,747 | |
Habilidades conceptuales | Habilidades conceptuales | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,160,338 |
Funciones ejecutivas | Fluidez gráfica | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,014,931 |
Fluidez verbal | Coeficiente de correlación Sig. (bilateral) | -,385*,017 |
Discusión
El objetivo de este estudio fue comparar las habilidades cognitivas entre un grupo de niños y niñas víctima de maltrato físico, y otro grupo de niños no maltratados. Los resultados obtenidos no muestran diferencias significativas entre los dos grupos. En la calificación cualitativa de la batería neuropsicológica ENI, ambos grupos se encuentran dentro del promedio general en cada una de las habilidades evaluadas. Estos resultados confirman los hallazgos de Urrego et al.. (2012), quienes muestran que tanto los niños víctima de maltrato como los no maltratados pueden alcanzar un desarrollo apropiado de las funciones cognitivas y que, aunque se pueden encontrar diferencias en las respuestas ante tareas cognitivas, estas diferencias no son significativas.
Si nos detenemos en esas diferencias, encontramos que los niños no maltratados de la muestra presentan un rendimiento levemente superior en las habilidades cognitivas estudiadas, en comparación con los niños que han sido maltratados. Resultados similares fueron reportados por Deambrosio et al.. (2018) en relación con un mejor rendimiento en tareas relacionadas con la capacidad intelectual y la memoria en niños sin maltrato. Patarroyo (2014) muestra hallazgos en el mismo sentido, pues, al comparar el rendimiento global de niños de un grupo víctima de maltrato con un grupo de niños no maltratados, encuentra que el primero alcanza un desempeño cognitivo y académico menor, tiempos de respuestas más largos, mayor porcentaje de errores y menor comprensión de las tareas por realizar que el segundo grupo.
En habilidades de lenguaje y comprensión, los menores que han sufrido maltrato se muestran por debajo de la media en relación con el grupo de niños no maltratados, lo cual sugiere que estos menores presentan dificultades al momento de realizar análisis de contenidos y en el manejo del lenguaje, tal como señalan Moreno y García (2009) sobre las dificultades que niños víctima de maltrato presentan en el dominio lingüístico, especialmente en pragmática y morfología, además de la falta de recursos comunicativos para una interacción social funcional.
Es importante resaltar correlaciones significativas encontradas en algunos de los procesos evaluados, como es el caso de las habilidades construccionales, más específicamente en construcción con palillos, en las cuales los niños víctimas de maltrato obtuvieron puntuaciones superiores a la de los niños no maltratados. Este resultado es presentado también por Urrego et al.. (2012), quienes reportan frente a esta habilidad una marcada diferencia entre el rendimiento del grupo de menores víctima de maltrato en comparación con el grupo de niños sin maltrato.
El análisis correlacional muestra además que las habilidades construccionales se relacionan de forma significativa con la variable de maltrato físico, sugiriendo que los niños con esta condición pueden llegar a presentar un mejor rendimiento en tareas que implican dominio viso espacial y viso motor. Este aspecto es relevante y bien vale la pena confirmar este mismo resultado mediante otras pruebas con tareas cognitivas que involucren estos dominios. Del mismo modo, la variable maltrato se asocia con dificultades en el procesamiento de estímulos visuales y su posterior recuperación, tal como lo muestran Cabrera y Astaiza (2016).
Se encuentran además relaciones significativas en tareas de comprensión del lenguaje y la variable maltrato, lo cual indica que los niños con maltrato pueden tener mayores probabilidades de alcanzar un desempeño inferior en tareas que requieran el análisis, la reflexión del contenido y el uso del lenguaje. Ramírez y Vallejo (2016) reportan hallazgos similares en niños que son víctimas de maltrato, quienes a nivel del lenguaje presentan retrasos en el habla, regresión del lenguaje receptivo y expresivo, dificultades en la comunicación y pocos recursos comunicativos como la fluidez verbal. Sin embargo, frente a este resultado hay que considerar el papel del contexto en relación con los usos del lenguaje en el medio familiar de los niños que puede influir en este resultado.
En general, la bibliografía revisada sobre el tema reporta en niños expuestos al maltrato un perfil cognitivo caracterizado por alteraciones en las áreas de memoria, sistema atencional, lenguaje, capacidad viso-espacial, regulación emocional, dificultades en la cognición social, el desarrollo intelectual y en las funciones ejecutivas, lo que se asocia con una creciente dificultad para el aprendizaje y para el desenvolvimiento normal de su capacidad de percepción y conceptualización (Amores y Mateos, 2017; Molina, 2015; Pacco, 2015). Sin embargo, en esta investigación este perfil no se cumple.
A partir de los hallazgos que se derivan de esta investigación, no se pudo establecer relación directa entre el maltrato físico y las habilidades cognitivas exploradas en los niños. La sola presencia de maltrato no determina una afectación en su funcionamiento cognitivo. Los efectos del maltrato no se presentan en los niños de la misma manera: es necesario considerar la participación interrelacionada de múltiples factores tales como las características del niño y su capacidad resiliente, el papel de los profesores, los amigos, los compañeros, la familia extensa como figuras de apoyo y demás condiciones fuera del hogar, que pueden influir en este tipo de resultados (Amores y Mateos, 2017; Greve, 2014). El desarrollo de ciertas habilidades sociales (comunicación, relación interpersonal, afrontamiento ante el estrés, etc.) puede hacer resilientes a los niños ante experiencias de abuso o maltrato (Loredo-Abdalá et al.., 2020).
Los resultados que ofrece esta investigación dan lugar a nuevas preguntas sobre las relaciones entre maltrato físico y habilidades cognitivas. Para esto se requiere, de una parte, ampliar el espectro de procesos cognitivos explorados hacia la cognición social como un componente que da cuenta de la comprensión de intenciones, deseos y emociones en los otros (que está en la base de los comportamientos sociales), al igual que procesos metacognitivos y de autorregulación ligados a actividades cognitivas como la lectura, la escritura y la solución de problemas. Esto permitiría lograr una aproximación mucho más completa al funcionamiento cognitivo de niños que han sufrido maltrato físico.
Es necesario avanzar además en la formulación de nuevas hipótesis que exploren el papel de variables contextuales como aspectos sociodemográficos de las familias, prácticas culturales, de socialización y de crianza en el desempeño en tareas cognitivas de niños que han sufrido maltrato. La normalización del maltrato físico identificada en diversos países a través de ciertas prácticas de crianza que incorporan el castigo físico como medio para corregir o controlar las conductas inadecuadas o impropias de un niño (Lansford et al., 2010; Mieles et al.., 2012; Zolotor et al.., 2008), llevan a considerar que la línea que separa estos dos fenómenos se desdibuja, pues una disciplina estricta basada en el castigo corporal puede escalar a la violencia física. Este hecho hace pensar que muchos niños pueden sufrir maltrato físico de manera ocasional en su contexto familiar, sin que lleguen a ser identificados como víctimas de maltrato, lo cual podría explicar la escasa diferencia encontrada en este estudio en las habilidades cognitivas de los dos grupos evaluados. Esta es una nueva hipótesis que bien puede ser explorada en futuras investigaciones, junto con el papel de procesos resilientes en los niños como factor protector en estos casos.
Conclusiones
Con el desarrollo de esta investigación se quiso dar cuenta de la existencia de posibles diferencias en las habilidades cognitivas de niños que han sufrido situaciones de maltrato, en comparación con menores que no han pasado por este tipo de estrés. El análisis de los datos muestra que las diferencias entre los dos grupos poblacionales estudiados no son estadísticamente significativas. De los resultados encontrados se puede concluir lo siguiente:
1. Las diferencias encontradas en el funcionamiento cognitivo de niños maltratados y no maltratados se manifiestan en el dominio del lenguaje, específicamente en relación con su capacidad para el análisis y reflexión del contenido y el uso del lenguaje, lo cual puede estar afectado en buena parte por factores del contexto que determinan la calidad de las experiencias y las situaciones comunicativas y lingüísticas en las que participan los niños, las cuales pueden favorecer o, en su defecto, inhibir el desarrollo de estas habilidades. Es necesario trabajar con muestras más amplias y con pruebas complementarias que permitan probar que existen estas diferencias.
2. Los resultados de este estudio no permiten establecer una relación directa entre maltrato físico y funcionamiento cognitivo en niños. Sin embargo, el panorama que muestra la bibliografía consultada sobre las consecuencias del maltrato en el desarrollo psicológico de los niños hace necesario adelantar nuevas investigaciones en las que se consideren aspectos como la edad en la que ocurre el maltrato infantil, su duración, el tipo de maltrato y la cronicidad del mismo. Se requiere además realizar estudios longitudinales que permitan identificar las consecuencias del maltrato infantil a través del tiempo.
3. Una limitación de este estudio radica en el hecho de haber trabajado con una muestra pequeña y homogénea, conformada por niños pertenecientes a la misma escuela y al mismo estrato socioeconómico. Por tanto, los resultados no son generalizables, al estar vinculados a las condiciones particulares de la muestra. Es necesario adelantar nuevas investigaciones con muestras más amplias y variadas que permitan derivar conclusiones más generalizables.
Por último, frente al fenómeno del maltrato infantil se precisa, sin duda, avanzar en explicaciones más comprensivas sobre sus consecuencias en el desarrollo de los niños, lo cual permitirá fundamentar intervenciones psicoeducativas que involucren a maestros, padres, tutores y/o cuidadores, centradas en la prevención del maltrato infantil a partir de actividades para optimizar el desarrollo de los niños desde el contexto familiar y escolar. Prevenir el maltrato infantil puede ser una de las acciones fundamentales que se requieren para hacer efectiva una verdadera educación para la paz en nuestro país, a partir de la promoción de una cultura de la no violencia, especialmente hacia los niños.
Agradecimientos
Esta investigación fue financiada por la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad del Magdalena mediante la convocatoria para apoyar el desarrollo de trabajos de grado en programas de pregrado, 2017-II. Agradecemos al Vicerrector y a todo el equipo de la oficina de Gestión del Conocimiento por el apoyo ofrecido. De igual manera, queremos agradecer a la Institución Educativa que aceptó participar en el estudio, a sus directivas, su equipo de Psico-orientación, a los padres de familia, y en especial a los niños participantes.
Declaración de conflicto de intereses
Los autores manifestamos que durante la ejecución del trabajo o la redacción del artículo no han incidido intereses personales o ajenos a nuestra voluntad, incluyendo malas conductas y valores distintos a los que usual y éticamente tiene la investigación.
Citas
Amores, A. y Mateos, R. (2017). Revisión de la neuropsicología del maltrato infantil: la neurobiología y el perfil neuropsicológico de las víctimas de abusos en la infancia. Psicología educativa, 23, 81-88.
Alarcón, L., Araujo, A., Godoy, A. y Vera, M. (2010). Maltrato infantil y sus consecuencias a largo plazo. MedUNAB, 13, 103-115.
Bick, J. (2015). Experiencias negativas tempranas: ¿qué hemos aprendido con las últimas investigaciones sobre el cerebro? Espacio para la infancia, 43, 10-13.
Cabrera, E. y Astaiza, G. (2016). Secuelas del maltrato infantil. Revista PsicologiaCientifica.com, 10(11). http://www.psicologiacientifica.com/secuelas-del-maltra to-infantil
Camacho-Sandoval, J. (2008). Asociación entre variables: correlación no paramétrica. Acta Médica Costarricense, 50(3), 144-146.
Campos, M., Pérez, Y., Silveria, S. y Toledano, Y. (2010). Maltrato infantil intrafamiliar en niños de la Escuela Primaria Salvador Pascual Salcedo. MEDISAN, 14(2), 192-199.
Carvajal, B. y Granada, V. (2017). Diferencias entre la evaluación psicológica infantil y la evaluación psicológica en niños maltratados. Psyconex, 9(15). https://revistas.udea.edu.co/index.php/Psyconex/article/view/330993
Castañeda, S. (2004). Educación, Aprendizaje y Cognición. En: S. Castañeda (Comp.). Educación, Aprendizaje y Cognición. Teoría en la práctica (pp. 49-74). El Manual Moderno.
Colón, A., Cohen, S., Martínez, C., Peña, C. y Ochoa, M. (2017). Caracterización del proceso cognitivo de atención visual y auditiva y su relación con el rendimiento académico en estudiantes de secundaria de la institución educativa “La Unión” de Sincelejo. [tesis de maestría, Universidad de Sucre]. Repositorio Universidad de Sucre. https://repositorio.unisucre.edu.co/bitstream/001/638/1/T370.152%20C%20719.pdf
Deambrosio, M., Gutiérrez de Vázquez, M., Arán-Filippetti, V. y Román, F. (2018). Efectos del Maltrato en la Neurocognición. Un Estudio en Niños Maltratados Institucionalizados y no Institucionalizados. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 16(1), 239-253. http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.16114
Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE]. (2019, 7 de junio). Estratificación socioeconómica para servicios públicos domiciliarios. http://www.dane.gov.co/files/geoestadistica/Estratificacion_en_SPD.pdf
Duque, L. y Manrique, G. (2008). Rendimiento académico de niños (as) maltratados del grado tercero del Colegio Luis González de la Ciudad de Pereira [tesis de pregrado, Universidad Tecnológica de Pereira]. https://core.ac.uk/download/pdf/71395399.pdf
Erazo, O. (2018). Programa de hábitos escolares para mejorar el bajo rendimiento académico en estudiantes de bachillerato de un colegio público de Popayán-Colombia. Revista Encuentros, 16(02), 117-133. http://dx.doi.org/10.15665/encuent.v16i02.923
Fares, N. (2016). Rehabilitación neuropsicológica en el maltrato infantil [tesis de pregrado, Universidad Complutense de Madrid]. Repositorio de la UCM. https://eprints.ucm.es/37626/
Flavell, J. H. (2019). El desarrollo cognitivo. Machado Libros.
Gálvez, M. (2019). Maltrato infantil: una revisión teórica y evolutiva del concepto [tesis de pregrado, Universidad Señor de Sipán]. Repositorio de la USS. https://repositorio.uss.edu.pe/handle/20.500.12802/5728
García, M. (2006). Consecuencias del maltrato físico infantil sobre los problemas de conducta: mediadores y moderadores. Intelligo, 1(1), 49-61.
Greve, C. (2014). Patrones de interacción en familias que maltratan físicamente a los niños y niñas en el contexto de la crianza parental [tesis doctoral, Universidad de Chile]. Repositorio académico de la Universidad de Chile. http://repositorio.uchile.cl/handle/2250/145064
Godoy, R., Correa, D., Gil, C., Gana, C. y Mesa, T. (2018). Intervenciones de niños, niñas y adolescentes con vulneración de derechos: Evaluación de funciones ejecutivas y habilidades parentales. Revista chilena de psiquiatría y neurología de la infancia, 29(2), 18-29.
Gómez, M., Danglot, C. y Vega, L. (2003). Sinopsis de pruebas estadísticas no paramétricas. Cuándo usarlas. Revista Mexicana de Pediatría, 70(2), 91-99.
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar [ICBF]. (2017, 11 de octubre). Preocupación del ICBF frente a las cifras de maltrato en niños y adolescentes en el país. [Comunicado de prensa]. https://www.icbf.gov.co/preocupacion-del-icbf-frente-las-cifras-de-maltrato-ninas-y-adolescentes-en-el-pais
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar [ICBF]. (2018, 23 de julio). ICBF declaró la alerta roja por violencia contra la niñez. [Comunicado de prensa]. https://www.icbf.gov.co/sites/default/files/com_23072018_nal_icbf_declara_alerta-roja_por_violencia_ninez.pdf
Lansford, J. E, Alampay, L., Al-Hassan, S., Bacchini, D., Bombi, A., Bornstein, M., Chang, L., Deater-Deckard, K., Di Giunta, L., Dodge, K. A, Oburu, P., Pastorelli, C., Runyan, D., Skinner, A. T., Sorbring, E., Tapanya, S., Uribe, L., & Zelli, A. (2010). Corporal Punishment of Children in Nine Countries as a Function of Child Gender and Parent Gender. International Journal of Pediatrics, https://doi.org/10.1155/2010/672780
Lee, V., & Hoaken, P. N. (2007). Cognition, emotion, and neurobiological development: Mediating the relation between maltreatment and aggression. Child Maltreatment, 12(3), 281-298.
Loredo-Abdalá, A., Casas-Muñoz, A., Cerezo-Cantú, V., Carballido-Moreno, O. G. y Ordoñez-Franco, N. A. (2020). Maltrato infantil: la neurobiología, estrategia de estudio para el siglo XXI. Acta Pediátrica de México, 41(4), 165-177. http://dx.doi.org/10.18233/APM-41No4pp165-1771883
Lozano, A. y Ostrosky, F. (2011). Desarrollo de las funciones ejecutivas y de la corteza prefrontal. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 11(1), 159-172.
Lucero, E. (2012). Causas y efectos del maltrato infantil en la provincia de Cotopaxi, Cantón Pujilí, Comunidad Collantes Chucutisí, Escuela Dr. Mario Mogollón Velasco [tesis de pregrado, Universidad Técnica de Cotopaxi]. Repositorio Digital Universidad Técnica de Cotopaxi. http://repositorio.utc.edu.ec/handle/27000/200
Machado, D. y Sepúlveda, L. (2016). Impacto psicosocial del maltrato infantil en Colombia [tesis de pregrado, Universidad Cooperativa de Colombia]. Repositorio Institucional UCC. http://hdl.handle.net/20.500.12494/308
Matute, E., Rosselli, M., Ardila, A. y Ostrosky-Solís, F. (2007). Evaluación neuropsicológica infantil. Manual Moderno.
Matute, E., Inozemtseva, O., Gonzalez, A. y Chamorro, Y. (2014). La Evaluación Neuropsicológica Infantil (ENI): Historia y fundamentos teóricos de su validación. Un acercamiento práctico a su uso y valor diagnóstico. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 14(1), 68-95.
Martínez, R., Tuya, L., Martínez, M., Pérez, A. y Cánovas, M. (2009). El coeficiente de correlación de los rangos de Spearman caracterización. Revista Habanera de Ciencias Médicas, 8(2).
Mesa-Gresa, P. y Moya-Albiol, L. (2011). Neurobiología del maltrato infantil: el “ciclo de la violencia”. Revista de neurología, 52(8), 489-503.
Mieles, M. D., Gaitán, M. V. y Cepeda, R. (2012). Las instituciones educativas y la comunidad frente al maltrato infantil: una experiencia de investigación acción participativa. Educação e Pesquisa, 38(1), 79-96.
Molina, R. (2015). Maltrato infantil: Consecuencias neurofisiológicas y neuropsicológicas [tesis de pregrado, Universidad de Jaén]. TAUJA: Repositorio de Trabajos Académicos de la Universidad de Jaén. https://hdl.handle.net/10953.1/1949
Mondragón, M. (2014). Uso de la correlación de Spearman en un estudio de intervención en fisioterapia. Movimiento científico, 8(1), 98-104.
Muñoz, J. (2014). Tipos de Maltrato y estudio de sus efectos. Enfoques, 1(1), 106-107.
Moreno, J. y García, M. (2009). Adaptación personal y desarrollo lingüístico en niños víctimas de maltrato. Boletín de Psicología, (96), 17-34.
Observatorio Metropolitano de Bucaramanga (2016). Violencia intrafamiliar. http://www.observatoriometropolitano.com.co/indicadores.aspx?idIndicador=372&CatComponente=Ssu
Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2014). Informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia. https://apps.who.int/iris/bitstream/10665/145089/1/WHO_NMH_NVI_14.2_spa.pdf?ua=1
Organización Mundial de la Salud [OMS]. (2016). Maltrato de menores. http://www.who.int/topics/child_abuse/es
Pacco, A. (2015). El maltrato infantil y su influencia en los procesos de aprendizaje de los niños y niñas de cinco años de edad en la institución educativa huamampata del nivel inicial del distrito de Mollepata-Anta-Cusco-2015 [tesis de maestría, Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa]. Repositorio Institucional UNSA. http://repositorio.unsa.edu.pe/handle/UNSA/2114
Patarroyo, L. (2014). Perfil neuropsicológico y de inteligencia emocional en niños y niñas que han experimentado maltrato infantil o violencia intrafamiliar [tesis de maestría, Universidad Internacional de la Rioja]. Re-UNIR Repositorio Digital. https://reunir.unir.net/handle/123456789/2399
Quijano, M., Aponte, M., Suarez, D. y Cuervo, M. (2013). Caracterización neuropsicológica en niños con diagnóstico de trastorno específico de aprendizaje en Cali, Colombia. Psicología desde el Caribe, 30(1), 67-90.
Ramírez, C. (2006). El impacto del maltrato en los niños y las niñas en Colombia. Revista Infancia, Adolescencia y Familia, 1(2), 287-301.
Ramírez, P. y Vallejo, L. (2016). Maltrato infantil: afectaciones al desarrollo. Un estado del arte 2004-2015 [tesis de pregrado, Pontificia Universidad Javeriana]. Repositorio Institucional - Pontificia Universidad Javeriana. http://hdl.handle.net/10554/21341
Ramírez, C. y Cedeño, A. (2018). El maltrato infantil en el entorno familiar y sus implicaciones en el rendimiento académico. Estudio desde Ecuador. Revista Conrado, 14(63), 184-190. http://conrado.ucf.edu.cu/index.php/conrado
Ramos Loyo, J., Michel Taracena, A., Sánchez Loyo, L. M., Matute, E. y Gonzáles Garrido, A. A. (2011). Relación entre el Funcionamiento Ejecutivo en Pruebas Neuropsicológicas y en el Contexto Social en Niños con TDAH. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 11(1), 1-16.
Restrepo, L. y González, J. (2007). From Pearson to Spearman. Revista Colombiana de Ciencias Pecuarias, 20(2), 183-192.
Rodríguez, N. (2016). Funciones ejecutivas en estudiantes con alto y bajo nivel de desempeño académico [tesis de maestría, Universidad Internacional de la Rioja]. Re-UNIR Repositorio Digital. https://reunir.unir.net/handle/123456789/4585
Rojas, K. (2018). El maltrato físico infantil y su influencia en la conducta dentro del aula de los niños de 6to año de educación básica de la escuela fiscal unidad nacional de la ciudad de Ambato [tesis de pregrado, Universidad Técnica de Ambato]. Repositorio Universidad Técnica de Ambato. http://repositorio.uta.edu.ec/jspui/handle/12 3456789/27497
Rosselli-Cock, M., Matute-Villaseñor, E., Ardila-Ardila, A., Botero-Gómez, V. E., Tangarife-Salazar, G. A., Echeverría-Pulido, S. E., Arbelaez-Giraldo, C., Mejía-Quintero, M., Méndez, L. C., Villa-Hurtado, P. C. y Ocampo-Agudelo, P. (2004). Evaluación Neuropsicológica Infantil (ENI): una batería para la evaluación de niños entre 5 y 16 años de edad. Estudio normativo colombiano. Revista de Neurología, 38(8), 720-731.
Santamaría, C. y Tapia, P. (2018). Violencia contra los niños y adolescentes ejercida por cuidadores. Informes Psicológicos, 18(1), 13-34. http://dx.doi.org/10.18566 infpsic.v18n1a01
Sarmiento, V. (2018). Desarrollo socio-emocional en niños, niñas y adolescentes institucionalizados con Trastorno Traumático durante el Desarrollo. Comparación con un grupo control [tesis de maestría, Universidad Nacional de Colombia] Repositorio Institucional UNAL. https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/69055
United Nations International Children's Emergency Fund [UNICEF]. (2013). Guía clínica: Detención y primera respuesta a niños y niñas y adolescentes víctimas de maltrato por parte de familiares o cuidadores. https://www.unicef.org/chile/media/1336/file/victimas_de_maltrato_por_parte_de_familiares_o_cuidadores.pdf
United Nations International Children's Emergency Fund [UNICEF]. (2017). Una Situación Habitual: Violencia en las vidas de los niños y los adolescentes. https://www.unicef.es/sites/unicef.es/files/comunicacion/Una_situacion_habitual_Violencia_en_las_vidas_de_los_ninos_y_los_adolescentes.pdf
Urrego, Y., Alfonso, I., Boada, J. y Otálvaro, D. (2012). Relación entre maltrato físico y emocional y funciones cognoscitivas en niños de 6 a 10 años. Cultura, Educación y Sociedad, 3(1), 57-72. https://revistascientificas.cuc.edu.co/culturaeducacionysociedad/article/view/956
Vaca, P. V. y Rodríguez, M. C. (2018). Responsabilidad social de la Psicología frente a la violencia. Trans-pasando Fronteras, (11), 216-237. https://doi.org/10.18046/retf.i11.2745
Zolotor, A., Theodore, A., Chang, J., Berkoff, M., & Runyan, D. (2008). Speak softly-and forget the stick. Corporal punishment and child physical abuse. American Journal of Preventive Medicine, 35(4), 364-369.