DIMENSIÓN CULTURAL INVESTIGATIVA EN 11 UNIVERSIDADES DEL ÁREA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MEDELLÍN

Wilfrido Zúñiga Rodríguez*

*Magister en Humanidades Universidad Católica de Oriente – Rionegro – Antioquia, Colombia.
E–mail: wzuniga@uco.edu.co xtocamino@yahoo.es


Resumen: El presente artículo abre puertas a nuevos conocimientos, da múltiples respuestas a las dudas que más preocupan y orienta la comprensión de los fenómenos sociales y culturales en cuanto a docencia e investigación. En ese sentido, permite la orientación que se le debe dar a un determinado problema, en este caso, los enfoques: cultural, económico y político de la investigación en ciencias sociales en 11 universidades del área metropolitana de la ciudad de Medellín

Palabras clave: Docencia, Investigación, Docente, Investigador, Actitudes Investigativas, Competencias investigativas.

INVESTIGATIVE CULTURAL DIMENSION IN ELEVEN UNIVERSITIES OF THE METROPOLITAN AREA OF THE CITY OF MEDELLIN

Abstract:This article opens doors to new knowledge, gives multiple answers to questions that most concern and directs the understanding of social and cultural phenomena in terms of teaching and research. In that sense allows the guidance should be given to a particular problem in this case, approaches: historical, cultural, economic and political social science research in eleven universities of the metropolitan area of Medellin.

Keywords:Teaching, research, teachers, researcher, investigative attitudes and investigative powers.


Fecha de recepción: Abril 30 de 2014 / Fecha de aceptación: Agosto 25 de 2014

Tipología: Artículo de Reflexión

Para citar este artículo: Zúñiga, R, W. (2014). Dimensión cultural investigativa en 11 universidades del área metropolitana de la ciudad de Medellín. Praxis Vol. 10, 100 – 109




INTRODUCCIÓN

El hombre ha buscado la solución de conflictos culturales en cada periodo de la historia y se ha deseado hacerlo mediante la educación. Pero, cabe resaltar ¿qué tipo de educación? Si acaso no será un tipo de educación que estimule su espíritu, su pensamiento, su comprensión, su aprendizaje, en el contexto de las instituciones oficiales y privadas del país,... etc., La educación acompañada hoy de la investigación, es la dimensión de su ser que siempre ha tratado de desentrañar para responder a grandes interrogantes como: ¿para qué sirve la educación?, desde escenarios educativos y pedagógicos preguntarse ¿tiene sentido la vida?, ¿ha continuado siendo la educación posibilidad de solución a nuestros conflictos bélicos?, ¿tiene sentido la formación educativa e investigativa que se imparte en las distintas instituciones locales y nacionales? o ¿cuáles han sido los aportes de las políticas de investigación en Colombia a la solución de problemáticas de índole social?

En épocas de transformaciones tan profundas como la de hoy, en un mundo globalizado y globalizante, al tiempo que se perciben esfuerzos para sondear, a mayor profundidad, el corazón humano, aumentan las incertidumbres por la falta de solución acerca de los conflictos sociales y culturales.

Este artículo se presenta debido a la preocupación e interés que como especialista en Docencia Investigativa Universitaria frente al marasmo de las políticas de investigación y dimensión cultural investigativa que se ha llevado a cabo en los últimos años en 11 universidades de la ciudad de Medellín. Hay necesidad de formar docentes y estudiantes proactivos y críticos de su realidad, que sean capaces de generar cambios positivos en la sociedad a través de proyectos de investigación.

Se plantea, entonces, a raíz de esta necesidad, una propuesta crítica frente a las políticas de investigación en el área de las ciencias sociales a partir de cuatro enfoques como son: histórico, cultural, político y económico. Así mismo, una propuesta que puede extenderse a todas las demás instituciones de educación superior en el país interesadas por la formación de docentes y estudiantes en investigación.

Dimensión Cultural de la Investigación

Las problemáticas a nivel cultural que se presentan en la práctica investigativa de los docentes de las ciencias sociales de las universidades del país son profusas. Siendo la cultura tan compleja para abordarla pues ella está conformada por las dimensiones: política, económica e histórica, se hace necesario delimitar qué se entiende por cultura en este contexto. Para ello, se ha recurrido a la definición de un enfoque que permita especificar algunos criterios de orden cultural, que se diferencien de lo económico, lo político e histórico, aunque por la complejidad de la cultura todo tendrá alguna relación.

También se revisa documentos como el Documento Conpes 3582 del 27 de abril del 2009, con el fin de comprender la política del Estado Colombiano para incrementar la capacidad investigativa y por esa vía generar desarrollo económico y social basado en el conocimiento. Además de las dificultades que existen en el país para la organización de la investigación en centros, grupos y semilleros de investigación.

Definición del enfoque cultural

Según el Diccionario de la Lengua Española la cultura es un "conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.", o también el "conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo" Sin embargo, dicha definición es algo corta y concisa y deja grandes vacíos y cuestionamientos y es allí donde la sociología tiene una voz activa y promulga, desde múltiples ópticas, una construcción más profunda y rigurosa sobre la cultura.

Edgar Morín, en su texto Sociología, plantea diversas perspectivas que definen la cultura:

"Hay un sentido antropológico en el que la cultura se opone a la naturaleza y engloba todo aquello que no se deriva de un comportamiento innato. La cultura, entonces, viene siendo todo aquello que se deriva de la organización, de la estructuración y de la programación social, confundiéndose con todo aquello que es propiamente humano. La cultura es la precursora de todo aquello que está dotado de sentido, como el lenguaje. Así, cubre todas las actividades humanas buscando develar su aspecto semántico e intelectual". (Morrin, 1995, p. 145)

Se puede ver como existen divergencias para comprender, analizar y estudiar la cultura. Es por ello que las disciplinas de las ciencias sociales se han encargado de establecer discursos que se acercan a la realidad y permitan una transformación más próxima, intentando cubrir las necesidades humanas. Esto plantea el cuestionamiento ¿para qué comprender la cultura?

"La cultura no es ni una superestructura ni una infraestructura, sino el circuito metabólico que enlaza lo infraestructural con lo superestructural" (Morin, 1995, p. 147) Es decir, la cultura es un sistema dialéctico y dialógico que mueve en su interior todos los hilos conductores de significantes, significados y símbolos que permiten la interacción, la cual genera las estructuras que organizan las sociedades y relaciones humanas. Una sociedad se compone de todo un sistema regulador de la convivencia, además de una organización social, política, económica, artística, ética y estética que permite a sus integrantes ser y hacer dentro de un marco de referencia específico, otorgándoles identidad, características propias y particulares que los diferencian de los demás y los hacen acreedores a un nombre, a una existencia. El punto es, ¿dónde está la cultura? Pues precisamente esta se halla en todo ese bagaje que se le brinda al ser humano una vez se inserta en el sistema. Bien lo plantea Lévi–Strauss:

"Desde que nacemos, lo que nos rodea hace penetrar en nosotros, por mil caminos conscientes e inconscientes, un sistema complejo de referencias consistentes en juicios de valor, motivaciones, centros de interés, comprendiendo la visión reflexiva que la educación nos impone del devenir histórico de nuestra civilización, sin la cual ésta se tornaría impensable o aparecería en contradicción con las conductas reales. Nos desplazamos literalmente con ese sistema de referencias, y las realidades culturales de afuera no son observables sino a través de las deformaciones que les impone, cuando no es que llega a imposibilitarnos percibir nada" (Lévi– Strauss, 2001, p. 319)

En este sentido, subyace una posición estructuralista sobre la cultura, donde se resalta el carácter dogmatizador y hegemónico de la sociedad como fuente primaria de todos aquellos elementos que definen las vías de acción e interacción de los seres humanos. Se concibe al hombre como reproductor de la dinámica social y ve en él un precursor del mantenimiento de la dinámica, la lógica y los principios que fundamentan el colectivo.

Pero, ¿para qué dicha acción social? "La exclusiva fatalidad, la única tara que pueda afligir a un grupo humano e impedirle realizar plenamente su naturaleza, es el estar solo" (Lévi–Strauss, 2001, p. 319) Si, el aislamiento cultural, si así quiere llamarse, sólo puede producir el desgaste del sistema de acción de la sociedad.

Oxigenar los distintos niveles y clases sociales, las ideologías políticas, las creencias religiosas, los modelos pedagógicos y las propuestas estéticas, engendra una cadena de cambio constante y permanente que lleva a la movilización y el ajuste a las necesidades, sin perder de vista el foco de acción y el objetivo. Una cultura que no permita la vinculación de sus miembros con otros sistemas culturales, ni se permee de los sistemas sociales que la rodean, es una cultura destinada a la muerte, a la segregación, al olvido.

Problemáticas en los diferentes niveles de la cultura investigativa

Desde los planteamientos del documento CONPES 3582 del 27 de abril del 2009, se entiende la cultura científica y tecnológica como "la apropiación social del conocimiento" de tal manera "que la comunidad científica y tecnológica, quienes toman decisiones sobre ciencia y tecnología, los medios de comunicación y el público en general, se apropien del conocimiento y desarrollen una mayor capacidad de análisis crítico sobre la ciencia, la tecnología y sus relaciones con la sociedad y la naturaleza".

Esta es una propuesta ambiciosa y de vanguardia que tiene como objetivo a mediano y largo plazo la Política nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia. Pero no podemos olvidar que la cultura investigativa está determinada por las creencias y prácticas de los agentes que intervienen en el campo de la investigación, específicamente en el campo de la docencia investigativa. Toda vez que la "relación pedagógica enmarcada en las prácticas tradicionales, a pesar de la renovación de enfoques que centran el proyecto educativo en el alumno/a, permanecen en algunos casos dominada por las metodologías propias de la transmisión." (Ibáñez, 2009, p. 14)

En Colombia se presentan un sinnúmero de inconvenientes, vacíos y muchas deficiencias con relación a la investigación, particularmente a nivel universitario. Y siendo este el pilar fundamental de una sociedad para formar personas con pensamiento y cultura investigativa, es necesario y urgente, para lograr el objetivo que nos propone el Conpes 3582, promover cambios de actitud y creencias frente al quehacer investigativo en las Universidades Colombianas.

Al realizar un breve recorrido por los modelos de las universidades Colombianas, se evidencia que la mayoría se han implementado a partir de modelos Europeos que no permiten que se tomen como referencia los factores de ciencia, tecnología, desde el propio contexto. Se responde a unas lógicas impuestas por las que se "transfiere todo lo que los países desarrollados entienden por ciencia, tecnología, cultura y a través de ello, su tipo especial de industrialización y frente al consumo, al trabajo y la sociedad". (Ibáñez, 2009, p. 28)

Fundamentados en estos modelos, en la mayoría de las universidades, la cultura del docente universitario está basada en la tradición de transmitir conocimiento, más que generarlo. Su visión está en poder dominar temas sobre conocimiento que ya está dado, sin cuestionarse que hay más allá de él. En las universidades Colombianas, todavía no es una práctica generalizada y mucho menos una cultura de estudiantes y docentes reflexionar, criticar y cuestionar las teorías, conocimientos, metodologías y menos su entorno general.

En este contexto de la educación superior, Colombia se propone, desde una política pública de fomento a la investigación, romper y generar cambios importantes frente a esta cultura conformista y trasmisionista de conocimientos. Busca que la investigación sea vista como una "práctica universitaria [que] tiene como común denominador, de manera independiente al destino laboral o profesional, el hacer posible la apropiación como parte de la formación integral del estudiante la apropiación de la actitud investigativa." (Henao, 2009, p. 30)

Este panorama de tensiones entre lo que se tiende a mantener de la cultura y los cambios que hoy nos exige el mundo y la sociedad del conocimiento, nos demanda hacer un rápido diagnóstico por el tipo de creencias y prácticas tradicionales de los agentes de la docencia y la investigación en nuestro país. Pues dependerá de la disposición y apertura al cambio de dichos agentes, el logro de una cultura científica y tecnológica como la que busca promover la política nacional de ciencia, tecnología e innovación. Un enfoque muy general de la cultura tradicionalista del saber investigativo puede definirse como "sinónimo de conservadurismo y de protección" (Henao, 2009, p. 31) de los enfoques, métodos y metodologías de la investigación. Sin que con ello se pretenda descalificarlo o considerarlos obsoletos o poco útiles en el ejercicio investigativo. Sin embargo, si es importante reconocer que el mundo globalizado nos exige permanentes cambios en todos los niveles sociales y culturales, de los cuales hacen parte la educación y la investigación. Por ello, si una sociedad o grupo humano no se disponen al cambio y se mantienen en posiciones conservadoras de ciertos pensamientos y prácticas, como es el caso de las metodologías de la investigación y de la formación docente, puede llegarse a "relentizar cualquier proceso que signifique una mejora o superación sobre nuestro legado social." (Ibáñez, 2009, p. 5)

Será estratégico para la promoción de una cultura de la investigación, que por lo menos inicialmente los estudiantes y docentes universitarios, tengan un pensamiento más crítico sobre su entorno, que tengan mayor capacidad de cuestionarse sobre los sucesos que los rodean y que las instituciones educativas tengan en cuenta que las necesidades que se tienen en Colombia son muy diferentes a las que se tienen en los países europeos y por tal motivo no podemos siempre verlos como el único modelo a seguir.

Es urgente hoy, en las universidades Colombianas, salir de esa "concepción bancaria de la educación mencionada por Freire, esto es, que se considera al alumno un receptor pasivo de la información, la cual a su vez se "devuelve" al profesor el día del examen, [pues este] no es el caldo de cultivo de la investigación. Esta surge si hay una docencia crítica, no doblegada. La docencia crítica produce mentes inquietas e insatisfechas; y ésta es precisamente la primera piedra de cualquier esquema investigativo. Se necesita una docencia que haga surgir estas preguntas: ¿Qué? ¿'Por qué'? ¿Para qué? ¿Para quién?" (Vélez, 1984, p. 2) Para lograrlo es importante generar las condiciones desde los proyectos curriculares. Es necesario que la promoción de la cultura investigativa no sea sólo la tarea de algunos docentes, en su mayoría los que han asumido los cursos de metodología de la investigación en las universidades, donde se aborda la investigación desde la teoría y existen pocas posibilidades para la práctica, escasamente en los proyectos de grado para obtener el título profesional. Proyectos que la mayoría de las veces son individuales con temas de investigación que no están adscritos a una línea investigativa de la Facultad o de la Universidad. Por ello, "pretender que con un curso al final de la carrera se va a contrarrestar el "mal ejemplo " de 9 semestres y de 60 cursos que son paradigma de la no investigación, es iluso. Casi se podría decir que no se puede enseñar a investigar magistralmente, en la cátedra. La investigación se aprende en la práctica, cometiendo errores, avanzando y retrocediendo; los métodos son una guía no una camisa de fuerza." (Vélez, 1984, p. 4)

Creencias entorno a la investigación

Dado que la investigación en ciencia y tecnología es hoy un nuevo medio de producción de capital y de objetos para la sociedad de la información, que enmarca las nuevas tendencias para la producción, apropiación y distribución de la riqueza, haciendo surgir la Economía de la información y del conocimiento, cabe concluir que la materia prima, de este nuevo sistema de relaciones sociales y de producción, son las ideas, los sistemas de información, los grupos humanos, sus relaciones y sus capacidades para producir mundos simbólicos con nuevos sentidos. Nuevas formas de organización social e informacional, en los que la circulación y el acceso a los conocimientos se convierten en una forma de reconocimiento, poder y libertad.

En el caso particular de Colombia es necesario identificar qué valoración se hace hoy de la investigación y cómo se viene comprendiendo el ejercicio investigativo. Esto es necesario para poder dar cuenta de las creencias que hoy fundamentan la sociedad de la información Colombiana. Si esta existe o no. Si las creencias y valoraciones sobre la investigación vienen cambiando con las mismas exigencias del mundo globalizado o si la tradición sobre el saber de la investigación Colombiana, nos tiene todavía en el confinamiento de un país subdesarrollado y con pocas posibilidades de superar esta situación.

Según el Observatorio de la Universidad Colombiana, "la investigación en Colombia es una actividad joven e incipiente. El camino que hay para recorrer es largo y difícil. Pero hay que observar, con realismo optimista, que al fin está saliéndose del ostracismo y el subdesarrollo y en el Estado y las instituciones universitarias hay un propósito manifiesto de hacer que la empresa investigativa sea pertinente y mejore en calidad y visibilidad."1

Ahora, para observar el contexto cultural en el que se vienen dando estos pequeños cambios, es necesario hacer un ejercicio de reconocimiento y diagnóstico de lo que son algunas creencias en el campo de la docencia investigativa. Para identificar cuáles son los obstáculos que la sociedad Colombiana tiene que librar, si en un horizonte cercano, queremos hacer parte de las sociedades del conocimiento.

Para ello, se han identificado algunas creencias que han impedido la evolución de la investigación en el país. Cuatro creencias significativas son evaluadas en el texto de Moisés Wasserman (2010) "Sobre la importancia de investigar en Colombia". Presentado en los foros de Ciencia de la Exposición Mundial de Hannover.

Wasserman (2010) afirma que estas cuatro creencias, equivocadas por demás, giran alrededor de "posiciones anticientifistas" que impiden la acción. Ellas son:

  1. No es que los ricos sean ricos porque investigan sino que investigan porque son ricos. La investigación científica es una actividad supracotidiana, tan importante como la ópera pero algo menos que el fútbol, a la cual pueden dedicarse los pueblos que tienen la suerte de tener algo de recursos y tiempo libre.

  2. Históricamente la ciencia Colombiana (así como la latinoamericana y la del tercer mundo) no ha producido nada que haya tenido un verdadero impacto en el conocimiento. Es una ciencia apenas imitativa.

  3. Económicamente resulta mucho más conveniente transferir procesos plenamente probados en otras partes que inventar nuevos.

  4. La investigación científica es "punta de lanza" de una cultura occidental que nos trae grandes peligros y que provoca la destrucción de nuestro medio ambiente y de nuestras culturas autóctonas.

El rector de la Universidad Nacional intenta demostrar en su escrito "que esos argumentos están equivocados, y que por el contrario, existen poderosas razones económicas, sociales, culturales y políticas que sustentan la importancia de la investigación en un país subdesarrollado como Colombia." (Wasserman, 2010, p. 3) Por otro lado, José Fernando Isaza, rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, expone diez mitos u obstáculos que impiden de igual forma el avance de la investigación en nuestro país.

Dice Isaza (2010):

  1. Creemos que es más importante la meta investigación, o teoría sobre la investigación, que la investigación. De hecho, en Colombia se habla en miles de reuniones sobre meta investigación y asistimos muchos, pero cuando se hace una sobre resultados de investigación no tanto.

  2. Creemos que en altar de las competencias debe sacrificarse el conocimiento no aplicable.

  3. Creemos en el dogma "cítame que yo te citaré".

  4. Creemos que mezclando las palabras pertinencia competencia calidad globalización o innovación, articulación emprendimiento con frases como relación universidad – empresa – educación para el trabajo, aumentar el número de patentes, y muchos acrónimos más podemos producir documentos de impacto sobre la investigación

  5. Creemos que es una ley de la naturaleza o divina, la jerarquización de la investigación así: Primero Investigación Científica, segundo Investigación Social y Política, tercero Investigación Estética, y cuarto Investigación Narrativa.

  6. Creemos que las diferentes formas de producción de conocimiento deben usar, así no sea prominentes, el método científico.

  7. Creemos que la educación para el trabajo debe primar sobre la educación para la vida.

  8. Creemos que la investigación y la educación debe subordinarse a las necesidades del sector productivo.

  9. Creemos que el espíritu crítico es necesario para la investigación, pero hacemos lo posible por regularla y formalizarla, así sepultemos la intuición y la creatividad.

  10. Creemos que sólo los grupos investigan. Declaramos anatema la existencia del investigador individual, así arrasemos con una buena parte de la investigación en matemáticas.

Este ejercicio de numerar algunas creencias que impiden el avance de la investigación nos permite comprender el panorama cultural que ha retrasado el progreso de la investigación en nuestro país. Los planteamientos de estos dos rectores dan cuenta de un paso en la autocrítica que requieren las universidades en su interior, para poder proponer un cambio en el pensamiento. Dos reflexiones que convocan al resto de la comunidad científica Colombiana a moverse del lugar anquilosado de concebir la investigación. Solo reconociendo dónde está el problema es posible encontrar salidas y propuestas para lograr estar en la vanguardia de los cambios que hoy se están dando en el mundo, en materia de transformación y organización social, económica, política y cultural. Reconocer que estos cambios afectan las concepciones sobre educación e investigación que tienen las universidades Colombianas. Pues las transformaciones a las que nos vemos avocados hoy, no solo se reflejan en la reorganización de los mercados y la Economía. También se manifiestan en los nuevos vínculos transculturales entre países, instituciones y ciudadanos de diferentes latitudes y entre ellas las Instituciones Educativas y los

Nos dice Julio Vailerón (2006) que el reordenamiento social y cultural que trae tantos cambios y que llamamos globalización, es un "conjunto de procesos que engloba, de alguna u otra manera, a toda la humanidad, con todas sus contradicciones y brechas" lo que obliga que la educación se accione "como mecanismo de actualización de todos los hombres y mujeres en los nuevos contextos, pero, al mismo tiempo, como generadora de un ciudadano y una ciudadana capaces de enfrentar, crítica y creativamente, los retos que dicha sociedad demanda", permitiendo, desde las aulas de clase, generar los dispositivos de cambio para esas creencias y formas de ver y entender el mundo que nos mantienen en un lugar de recepción de conocimientos y no de

Ahora, Juan Carlos Tudesco (2000) afirma que "parece haber consenso de que la base de dicho proceso se cimienta en el papel que el desarrollo del conocimiento y la información tienen en todas las actividades humanas, que, en las últimas décadas, han irrumpido colocándose como factores claves del desarrollo". Un desarrollo visto a escala humana, donde el proceso de avance en conocimientos y tecnologías, esté al servicio

En estos movimientos culturales, cambios e intercambios, la educación pasa a "ser considerada como el factor clave en el proceso de desarrollo del capital humano, factor fundamental del desarrollo" (Valeirón, 2006, p. 3) social y económico. Esta lógica social le da un lugar central a la investigación y a la educación, pues es allí en el centro de sus prácticas donde se conforma la fuerza del desarrollo y el crecimiento de las comunidades, estableciéndose así el "Capital humano" calificado y cualificado, que es lo que configura hoy la riqueza de las naciones.

CONCLUSIÓN

El rápido cambio tecnológico exige un nivel más fuerte, especializado y eficiente de investigación en las universidades. La aplicación de la tecnología desarrollada en los laboratorios de instituciones de educación superior demanda mayores esfuerzos para transferirla y comercializarla eficazmente. La globalización de la Economía crea la necesidad de un mejor conocimiento de la cultura, del mercado y del lenguaje de las naciones competidoras, lo que significa un nuevo papel para las carreras de artes y humanidades, para los estudios internacionales y

Este cambio cultural de valoración de la formación en investigación se da porque las escalas de reconocimiento y prestigio tradicionales de la posición social y cultural de los docentes y estudiantes ha cambiado, basándose ahora, en la sociedad globalizada, en las prácticas investigativas y la capacidad de innovación y desarrollo en nuevas tecnologías que tienen o no los docentes y los estudiantes de las Instituciones de

Todos estos cambios en el mundo exigen que la universidad y los docentes Colombianos se cuestionen las concepciones que sobre educación se venían construyendo. Es necesario que hoy se evalúe la pertinencia de este saber tradicional sobre la investigación en Colombia y si se está siendo congruente o no con los rápidos cambios que el mundo nos exige. Es necesario hacer nuevos recorridos teóricos y formular nuevas preguntas por la cultura investigativa. Preguntas que dirijan entonces las prácticas investigativas y la relación que promueven o no con los saberes y tecnologías tradicionales de los pueblos, de las instituciones y sus agentes, además de su aprovechamiento en función del desarrollo propio o

En lo concerniente a la tradición investigativa como elemento de la cultura de la investigación, existe una tradición que "proclama la necesidad de consolidar la generación de conocimiento educativo en la mente de los profesores" (Rodríguez, 2001, p. 6) y que hoy es una necesidad en las universidades Colombianas. Además de promover en el profesional de la pedagogía y la docencia el valor de la investigación de tal manera que la misma enseñanza se enriquezca y se configure como un actividad verdaderamente profesional. "Heredero de este legado, el movimiento del maestro como investigador, impulsado por Stenhouse en la década del 70, considera que la generación de conocimiento pedagógico corresponde a los profesores" Dice Stenhouse:

"Brevemente expuesto, se trata de que la investigación y el desarrollo del currículum deben corresponder al profesor y de que existen perspectivas para llevar esto a la práctica. Admito que ello exigirá el trabajo de una generación y si la mayoría de los profesores —y no sólo una minoría— llega a dominar este campo de investigación, cambiará la imagen profesional que el profesor tiene de sí mismo y de sus condiciones de trabajo"

Al respecto, en Colombia el valor de la formación en investigación y del docente–investigador como profesional es aún elemental. En el caso de la política de COLCIENCIAS, en Colombia, "la formación de recursos humanos para la investigación comprende los programas conducentes a título y la formación continuada en cursos de especialización, pasantías, seminarios de actualización y cursos de entrenamiento" Han sido muy pocas las posturas y políticas educativas de promoción de la investigación en los niveles de pregrado con clara dirección a los niveles de postgrado.

Unas políticas educativas que permitan la construcción de una tradición en educación superior donde las universidades, los docentes y los estudiantes comprendan el problema de la formación de docentes–investigadores como un proceso de calidad permanente, donde la práctica investigativa incorpore "posiciones éticas, estéticas, tecnológicas y científicas" (Amaya, 1996, p. 10) y la formación universitaria ubique a los docentes–investigadores profesionales, en el lugar de "sujetos en un saber y en unas prácticas o relaciones sociales ... que hacen parte de todo un proyecto cultural en el cual se inscribe la profesión docente." (Serrano, 1997, p. 3)

Ahora, es primordial que en las universidades Colombianas se reconozca que el gran potencial que tienen como gestoras de una cultura investigativa en el país, pero "que es necesario abrir una discusión sobre la pertinencia real de las investigaciones y las amenazas que pueden afectar la cultura investigativa, como la burocratización, el exceso de formalismo en los procesos, el énfasis tecnocrático y la lentitud para tomar decisiones y administrar recursos. Solo valorando la real dimensión de estas amenazas, podremos dar pasos más firmes y seguros frente a los retos que nos propone el documento CONPES 3582.


1. Que el Observatorio de la Universidad colombiana vea la investigación. Editorial del periódico El Colombiano. Medellín. 6 de abril del 2010. Articulo en línea: http://www.universidad.edu.co/index.php?option=com_content&view=article&id=1241:quese–vea–la–investigacion&catid=12:opini&Itemid=200 (Citado el 16 de abril de 2010)


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