LA ESENCIA DE LA FORMACIÓN DE FORMADORES EN EL CONTEXTO DE LA EDUCACIÓN A DISTANCIA
THE ESSENCE OF TRAINING TRAINERS IN THE CONTEXT OF DISTANCE EDUCATION
Para citar este artículo: Molina, H. Y. & Moreno, C. C. (2016). La esencia de la formación de formadores en el contexto de la educación a distancia. Praxis. Vol. 12, 111 - 117
RESUMEN
La formación de formadores en el contexto de la educación a distancia se convierte en un reto para los docentes del programa de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Matemáticas, Humanidades y Lengua Castellana, invitándolos a estructurar ambientes de aprendizaje conducentes a fortalecer la aprehensión de competencias conceptuales, pedagógicas, tecnológicas, labores y sociales que aseguren la movilización del saber en situaciones y escenarios concretos y diversos.
El objetivo del artículo se centra en destacar la importancia de la formación de formadores en el contexto de la educación a distancia caracterizando así, por un lado, al formador como persona que perfecciona y contempla su praxis desde una realidad circundante que apremia la formación en valores éticos, humanos, políticos, económicos, sociales y cultuales inmersos en el rol del docente en el siglo XXI, y por otro lado, a los docentes en formación como seres críticos, proponentes y constructores de paz para pensarse como maestros para toda la vida.
En virtud a ello, se presenta una reflexión entre la formación de formadores y el desarrollo profesional ante los desafíos a los que se enfrenta el docente en formación con relación a sus prácticas pedagógicas sustentadas desde la enseñanza y afirmadas en el aula a través del proceso pedagógico, bajo la puesta en escena de competencias y desempeños a partir de procesos que generan autonomía para enfrentarse al complejo mundo en el que se vive.
Palabras clave: Formación de formadores, educación a distancia, estudiante, prácticas pedagógicas.
ABSTRACT
The training of trainers in the context of distance education becomes a challenge for teacher’s degree program in Basic Education with emphasis in Mathematics, Humanities and Spanish language, inviting them to structure learning environments conducive to strengthening the apprehension of powers conceptual, educational, technological, and social work to ensure the mobilization of knowledge in concrete situations and different scenarios.
The objective of the article focuses on the importance of the training of trainers in the context of distance education so characterized, on the one hand, the trainer as a person who refines and contemplates his practice from a surrounding reality that impels the formation of values ethical, human, political, economic, social and immersed cultic in the role of teachers in the twenty-first century, and on the other hand, teachers in training as critical beings, advocates and peacemakers to think as teachers for life.
Under this, a reflection between teacher training and professional development to the challenges that teachers face in training regarding their teaching practices supported from teaching and affirmed in the classroom through the teaching process is presented under the staging of competitions and performances from processes that generate autonomy to face the complex world in which we live.
KEYWORDS: Training of trainers, distance education, student, teaching practices.
INTRODUCCIÓN
La responsabilidad social de la universidad obedece a la relación con el entorno, y a la interacción con el mismo, razón por la cual, a puertas del siglo XXI se constituye la triada universidad, empresa y Estado. El rol de las instituciones de educación superior, es formar profesionales líderes, competentes, críticos e innovadores capaces de dar solución a los problemas generados por la evolución de la ciencia, la tecnología y la educación atendiendo a las demandas y expectativas de la sociedad y de los jóvenes en formación (Malagón, 2005).
El papel de la universidad en la formación de licenciados demanda calidad en el conocimiento de acuerdo con el uso del mismo en la transformación, reconstrucción y estructuración de nuevas realidades sociales desde una visión epistemológica e investigativa tanto de los educandos como de los educadores.
Las tendencias educativas presentan un nuevo horizonte de concebir, vivir, construir y pensar la escuela bajo principios de equidad y calidad en los procesos de formación integral de los estudiantes, llevándolos a contemplarse como sujetos agenciadores del conocimiento desde las políticas públicas educativas que le permitan crear e innovar espacios pedagógicos dando respuesta a los desafíos de la época (Lobato & Madinabeitia, 2011).
Una de las ventajas de la globalización en la educación ha sido la incursión de diferentes modalidades para ofertar el conocimiento a la población, siendo una de ellas la educación a distancia que a través de las tecnologías de la información y la comunicación posibilita el acceso a la educación superior a aquellas personas que se encuentran en distintos escenarios geográficos, favoreciendo de esta manera la mediación pedagógica y enriqueciendo la experiencia del aprendizaje (Moreno, Molina, & Chacón, 2014).
De acuerdo con Soto & Morúa (2012), las mediaciones pedagógicas usadas en esta modalidad de educación, dinamizan la interactividad y la interacción con pares, docentes y comunidad, a través de un currículo flexible que atiende a las necesidades, intereses, motivaciones, tiempo y estilos de aprendizaje de los estudiantes que buscan profesionalizarse, considerando también, la implicación y la implicancia de los valores de autoaprendizaje.
Dentro de las características de la educación a distancia se destaca el aprendizaje autónomo del estudiante en un ambiente de trabajo colaborativo y cooperativo, a través de pequeños grupos de trabajo llamados Círculos de Interacción y Participación Académica CIPAS, en los cuales el estudiante junto con el docente desarrolla actividades académicas encaminadas a fortalecer y enriquecer los procesos de desarrollo del conocimiento, de tal manera que, el estudiante ponga en juego habilidades intelectuales, actitudinales y psicomotoras que le permitan apropiarse de aprendizajes significativos para luego aplicarlos en situaciones reales de su entorno (Arboleda & Rama, 2013).
La práctica pedagógica en la formación de formadores
La praxis pedagógica vista como el cuerpo sistemático de pensamientos, acciones y relaciones que dan significado y sentido a la vida del aula escolar, se va configurando en eje central para la enseñabilidad del ser desde una perspectiva crítica, proveyéndolo de herramientas que le permitan asumir su papel como sujeto de la historia (Freire, 2009).
Para Díaz (2001) en las prácticas pedagógicas el maestro es un comunicador, un sujeto autónomo y unificado, que reflexiona sobre sí mismo, se repiensa, y analiza el lugar que ocupa en el espacio pedagógico y curricular, en el espacio del saber y en el espacio intelectual y discursivo, ejes que orientan la formación del profesorado. Definiendo de esta manera, la naturaleza de su práctica a nivel social, cultural y política, a través del constante cuestionamiento sobre lo que debe ser la enseñanza y sus finalidades desde la realidad que ofrece el sistema económico. Al respecto, Freire (2009), manifiesta que: “Todo educando, todo educador, se descubre cómo ser curioso, como buscador, indagador inconcluso capaz sin embargo de captar y transmitir el sentido de la realidad” (p.32).
Desde este punto de vista, se entiende que la tarea del docente se enmarca en ambientes que requieren de múltiples competencias en lo personal, profesional e investigativo para desempeñar la misión de formar las futuras generaciones como sujetos críticos y conscientes de su historia.
Es así como, se vislumbra al docente como sujeto político, agenciador del conocimiento, gestor de la construcción de escenarios sociales mediados por el intercambio de saberes, con la tarea de formar los futuros formadores de los niños, niñas y jóvenes del país, cristalizando de esta manera una buena práctica pedagógica y por ende un aprendizaje significativo (León, 2013).
Al respecto Castaño & Fonseca (2008), manifiestan que:
La didáctica subyace de un proceso reflexivo a partir de la práctica pedagógica, dejando de ser un proceso instrumental centrado en el método para configurarse como un campo, en el que el maestro produce saber pedagógico y didáctico, en relación con las interacciones que se establecen entre los saberes de orden cotidiano y disciplinar, que permiten la construcción de un conocimiento escolar. Así, el maestro se ocupa de pensar en aspectos como: ¿Qué sociedad construyo desde mi práctica? ¿Qué tipo de escuela configuro? ¿Qué sujeto se forma? ¿Cómo me transformo desde y en la práctica? ¿Qué relación existe entre la manera de racionalidad de la disciplina de que me ocupo y la forma como ésta se desenvuelve en el aula de clase? (p.85, 87)
En este sentido, la práctica pedagógica en la formación de formadores permite al docente cuestionarse constantemente sobre lo que sucede en torno a su quehacer para poner de manifiesto esfuerzos que redunden en la formación de los sujetos, es decir, que su labor no se reduce a impartir un conocimiento científico, sino que implica ser parte de un colectivo que busca seres pensantes y críticos que den cuenta de la aprehensión del conocimiento enseñado. Por ende, su papel se ve redimensionado, pasando de la persona que enseña, a aquella que propicia y conduce a situaciones de aprendizaje enriquecedoras con sentido y aplicabilidad en un contexto real.
En ese proceso educacional de orientación para la aprehensión de competencias y habilidades de un saber específico, resulta relevante la asociación del modelo pedagógico con el momento histórico de la época para responder acertadamente a los intereses profesionales de los estudiantes, a las expectativas del sector productivo y a las demandas del mercado laboral (Ocaña, 2011).
La formación de formadores en el programa de Licenciatura en Educación Básica
La Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Matemáticas, Humanidades y Lengua Castellana de la Facultad de Estudios a Distancia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC, es un programa enfocado a la formación de formadores, bajo la metodología de aprendizaje autónomo y a través del uso de las herramientas tecnológicas genera espacios de formación integral para la comunidad educativa de las diferentes zonas geográficas del país de difícil acceso.
La población estudiantil de la Licenciatura se vincula a través del portafolio de servicios ofertado tanto en la sede central, como en los diferentes Centros Regionales de Educación a Distancia CREAD, ofreciendo formación en áreas de profundización de acuerdo con sus énfasis en Matemáticas, Humanidades y Lengua Castellana, como también en las áreas generales, interdisciplinares y disciplinares atendiendo a la estructura interna de la Universidad.
La Licenciatura responde a las necesidades del sector geográfico, por medio de su Proyecto Académico Educativo PAE, propiciando vínculos con instituciones educativas de educación básica y media y de educación superior para construir diálogos e interrelaciones en los distintos campos del saber desde una formación pertinente y oportuna (Pineda, 2014).
La formación de los estudiantes de la Licenciatura en Educación Básica de la UPTC se visibiliza mediante el modelo pedagógico integrador, en donde el educando está inmerso en el proceso de globalización atendiendo a las realidades económicas, socioculturales, políticas y educativas, siendo el centro del modelo pedagógico y caracterizándose como un ser autónomo en la gestión del conocimiento a partir del diálogo de saberes, de los medios y mediaciones y del acompañamiento permanente del docente-tutor (Moreno et al.,2014, p.38).
De esta manera, la formación docente en la Licenciatura se convierte en un proceso dinámico, integral y polifacético en el que desembocan diversos factores de carácter teórico, didáctico, metodológico y epistemológico que aportan a la profesionalización de la docencia, reconociendo “que el progreso de la educación depende en gran parte de la formación y de la competencia del profesorado, así como de las cualidades humanas, pedagógicas y profesionales de cada educador” (UNESCO, 1966, p.4).
El papel del formador de formadores en educación a distancia hace frente a la realidad historica actual, rompiendo paradigmas y esquemas de enseñanza tradicional a partir del diseño de ambientes y entornos de aprendizaje que hacen del estudiante una persona autónoma, responsable, capaz de organizar, planear, ejecutar y aplicar los conocimientos adquiridos en la solución de problemáticas propias de su entorno (Mateo, 2012).
El Licenciado en Educación Básica dispone de competencias cognitivas, procedimentales y praxiológicas para su desempeño profesional en las instituciones educativas, contribuyendo al mejoramiento de la personalización del aprendizaje en niños, jóvenes y adultos, así como,al perfeccionamiento de los procesos investigativos de acuerdo con su quehacer pedagógico.
El desarrollo de competencias en educación a distancia y específicamente en la Licenciatura, aporta al proceso de enseñanza y aprendizaje a partir de la articulación de los fundamentos teóricos con los contextos prácticos desde la consecución de capacidades, habilidades y destrezas reflejadas en la evaluación de desempeños por medio de las distintas técnicas, métodos y metodologías que evidencien la aprehensión del conocimiento.
La adquisición de competencias propias de la profesión docente demanda cambios sustanciales en el enfoque curricular, llevando al formador a cuestionarse acerca de los procesos que se generan en la interacción entre docente, estudiante, conocimiento y contexto; mediación reflejada en el desarrollo de los Proyectos Pedagógicos Investigativos (PPI) y los Proyectos Pedagógicos Integradores de Área (PPIA), asignaturas que articulan teoría, práctica e investigación por medio de saberes básicos de la pedagogía y su relación con la institución educativa y con los actores inmersos en el proceso.
La finalidad de las asignaturas en mención se centra en vincular al estudiante con la realidad a la cual se va a enfrentar una vez culmine su formación a través de la observación, cuestionamiento y formulación de propuestas que faciliten la gestión del conocimiento enlos diferentes ambientes de aprendizaje, desarrollando en los docentes en formación competencias tales como: Teórico-conceptual, permitiendo la apropiación de conceptos para abordar problemas contemporáneos de la educación y la pedagogía; didáctico-creativa, generando tanto en el docente como en el estudiante formas diversas de apropiar y movilizar el conocimiento y práctico-investigativa, encaminadas a diseño y aplicación de estrategias de apoyo a los procesos de enseñanza aprendizaje.
Competencias que son adquiridas gracias a la orientación, acompañamiento y asesoría del docente, buscando generar un mayor protagonismo en el estudiante y favorecer las oportunidades de aprendizaje mediante la presentación de contenidos pertinentes relacionados con los contextos locales, regionales y nacionales.
La evolución de la profesionalización en la Licenciatura se visibiliza a través de la práctica pedagógica investigativa de profundización que los estudiantes de último semestre realizan en diferentes instituciones educativas del sector público y privado, en donde demuestran capacidades y competencias aprehendidas en los campos de la educabilidad, aprendibilidad y enseñabilidad recreando experiencias significativas que van configurando la praxis pedagógica (Vasco, 1996).
De esta manera, las experiencias vividas por el docente practicante reafirman la relación pedagógica y la resignificación de la enseñanza con sus estudiantes y las distintas situaciones problémicas de la comunidad educativa, despejando interrogantes y enfrentando incertidumbres en la exploración de su quehacer, dimensionándolo como un conjunto de competencias afectivas, cognitivas y sociales que le permiten innovar en su ámbito de desempeño en los diferentes niveles educativos.
Asimismo, la práctica pedagógica le permite al docente en formación comprender el panorama de diversidad al cual se ve enfrentado y proponer acciones que den respuesta a las necesidades propias del contexto y su cultura, a partir del planteamiento y puesta en marcha de proyectos investigativos y comunitarios que vinculen activamente a la comunidad educativa bajo el horizonte de las políticas públicas establecidas.
La formación de formadores demanda personas éticas, responsables y comprometidas con la educación, que se atrevan a salir de la zona de confort e incursionen en una cultura reflexiva y activa que potencie la transformación de los ambientes de aprendizaje en cada una de las dimensiones de formación del ser humano (Mejía, 2006).
CONCLUSIONES
Las instituciones de educación superior comprometidas con el desarrollo educativo del país, deben dimensionar el perfil de los licenciados como líderes promotores de la investigación en la escuela y como gestores de políticas públicas educativas vivenciadas coherentemente entre el ser, el saber y el saber hacer, atendiendo a los principios de calidad y equidad propuestos por el Ministerio de Educación Nacional.
La labor del profesor universitario se configura a través de la interacción dinámica de los tres ejes en los que se centra su praxis: Espacio pedagógico y curricular, espacio del saber y espacio intelectual y discursivo, respondiendo a los desafíos que enfrenta la educación en estos tiempos.
El docente de educación a distancia debe asumir un compromiso social y ético, brindando un acompañamiento permanente como orientador, guía y facilitador del conocimiento desde una dinámica integradora, autónoma y humanizadora. Y, de otra parte, el estudiante en formación debe inmiscuirse en la realidad como un sujeto político que interviene en la construcción de políticas públicas, transformando su entorno desde la investigación, siendo consciente, crítico y curioso frente a los lineamientos de calidad, reforma y equidad de la educación.
El repensar el papel de la formación de formadores, permite que las Facultades de Educación de las instituciones de educación superior dirijan sus esfuerzos hacia la conexión y coherencia que debe existir entre profesión y práctica en el aula regular, aumentando gradualmente el compromiso social que le atañe.
El compromiso social de la educación a distancia, señala la calidad de la educación en la formación de formadores a partir de la práctica pedagógica y la investigación formativa en el aula y fuera de ella, desde una mirada teórica y práctica de los diferentes contextos reales de los estudiantes y la interrelación con los mismos, sin dejar de lado la contemplación y las virtudes del pedagogo.
El quehacer docente es una labor compleja y comprometida que exige desempeños, competencias, actitudes y conocimiento didáctico del contenido que aporten a la formación integral de las nuevas generaciones acorde con la evolución de la ciencia, la educación y la tecnología.
La tarea del formador en el contexto de la educación a distancia se centra en actividades y procesos encaminados a orientar y facilitar la adquisición de conocimientos, competencias pedagógicas, didácticas e investigativas que potencien el ejercicio docente de sus estudiantes en formación.
Los docentes en formación de la Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Matemáticas, Humanidades y Lengua Castellana deben asumir un compromiso ético y de responsabilidad social consigo mismo, desde su propia formación universitaria hasta el ejercicio de su profesión que le permita favorecer el desarrollo de una región.
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