Percepciones comunitarias sobre el patrimonio cultural de la ciudad de San Luis, Argentina Community perceptions about the cultural heritage of the city of San Luis, Argentina

María Vanesa Giacomasso*



Resumen: En este artículo se presenta un estudio sobre las percepciones, usos y valoraciones del patrimonio cultural por parte de los y las habitantes de la ciudad de San Luis, provincia de San Luis (Argentina). El objetivo de esta investigación consistió en identificar la visión de la comunidad en torno a los bienes y expresiones culturales locales, con el fin de identificar fortalezas y debilidades en la sustentabilidad sociocultural del patrimonio, que puedan ser de utilidad para la toma de decisiones en las políticas públicas de gestión patrimonial. Para ello, se realizó un cuestionario on line a 300 habitantes sanluiseños; este fue distribuido mediante la técnica de muestreo «bola de nieve», a partir de diversos agentes vinculados con el patrimonio de San Luis. Este trabajo, complementario a un estudio anterior, enfatiza en la dimensión etaria y cómo esta opera en las formas de percibir y vincularse con el patrimonio cultural. Los resultados muestran, en general, una falta de reconocimiento, identificación y participación patrimonial por parte del grupo etario más joven y, al mismo tiempo, una baja movilización en su defensa en todas las franjas etarias. Se concluye sobre la importancia de educar en patrimonio para fortalecer procesos de apropiación y activación desde las juventudes, y así también promover instancias participativas que involucren a las comunidades

locales.


Palabras clave: patrimonio cultural; sustentabilidad sociocultural; comunidad; grupos etarios, políticas culturales.

Abstract: This article presents a study on the perceptions, uses and evaluations of cultural heritage by the inhabitants of the city of San Luis, province of San Luis (Argentina). The objective of this research was to identify the community's vision regarding local cultural assets and expressions, in order to identify strengths and weaknesses in the sociocultural sustainability of heritage that can be useful for decision-making in policies public management. For this purpose, an online questionnaire was carried out with 300 San Luis residents, which was distributed using the “snowball” sampling technique from various agents linked to the heritage of San Luis. This work, complementary to a previous study,emphasizes the age variable and how it operates in the ways of perceiving and linking with cultural heritage. The results show, in general, a lack of recognition, identification and heritage participation by the youngest age group and, at the same time,a low level of mobilization in its defense across all age groups. It concludes on the importance of educating about heritage to strengthen appropriation and activation processes from youth and promote participatory instances that involve local communities.


Keywords: cultural heritage; sociocultural sustainability; community; age groups, cultural policies.


Artículo de investigación/ Research article

Cómo citar este artículo: Giacomasso, M. (2024). Percepciones comunitarias sobre el patrimonio cultural de la ciudad de San Luis, Argentina. Jangwa Pana, 23(2), 1-21. doi: https://doi.org/10.21676/16574923.5528

Recibido: 24/10/2023 | Aceptado: 09/04/2024 | Disponible en línea: 01/05/2024

Introducción

El concepto de patrimonio cultural se ha transformado y complejizado a lo largo del tiempo. Acuñado de manera definitiva en el siglo XIX como agenda de gobierno, se construyó sobre la base de valores eurocéntricos y occidentales en el contexto moderno de surgimiento y consolidación de los Estados nacionales. En ese marco, se lo consideró un conjunto de bienes materiales —como los edificios, los monumentos y las obras de arte, con significados estables y fijados por las elites políticas— que sirvieron a la construcción de la identidad y cultura nacional, con el fin de generar sentimientos de pertenencia al territorio, así como de unidad y cohesión social (Anderson, 1996; Prats, 2007; Endere, 2009; Hobsbawm y Ranger 2014).


No obstante, a medida que se agudizaron las discusiones y los estudios del patrimonio en las ciencias sociales y en la escena política, el concepto de patrimonio comenzó a redefinirse y ampliarse progresivamente. Sin ánimo de explicitar aquí los distintos momentos de ese proceso, interesa señalar que actualmente hay cierto consenso en definir el patrimonio cultural como una producción social dinámica que incluye no solo los bienes materiales, sino también los inmateriales —tales como los usos, las expresiones, los conocimientos y las técnicas— que determinados grupos reconocen, valoran y deciden salvaguardar como parte integrante de su patrimonio cultural (Prats, 2007; García Canclini, 1999; Rosas Mantecón, 2005; Criado-Boado y Barreiro, 2013; Querol, 2020; UNESCO, 2003). En este sentido, se lo entiende como praxis social, como resultado de la acción de los agentes que, en el marco de relaciones de poder, buscan activar bienes culturales considerados de valor patrimonial, en un proceso incesante que se va renovando de acuerdo a las transformaciones de la sociedad. De allí que resulte fundamental analizar cómo en cada contexto particular los distintos grupos identifican y hacen uso de dichos bienes, se los apropian, utilizan pautas de percepción y comprensión para relacionarse con ellos y encuentran dificultades en dicha relación en la vida cotidiana. Por su carácter social, el patrimonio es revalorizado como fuente de diversidad, identidad y como práctica y conocimiento de quienes los portan (Bonfil Batalla, 2004; Barreiro, 2015).


Otra cuestión a atender en la redefinición del patrimonio es su vinculación con el concepto de

sustentabilidad, de creciente importancia en las últimas décadas. Ello se debe a que se considera el patrimonio un ítem significativo para el desarrollo sustentable, en tanto es capaz de fortalecer la calidad de vida y bienestar de los individuos y las comunidades (UNESCO, 2014). Precisamente, el concepto de sustentabilidad, más allá de las críticas y las diversas interpretaciones (Gudynas, 2004), se lo comprende con cierto acuerdo como un proceso que permite generar relaciones más equilibradas entre las personas y las comunidades con su entorno social y ambiental, a fin de garantizar la prosperidad de la población a largo plazo (Tran, 2016). Asimismo, se considera la sustentabilidad integrada por distintas dimensiones, como la ecológica, la económica, la política y la sociocultural; siendo esta última fundamental para el mantenimiento del sistema de valores, prácticas y símbolos de identidad que permiten la reproducción del tejido social y garantizan la integración a lo largo de la historia (García y Priotto, 2008).


De acuerdo con lo anterior, el binomio patrimonio/sustentabilidad ha sido un asunto de interés tanto para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como para el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), lo que ha quedado reflejado en diferentes eventos científicos y en la producción de documentos con carácter internacional (Cantar et al., 2021). Así, por ejemplo, la UNESCO ha trabajado para que se incluya la cultura y el patrimonio en la Agenda 2030, entre cuyos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se apunta a «Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo» (Objetivo 11.4). Desde este enfoque, la cultura, en general, y el patrimonio, en particular, forman parte de un aspecto de importancia para el bienestar urbano y territorial de las comunidades, promoviéndolos como espacios inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles (UNESCO, 2018).


Por su parte, ICOMOS elaboró en 2017 un plan de acción sobre patrimonio cultural, y en 2019 se establecieron lineamientos para alcanzarlos (ICOMOS, 2019). Más recientemente, ICOMOS Argentina organizó el Primer Congreso Iberoamericano de Patrimonio y Desarrollo Sostenible, el cual se realizó como un evento paralelo a la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre las Políticas Culturales y el Desarrollo Sostenible MONDIACULT 2022. De esta conferencia se desprende una Declaración Final en la que se reconoce la cultura

como un bien público mundial con valor intrínseco y en la que se esboza una agenda futura para reforzar las políticas públicas en dicho ámbito (UNESCO, 2022). Estos documentos, así como los eventos relacionados, enfatizan en un aspecto que ha tomado especial relevancia en los últimos años y que se centra en la participación de las comunidades en la gestión cultural y, más específicamente, en los procesos de identificación, reconocimiento, transmisión y salvaguarda del patrimonio (UNESCO, 2014; ICCROM, 2015; Toirac Suarez, 2017; Sánchez Carretero et al., 2019).


Desde esa perspectiva, resulta importante hacer inteligibles las relaciones entre los elementos patrimoniales y los diversos sectores, atendiendo a lo que significan para quienes en la actualidad los usan, los ven o los evocan. Esto requiere involucrar a las comunidades locales para que se vuelvan partícipes en la planificación, desarrollo y preservación de los bienes, colaborando en la definición de elementos y expresiones culturales y tomando decisiones respecto de la gestión política de su patrimonio. En esa línea, diversos trabajos han abordado estudios de percepción social en el contexto internacional (Castillo et al., 2016; Fernández Poncela, 2020; Fontal et al., 2020; Waterton, 2015), desde una perspectiva que reconoce la importancia de relevar las opiniones y valoraciones ciudadanas como una estrategia de gestión adaptada a diferentes ámbitos y necesidades. Al respecto, algunos autores han explicitado esa creciente relevancia refiriendo a los intereses sobre el patrimonio cultural, tanto desde una dimensión económica y turística, como social y educativa (Garnelo-Diez et al., 2019). A nivel nacional, también se reconocen variados estudios que centran la atención en la visión de la sociedad civil, así como en los usos del patrimonio y la apropiación identitaria por parte de las comunidades, partícipes claves en los procesos de activación y gestión patrimonial. Asimismo, es menester destacar que dichos trabajos incluyen diversos enfoques teóricos y metodológicos procedentes de la geografía, la arqueología, la antropología y la comunicación social, entre otros (Degele et al., 2018; Endere et al., 2021a; Conforti, 2019; Suden, 2022).


Por todo lo expresado anteriormente, en este trabajo se identifican de modo exploratorio las percepciones y usos sociales del patrimonio por parte de los habitantes de un contexto particular, la ciudad de San Luis (Argentina), a fin de acceder a información sobre la visión

de la comunidad, de suma importancia para la elaboración de planes y proyectos sustentables sobre el patrimonio cultural del área.


Materiales y métodos

El área de estudio: antecedentes de investigación

El tema del patrimonio cultural ha sido estudiado en la provincia de San Luis por parte de la autora de este trabajo y de algunos integrantes de su equipo de investigación, a partir de investigaciones que buscaron conocer y comprender procesos de patrimonialización y puesta en valor de lugares, bienes y manifestaciones culturales provinciales. Tal es el estudio sobre Pueblo Ranquel, un espacio construido en el centro este provincial para un grupo de descendientes indígenas Rankülches, en el marco de políticas de reivindicación hacia las comunidades originarias del territorio (Giacomasso, 2016; Giacomasso y Curtoni, 2017; Giacomasso, 2017; Giacomasso y Zulaica, 2021). También se efectuaron análisis sobre la legislación de San Luis referida al patrimonio cultural (Giacomasso y Endere, 2015; Giacomasso y Endere, 2019); y se realizaron trabajos sobre el sitio arqueológico la Gruta de Intihuasi, ubicado en la localidad de la Carolina, a partir del análisis de las valoraciones de los grupos de interés involucrados (Endere et al., 2021a), y de la elaboración de lineamientos para un plan de gestión integral sobre el sitio (Endere et al., 2021b). Este trabajo sostenido en el área permitió generar un conjunto de contactos con diversos actores vinculados con el patrimonio sanluiseño; tales como referentes gubernamentales y no gubernamentales, académicos o especialistas de distintas disciplinas, comunidad en general, entre otros; lo que posibilitó ir elaborando paulatinamente un mapeo de agentes de interés en lo patrimonial, muchos de los cuales se localizan en la ciudad de San Luis, capital provincial.


En este marco, surgió la posibilidad de avanzar en un proyecto que focalice el análisis en dicha localidad, con base en información sobre la visión comunitaria de los bienes y expresiones culturales sanluiseños. Para ello, antes de describir las estrategias metodológicas, es necesario referir a algunas características de la ciudad.


La ciudad de San Luis

San Luis es la ciudad capital de la provincia homónima, se ubica en el centro-norte provincial y es cabecera del departamento Juan Martín de Pueyrredón (Mapa 1).

Tiene una superficie de 13.120 kilómetros y cuenta con una población de 201.245 habitantes (INDEC, 2022).


Mapa 1.

Mapa del área de estudio


Fuente: elaboración propia

Nota: la figura muestra la provincia de San Luis y la ubicación de la ciudad de San Luis al interior del Departamento de Juan Martín de Pueyrredón.


Con respecto a su fundación, se ha extendido que fue Luis Jufré de Loayza, teniente corregidor de Cuyo, quien

fundó la ciudad en 1594 (Villegas, 2011); aunque en contraposición a ello, Menéndez (2017) sostiene que se

trató de un intento fallido debido a que, en ese momento, no se radicaron habitantes en su trazado urbano. Según este autor, fue el Gobernador de Chile, Tomás Marín de Poveda, designado por el Rey de España Carlos II, quien en el período 1691-1696 intervino en la instalación definitiva de San Luis; con su trazado, el reparto de solares y la obligatoriedad de radicación para la conformación de un núcleo poblacional. El diseño urbano adoptado fue el tradicional de las ciudades españolas, basado en un plano en forma de damero, con un esquema reticular y con una plaza mayor, conocida actualmente como Plaza Independencia, desde la cual se delineó un cuadrado de cinco manzanas o «cuadras» de norte a sur y de este a oeste. Esta caracterización del centro urbano resulta de importancia debido a que muchos de los espacios más reconocidos por los habitantes sanluiseños se emplazan en dicha área.


En la actualidad, la ciudad cuenta con un patrimonio cultural diverso que incluye bienes inmuebles, como el patrimonio arquitectónico; bienes muebles albergados en los dos museos de la ciudad, Museo de Historia de San Luis (MUHSAL) y Museo Dora Ochoa de Masramón; bienes inmateriales, que se manifiestan especialmente en tradiciones y expresiones orales, rituales y actos festivos, técnicas ancestrales, etc.; y parques y plazas que no solo funcionan como espacios verdes de la ciudad, sino que poseen un valor histórico y cultural. Con respecto al primer tipo, el arquitectónico, en San Luis se destacan edificios históricos como el Convento de Santo Domingo (1838), la ex Estación de Trenes (1882) que unía la ciudades de Buenos Aires con la ciudad de Mendoza (Villegas, 2011), la Iglesia Catedral (1897), y otras edificaciones de principios del siglo XX como el edificio de la Municipalidad/Ex Banco Nación (1910), el Palacio de Justicia/ex Casa de Gobierno (1917) y el Colegio N° 1 “Juan C. Lafinur”/Ex Colegio Nacional, entre muchos otros1. El patrimonio mueble, por su lado, incluye mayormente obras de artistas locales, archivos y fotografías, elementos relacionados con la fundación de la ciudad y con personalidades significativas de su historia, bienes simbólicos representativos de la gesta patriótica y piezas arqueológicas vinculadas con las poblaciones originarias del territorio. Además, San Luis cuenta con festividades y conmemoraciones


1 Varios de estos edificios han sido declarados lugares históricos, monumentos o bienes patrimoniales de interés cultural por Ley Nacional y Ley Provincial (ver Giacomasso y Endere, 2019).

características —por ejemplo, procesión patrono San Luis, devoción Cristo de la Quebrada, fiesta aniversario, conmemoración Coronel Juan P. Pringles— que pueden ser comprendidas como parte de su patrimonio inmaterial y que conllevan un conjunto de propuestas, movilizaciones y actividades destinadas a la comunidad. Por último, además de la Plaza Independencia, otras más de 15 plazas se distribuyen en la ciudad, así como parques

—por ejemplo, Parque de los Niños, Parque de las Naciones— que se convierten en pulmones verdes, con amplios espacios para la recreación y el disfrute familiar.


Las estrategias metodológicas

Como se mencionó anteriormente, este estudio, de tipo exploratorio y con un enfoque cualitativo, tuvo por objetivo recolectar las percepciones de habitantes de la ciudad de San Luis sobre los bienes culturales locales, a fin de identificar y acceder preliminarmente a información útil sobre la cual profundizar en aspectos que sean claves para el desarrollo de acciones de puesta en valor patrimonial. A partir de este objetivo, y en un contexto aún atravesado por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) como consecuencia de la Pandemia COVID-19, se utilizó como técnica de recolección un cuestionario online2 y anónimo que se aplicó a pobladores locales, durante un período de seis meses en 2021, y que fue distribuido por intermedio de los agentes de referencia contactados a través de las investigaciones previas.


Cabe mencionar que este diseño de estudio, al no ser probabilístico, no requirió tanto de una

«representatividad», ya que más que la posibilidad de generalizar los resultados, el interés fue obtener información de un grupo social particular –habitantes de la zona urbana de la ciudad de San Luis— sobre el cual recolectar y analizar información en una primera aproximación a la comunidad local. Para ello, se adoptó un muestreo subjetivo por decisión razonada (Corbetta, 2007), a partir del cual se seleccionaron actores claves por su interés o conocimiento particular sobre el patrimonio de la ciudad —por ejemplo, gestores culturales, docentes, guías turísticos, vecinos integrantes de asociaciones patrimoniales, etc.— quienes se acercaron a otras personas que pudieran completar el cuestionario y ellos,


2 A través del siguiente enlace se puede acceder al cuestionario en línea https://docs.google.com/forms/d/15GU6XV8dH8GFdCmgAPO4I337h nPUq0uXyC0HG5VXsyU/edit?usp=sharing

a su vez, a otras personas; a fin de generar riqueza de información en un tipo de muestra en cadena o por redes, también llamada «bola de nieve» (Hernández Sampieri et al., 2014). El criterio de inclusión a la muestra fue que las personas participantes fueran mayores de 18 años y tuvieran por lo menos cinco años de residencia en la ciudad de San Luis. Se consideró esta condición para que las preguntas pudieran ser respondidas por habitantes que hubieran vivido y experimentado la ciudad en un tiempo considerable. La plataforma empleada fue Google Forms, de fácil acceso para los y las participantes a través de su enlace, y útil en lo que respecta a la recepción y seguimiento de lo respondido en tiempo real.


Es importante aclarar que el cuestionario se elaboró con base en un modelo utilizado en el marco de una investigación doctoral (Cantar et al., 2021); en este se incluyeron interrogantes sobre las cuatro categorías patrimoniales identificadas en el área urbana de la ciudad de San Luis: patrimonio arquitectónico, patrimonio mueble, patrimonio inmaterial, y parques y plazas. No se consideró el patrimonio arqueológico, debido a que en la localidad no se han registrado sitios o yacimientos como sí ocurre en otras ciudades o zonas de la provincia. Las preguntas que constituyeron el cuestionario, abiertas y cerradas, se orientaron a recabar información que permitió evaluar cuatro aspectos que hacen a la sustentabilidad sociocultural del patrimonio y que surgen de una selección y adaptación de los indicadores planteados por Cantar et al. (2021). En términos socioculturales, dicha sustentabilidad se vincula, entre otras cosas, con la aptitud de ciudadanos y ciudadanas para reconocer bienes patrimoniales de su entorno; la identificación de dichos bienes como parte de la historia e identidad comunitaria; la participación en eventos, sitios o lugares vinculados con lo patrimonial y la movilización en su defensa, considerando que la protección y salvaguarda del patrimonio forma parte de uno de los ODS cruciales para lograr la sostenibilidad de la comunidad.


De acuerdo con ello, los cuatro ejes de análisis fueron los siguientes: a) reconocimiento del patrimonio; b) identificación con el patrimonio; c) participación


3 En un trabajo anterior sobre indicadores de sustentabilidad (Giacomasso y Cantar, 2024), se incluyeron otras preguntas y ejes analíticos, como el referido a la «información patrimonial», pero que

patrimonial; d) movilización por el patrimonio3. Con respecto al primer eje, se solicitó a las personas consultadas que reconocieran entre 0 y 3 o más bienes correspondientes a cada categoría patrimonial, completando los nombres de los bienes reconocidos en los espacios en blanco disponibles para tal fin. En el caso de no reconocer ningún bien, el formulario permitía avanzar con la siguiente pregunta. También se les pidió a los consultados que marcaran con una cruz, dentro de un listado predeterminado para cada tipo de patrimonio, aquellos bienes que ellos reconocieran como tal. Cabe aclarar que la confección de esta consigna se hizo en colaboración con agentes vinculados con el patrimonio sanluiseño (como, por ejemplo, Integrantes de la Asociación Pircas), quienes aportaron información de utilidad sobre los espacios de la ciudad a referenciar.


Con respecto al segundo eje, b) la identificación con el patrimonio, se invitó a las personas consultadas a indicar el grado de vinculación con cada tipo de bien en particular. En este caso, la finalidad fue observar de qué manera dichos participantes se identifican en términos de identidad colectiva/común y como parte de una comunidad con los distintos bienes locales. Para el tercer eje analizado, c) la participación social, se preguntó por la frecuencia con que los ciudadanos y las ciudadanas participan de actividades o visitan espacios relacionados con cada categoría patrimonial. Para el caso del patrimonio mueble se consultó sobre la visita a los museos locales; en el caso del patrimonio inmaterial, sobre la participación en fiestas populares, espectáculos o disertaciones culturales; y de igual modo se consultó sobre la visita/concurrencia a obras arquitectónicas y a plazas y parques. Por último, con respecto al cuarto eje,

d) movilización social, se preguntó sobre el grado de movilización en que los y las participantes se manifestaron (físicamente, a través de petitorios o a través de medios o redes) en defensa de los diferentes tipos de patrimonio.


Con respecto al cuestionario, cabe destacar que las personas que colaboraron, tanto en su confección como en su distribución, conocieron desde el inicio la propuesta de estudio y participaron con su consentimiento previo, libre e informado, acorde a lo expuesto en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


se excluyen del presente análisis, dada las pocas respuestas obtenidas y la dificultad para cruzar los datos con la variable etaria.

También es menester mencionar que el enlace del cuestionario se distribuyó con un texto informativo que explicaba el objetivo del trabajo, de manera que las personas que lo completaran pudieran conocer el interés y uso de la información extraída y estuvieran de acuerdo en contribuir con la investigación.


Población y muestra

Las respuestas obtenidas fueron 300. De ese total respondieron 199 mujeres (65.4 %), 99 varones (32.9%) y 5 «otro» género (1.7 %). En cuanto a grupos etarios se diferenciaron 4. De 18 a 31 años respondió un 19.6 %, de

32 a 45 años un 37 %; de 46 a 59 años un 24.6 % y de 60 años en adelante un 18.6 %. Por último, con respecto al nivel educativo, la mayoría de los participantes cuentan con estudios universitarios (33,2 %), estudios de posgrado (27.9 %), estudios terciarios (17.9 %) y, en menor escala, secundarios completos (19,9 %) y primarios (1 %).


Cabe destacar que algunos de los resultados de este cuestionario fueron analizados previamente a partir de la construcción de un índice de sustentabilidad sociocultural del patrimonio de San Luis (Giacomasso y Cantar, 2024). No obstante, en este trabajo, además de presentar resultados referidos a dicho índice, se estableció el cruce específico con la variable etaria, a fin de poder identificar y comprender diferencias o similitudes entre grupos

etarios en cuanto las formas de vincularse con el patrimonio cultural.


Resultados

Con respecto al punto a) reconocimiento del patrimonio (Figura 1), se destaca que el patrimonio arquitectónico es el que obtuvo mayor reconocimiento. Bajo la consigna de que los y las participantes completaran casilleros en blanco con los nombres de los bienes locales que pudieran reconocer, el 84 % reconoció 3 bienes o más de este tipo y solo el 4 % no pudo reconocer ninguno. Entre los principales bienes mencionados, se encuentran la Iglesia Catedral, el Convento de Santo Domingo, el Centro Cultural José la Vía (ex estación de trenes) y el Edificio de la Municipalidad, entre otros. En el caso del patrimonio inmaterial, un 40 % pudo mencionar tres bienes y un 19

% mencionó dos. Si bien el reconocimiento es menor que para el caso de los bienes arquitectónicos, más del 50 % reconoce al menos dos bienes inmateriales vinculados con la comunidad. Los más mencionados fueron la Procesión Cristo de la Quebrada, La fiesta Aniversario de la ciudad y la conmemoración al Coronel Juan P. Pringles, un militar de San Luis reconocido por su participación en la guerra de la independencia y otras guerras civiles del país. Para el caso de los parques y plazas, en su mayoría se lograron reconocer dos plazas (33 %) y una (31 %), la Plaza Independencia y la Plaza Pringles; y solo el 16 % no pudo reconocer ninguna.

Figura 1.

Reconocimiento del patrimonio



Nota: la Figura 1 muestra los porcentajes de reconocimiento para cada una de las categorías patrimoniales

Fuente: elaboración propia


En este punto, la situación más crítica la obtuvo el patrimonio mueble, ya que casi la mitad de participantes (el 49 %) no pudo mencionar ningún bien de este tipo, pese a que la ciudad cuenta con dos museos importantes que albergan elementos relacionados con el pasado más antiguo y reciente de la localidad. No obstante, en la siguiente consigna del cuestionario que, como se mencionó anteriormente, consistió en tildar en un listado predeterminado de bienes, aquellos que se reconocieran como patrimonio, varios pudieron indicar más de tres bienes del patrimonio mueble. Los más reconocidos fueron la Bandera de la Batalla de Chacabuco, donada por el General San Martín a la provincia, actualmente custodiada por el Museo Dora Ochoa; puntas de flechas y boleadoras, herramientas de uso de las comunidades originarias del territorio; y el Archivo Fotográfico José La Vía, que contiene distintas fotografías de lugares, eventos

y personalidades de San Luis que fueron tomadas por el fotógrafo La Vía desde principios del siglo XX y hasta los años 70 aproximadamente.


Con respecto al punto b) Identificación del patrimonio (Figura 2), los y las participantes afirman en su mayoría identificarse «bastante» con el patrimonio inmaterial (44

%), los parques y las plazas (37 %) y el patrimonio arquitectónico (36 %), y «poco» con el patrimonio mueble (40 %). En este sentido, se observa nuevamente cómo el patrimonio mueble aparece en desventaja en relación con el resto de las categorías patrimoniales con las que las personas dicen identificarse «bastante». De los gráficos se observa, además, que el porcentaje más alto en que las personas se identifican «mucho» con el patrimonio (27 %) fue en la categoría de patrimonio inmaterial. También hubo un porcentaje considerable de

«poca» identificación (31 %) en el caso de parques y plazas, un número cercano al que dice identificarse

«bastante», lo cual se puede relacionar con la idea de que los parques y plazas suelen comprenderse como espacios

verdes, naturales, y no siempre identificados como patrimonio que incluyen también lo cultural, desde su valor histórico, estético y social.


Figura 2.

Identificación del patrimonio



Nota: la Figura 2 muestra los porcentajes de identificación para cada una de las categorías patrimoniales

Fuente: elaboración propia


En cuanto al punto c) participación patrimonial, se consideró la frecuencia con que las personas participan de eventos, manifestaciones culturales, fiestas populares; o visitan sitios o lugares del patrimonio local, como las obras arquitectónicas y los museos. Cabe mencionar que la frecuencia de participación se especificó para cada


4 Patrimonio arquitectónico: tres o + veces al año (muchas veces), dos veces al año (algunas veces), una vez al año (excepcionalmente), nunca (nunca); patrimonio mueble: una vez al año (muchas veces), una vez c/tres años (algunas veces), una vez c/seis años (excepcionalmente), nunca (nunca); patrimonio inmaterial: una vez c/tres meses (muchas

categoría4, aunque para la evaluación se utilizó la misma escala de valoración (muchas veces- algunas veces- excepcionalmente- nunca).


En este eje los resultados muestran una alta participación para todas las categorías patrimoniales


veces); una vez c/seis meses (algunas veces); una vez al año (excepcionalmente); nunca (nunca); parques y plazas: una vez por semana (muchas veces), una vez al mes (algunas veces), una vez c/seis meses (excepcionalmente), menos de una vez c/seis meses (nunca).

(Figura 3). En el caso del patrimonio arquitectónico el porcentaje más alto en la escala de valoración (38 %) indica que los y las habitantes de San Luis participaron

«muchas veces» de visitas a obras arquitectónicas de la ciudad o charlas sobre el tema; y un 16 % señala que

«algunas veces». En otro porcentaje, un 29 % dice participar «excepcionalmente» y solo el 17 % del total dice no haber participado «nunca». Con respecto al patrimonio mueble, también se observa que el mayor porcentaje en la escala, un 32 %, ha participado «muchas veces» y un 23 % «algunas veces» de visitas o charlas en el museo de Historia de San Luis o en el museo Dora Ochoa de Masramón donde se ubican, preservan y comunican los bienes muebles locales. No obstante, un porcentaje cercano al anterior (28 %) afirma no haber

participado «nunca», dando cuenta de una diferencia menor entre quienes participaron «mucho» en actividades vinculadas con este tipo de patrimonio y quienes no lo hicieron. En cuanto al patrimonio inmaterial, el 41 % de los y las habitantes indican haber participado «muchas veces» y el 31 % «algunas veces» de fiestas populares, espectáculos de teatro o bailes, así como de conciertos, charlas o disertaciones culturales. Ambos resultados muestran una participación que supera el 70 %. Por último, con respecto a parques y plazas se presenta un igual porcentaje (40 %) de respuestas que indican que «muchas veces» y «algunas veces» los y las habitantes visitan los espacios verdes de la ciudad, lo cual suma un total de participación del 80 %.


Figura 3.

Participación patrimonial


Nota: la figura muestra los porcentajes de participación para cada una de las categorías patrimoniales

Fuente: elaboración propia


Finalmente, en relación con el punto d) movilización por el patrimonio (Figura 4), se tuvo en cuenta la frecuencia con que las personas se movilizaron para manifestarse en

defensa del patrimonio de San Luis en situaciones en las que este se vio afectado o vulnerado. En la ciudad, algunos hechos que han trascendido públicamente dan

cuenta de la destrucción de edificios de valor patrimonial5 y la necesidad de generar políticas de restauración y conservación de bienes deteriorados, no solo materiales, sino también inmateriales6; lo cual muchas veces se activa gracias a la demanda e impulso de la sociedad civil. No obstante, los resultados del cuestionario muestran una baja participación de la comunidad, ya que el mayor

porcentaje de personas indican que «nunca» se movilizaron en pos de la salvaguarda patrimonial. Esa mayoría supera el 50 % en cada categoría: 62 % para el patrimonio arquitectónico, 72 % para el patrimonio mueble, 62 % para el patrimonio inmaterial y 68 % para parques y plazas.


Figura 4.

Movilización patrimonial



Nota: la figura muestra los porcentajes de movilización para cada una de las categorías patrimoniales

Fuente: elaboración propia


La variable etaria en los usos y percepciones sobre el patrimonio

Como se mencionó anteriormente, en este trabajo se decidió considerar la variable etaria para identificar


5 Algunos ejemplos son el derribo de La Vieja Estación; la demolición del Mercado Municipal; el incendio del Club Social, el cual no fue recuperado; y más recientemente la modificación del «Solar de los Pringles» (Kram, 2018).

diferencias o similitudes en las maneras en que grupos de diferentes edades (desde los más jóvenes a los más adultos) perciben y se vinculan con el patrimonio cultural. Esta cuestión generacional no es un aspecto menor, si se


6 Ejemplo de ello es el Cancionero Tradicional de San Luis «Dora ochoa de Masmaron», que contiene canciones, leyendas y costumbres locales escritas por la escritora y docente Dora Ochoa y que fueron recuperadas de viejos cuadernos gracias a la intervención de organizaciones comunitarias como la Asociación Pirkas de San Luis.

comprende al patrimonio como un vehículo para la transmisión de valores, experiencias y conocimientos entre las generaciones, a partir de las cuales será necesario promover sucesivamente la salvaguarda patrimonial, si se espera alcanzar la sustentabilidad sociocultural de las comunidades.


Para ello, para los cuatro ejes de análisis y cada una de las categorías patrimoniales, se distinguieron los resultados según los diferentes rangos etarios: de 18 a 31 años, de 32 a 45, de 46 a 59, y de 60 y más de 60 años. En el análisis que sigue a continuación, estos rangos serán

mencionados como primer grupo, segundo grupo, tercer y cuarto grupo; de menor a mayor, para evitar referenciar las edades incluidas en cada caso.


En cuanto al reconocimiento del patrimonio (ver Tabla 1) se observa que el patrimonio arquitectónico obtiene el número más alto de reconocimiento en todos los grupos etarios: 58 % en el primero; 85 % en el segundo; 91 % en el tercero y 93 % en el cuarto; resultado que muestra, además, que el reconocimiento de bienes arquitectónicos locales es mayor en personas de más edad, desde los 46 años en adelante, y más aún después de los 60.


Tabla 1.

Reconocimiento e identificación por edades


Eje

Rangos

Escala

Arquitectónico

Mueble

Inmaterial

Parques y plazas


Reconocimiento del patrimonio


18 a 31

3 o +

40

58%

7

12%

15

25%

11

19%

2

12

20%

8

14%

9

15%

21

36%

1

1

2%

5

8%

10

17%

14

24%

0

6

10%

39

66%

25

42%

13

22%


59

100%

59

100%

59

100%

59

100%


32 a 45

3 o +

94

85%

33

30%

44

40%

22

20%

2

12

11%

11

10%

22

20%

36

32%

1

2

2%

13

12%

18

16%

36

32%

0

3

3%

54

49%

27

24%

17

15%


111

100%

111

100%

111

100%

111

100%


46 a 59

3 o +

67

91%

33

35%

31

42%

14

19%

2

4

5%

6

8%

16

22%

25

34%

1

0

0%

9

12%

11

15%

21

28%

0

3

4%

26

45%

16

22%

14

19%


74

100%

74

100%

74

100%

74

100%


60 y > 60

3 o +

52

93%

26

46%

31

55%

14

25%

2

1

2%

4

7%

11

20%

16

29%

1

2

4%

5

9%

6

11%

23

41%

0

1

2%

21

38%

8

14%

3

5%


56

100%

56

100%

56

100%

56

100%

Identificación patrimonial


18 a 31

Mucho

4

7%

2

3%

10

17%

12

20%

Bastante

19

32%

8

14%

17

29%

27

46%

Poco

23

39%

27

46%

21

36%

12

20%

Muy poco

13

22%

22

37%

11

19%

8

14%


59

100%

59

100%

59

100%

59

100%

32 a 45

Mucho

16

14%

12

11%

17

15%

30

27%

Bastante

33

30%

22

20%

36

32%

48

43%




Poco

48

43%

52

47%

40

36%

28

25%

Muy poco

14

13%

25

23%

18

16%

5

5%


111

100%

111

100%

111

100%

111

100%


46 a 59

Mucho

18

24%

14

19%

15

20%

18

24%

Bastante

31

42%

18

24%

31

42%

30

41%

Poco

19

26%

29

39%

20

27%

21

28%

Muy poco

6

8%

13

18%

8

11%

5

7%


74

100%

74

100%

74

100%

74

100%


60 y > 60

Mucho

23

41%

17

30%

16

29%

20

36%

Bastante

24

43%

23

41%

26

46%

26

46%

Poco

5

9%

13

23%

11

20%

10

18%

Muy poco

4

7%

3

5%

3

5%

0

0%


56

100%

56

100%

56

100%

56

100%

Nota: la tabla muestra los resultados de los ejes Reconocimiento e Identificación diferenciados en grupos etarios. Se señalan con color verde los porcentajes más altos obtenidos en cada caso

Fuente: elaboración propia


En el caso del patrimonio mueble, la mayoría de los grupos etarios (primero, segundo y tercero) respondieron desfavorablemente al reconocimiento de bienes dentro de esta categoría: el 66 %, 49 % y 45 %, respectivamente, no pudo reconocer ninguno. Por el contrario, en las personas identificadas en el cuarto grupo (60 años y más) se obtuvo el mayor porcentaje de reconocimiento (46 %), al mencionar tres bienes o más de este tipo.


Por otra parte, con respecto al patrimonio inmaterial, la mayoría del primer grupo (42 %) no pudo reconocer ningún bien, mientras que a medida que se avanza en edad se observa un aumento progresivo en el porcentaje de reconocimiento. Se obtuvo un 40 % en el segundo grupo, un 42 % en el tercero y un 55 % en el cuarto; siendo este último el grupo etario que pudo reconocer en más del 50 % tres o más bienes inmateriales característicos de la ciudad. Por último, para el caso de parques y plazas los tres primeros rangos etarios reconocen estos espacios en una misma escala (el mayor porcentaje se obtiene en el reconocimiento de dos “parques o plazas”), con la excepción del cuarto grupo que solo pudo reconocer, en su mayoría, un “parque o plaza” (41 %).


Con respecto al eje identificación del patrimonio (ver Tabla 1), los resultados muestran algunas diferencias en la forma en que los distintos grupos etarios se identifican con su patrimonio cultural. En el caso del patrimonio arquitectónico, el primer y segundo grupo se identifica en su mayoría «poco» (39 % y 47 %) con dicho patrimonio,

aunque en el tercer y cuarto grupo «bastante» (42 % y 43

%), lo que evidencia una identificación que crece con la edad. Es de destacar que el cuarto grupo también se identifica «mucho» en un porcentaje alto (41 %), muy similar al de «bastante». Por su parte, el patrimonio mueble genera «poca» identificación en el primero (46

%), segundo (47 %) y tercer grupo (39 %), aunque ese porcentaje es más favorable en el cuarto grupo en el que la mayoría (41 %) se identifica «bastante». Es decir que solo las personas con más edad son las que mayormente se identifican con este patrimonio.


En el caso del patrimonio inmaterial, se observa que el primero y segundo grupo etario (de 18 a 31 años y de 32 a 45 años) se identifica en su mayoría «poco» con dicho patrimonio (ambos con mismo porcentaje 36 %), mientras que los grupos de más edad dicen identificarse

«bastante», en un 42 % y 46 %, respectivamente. Por último, en la categoría «parques y plazas», se manifiesta una gran identificación con estos lugares en todos los rangos etarios, ya que el porcentaje más alto se obtuvo en la respuesta «bastante» (más del 40 % en todos los casos).


El tercer eje de análisis, participación patrimonial (ver Tabla 2), como se indicó anteriormente, se relaciona con la frecuencia con que la población sanluiseña participa de actividades, manifestaciones culturales, usos, visitas o recorridos por sitios, lugares y bienes del patrimonio cultural local.

Tabla 2.

Participación y movilización por edades


Eje

Rangos

Escala

Arquitectónico

Mueble

Inmaterial

Parques y plazas

Participación patrimonial


18 a 31

Muchas veces

17

29%

6

10%

14

24%

31

53%

Algunas veces

14

24%

11

19%

9

15%

18

31%

Excepcionalmente

18

31%

11

19%

26

44%

5

8%

Nunca

10

17%

31

53%

10

17%

5

8%


59

100%

59

100%

59

100%

59

100%


32 a 45

Muchas veces

34

31%

31

28%

31

28%

48

43%

Algunas veces

17

15%

25

23%

20

18%

45

41%

Excepcionalmente

36

33%

20

18%

36

32%

14

13%

Nunca

23

21%

35

32%

24

22%

4

4%


111

100%

111

100%

111

100%

111

100%


46 a 59

Muchas veces

32

43%

30

41%

20

27%

17

23%

Algunas veces

9

12%

19

26%

9

12%

34

46%

Excepcionalmente

23

31%

12

16%

38

51%

17

23%

Nunca

10

14%

13

18%

7

9%

6

8%


74

100%

74

100%

74

100%

74

100%


60 y >

60

Muchas veces

32

57%

29

52%

21

38%

22

39%

Algunas veces

7

13%

13

23%

13

23%

23

41%

Excepcionalmente

10

18%

9

16%

13

23%

5

9%

Nunca

7

13%

5

9%

9

16%

6

11%


56

100%

56

100%

56

100%

56

100%

Movilización patrimonial


18 a 31

Muchas veces

3

5%

3

5%

2

3%

5

8%

Algunas veces

10

17%

5

8%

6

10%

9

15%

Excepcionalmente

1

2%

1

2%

5

8%

3

5%

Nunca

45

85%

50

85%

46

78%

42

71%


59

100%

59

100%

59

100%

59

100%


32 a 45

Muchas veces

7

6%

4

4%

4

4%

6

5%

Algunas veces

20

18%

11

10%

17

15%

19

17%

Excepcionalmente

7

6%

8

7%

8

7%

12

11%

Nunca

77

69%

88

79%

82

74%

74

67%


111

100%

111

100%

111

100%

111

100%


46 a 59

Muchas veces

5

7%

4

5%

4

5%

3

4%

Algunas veces

14

19%

12

16%

11

15%

12

16%

Excepcionalmente

10

14%

7

9%

8

11%

10

14%

Nunca

45

61%

51

69%

51

69%

49

66%


74

100%

74

100%

74

100%

74

100%


60 y >

60

Muchas veces

14

25%

6

11%

8

14%

10

18%

Algunas veces

16

29%

19

34%

13

23%

17

30%

Excepcionalmente

6

11%

6

11%

9

16%

8

14%

Nunca

20

36%

25

45%

26

46%

21

38%


56

100%

56

100%

56

100%

56

100%

Nota: la tabla muestra los resultados de los ejes Participación y Movilización diferenciados en grupos etarios. Se señalan con color verde los porcentajes más altos obtenidos en cada caso

Fuente: elaboración propia


Para el patrimonio arquitectónico, la frecuencia más alta de participación, dada por visitas a edificios, obras o charlas relacionadas con el tema, se obtiene en el cuarto grupo etario (57 %); es decir, en las personas de 60 años o más, quienes manifiestan haber participado al menos 3 veces de actividades de estas características. La mayor participación en los otros grupos se obtiene en porcentajes menores (29 % en el primer grupo, 32 % en el segundo y 43 % en el tercero). En los grupos de menos edad (primero y segundo), la frecuencia de participación más seleccionada fue la que se corresponde con una visita a estos espacios (31 % y 33 %, respectivamente).


La participación en torno al patrimonio mueble, que en este caso se vincula con ir y recorrer los principales museos de San Luis, es muy baja en los grupos más jóvenes, ya que la mayoría dice no haber participado

«nunca»: 53 % en el primer grupo y 32 % en el segundo. En los más adultos la participación aumenta, ya que la mayoría sostiene haber visitado los museos al menos una vez al año (41 % en el tercer grupo y 52 % en el tercero).


Con respecto al patrimonio inmaterial, la participación en fiestas populares; espectáculos de teatro y/o baile; manifestaciones, charlas o disertaciones culturales; entre otros eventos; es poco frecuente en los tres primeros grupos etarios, ya que mayormente respondieron que participan de dichos eventos una vez por año (44 %, 32 % y 51 % respectivamente). Por el contrario, las personas de 60 y más de 60 años, dicen en su mayoría (38 %) participar con una frecuencia de cada tres meses en este tipo de propuestas, lo que evidencia una actitud más proactiva y partícipe relacionada con el patrimonio inmaterial.


Por último, para el caso de «parques y plazas», la participación es alta en todos los rangos etarios, aunque un tanto mayor en los grupos más jóvenes, quienes mayormente dicen recurrir a estos lugares al menos una vez por semana (53 % en el primer grupo y 43 % en el segundo); a diferencia de los más adultos, cuya frecuencia, en su mayoría, es de una vez por mes (46 % y 41 %, respectivamente).


Por último, en cuanto al eje movilización por el patrimonio (ver Tabla 2), se observa que para todas las categorías patrimoniales y todos los grupos etarios las

acciones o actividades relacionadas con la defensa del patrimonio son nulas o minoritarias. En ese sentido, se presenta un porcentaje muy alto de respuestas que afirman «nunca» haberse movilizado por tal causa. Para el patrimonio arquitectónico se obtuvo un 76 % en el primer grupo, un 69 % en el segundo, un 61 % en el tercero, y un poco menor en el cuarto grupo, en el cual, si bien también la mayoría sostiene (36 %) no movilizarse al respecto, otras personas en un porcentaje cercano (29 %) manifiestan movilizarse «algunas veces».


De modo similar ocurre con el patrimonio mueble. El primer grupo sostuvo en un 85 % que «nunca» se movilizó por dicho patrimonio, el segundo en un 79 %, el tercero en un 69 % y el cuarto en un 46 %. Aquí también se observa que la nula participación se reduce a mayor edad, en donde las personas adultas mayores dicen movilizarse

«algunas veces» en un 34 %. Para el patrimonio inmaterial los porcentajes más altos, que aluden a esta falta de movilidad en defensa del patrimonio, son mayores en el primer y segundo grupo y menores en los rangos de más edad: 78 %, 74 %, 69 % y 46 %, respectivamente. Finalmente, de la misma manera, los porcentajes para «parques y plazas» son 71 %, 67 %, 66

% y 38 %, los cuales también muestran que a mayor edad la nula participación se compensa con un porcentaje no tan bajo (30 %) en lo que respecta a la participación

«algunas veces». Es decir que, en términos generales, en los adultos mayores se achica la diferencia de porcentajes entre quienes no se han movilizado y quienes sí. No ocurre lo mismo con los grupos más jóvenes en donde esa brecha en la movilización es muy grande.

Discusión

Para finalizar, se desea señalar cómo los cuatro ejes analizados para cada una de las categorías patrimoniales permitieron identificar tanto las fortalezas como las debilidades que hacen a la sustentabilidad sociocultural del patrimonio de San Luis. Lo significativo es que estas lecturas se desprenden de la visión y experiencia de la población local participante de la muestra. Como resultados favorables, a través de las respuestas al cuestionario, se advierte que, en un porcentaje general, existe un alto nivel de reconocimiento e identificación en

tres de las categorías del patrimonio, con prevalencia de lo arquitectónico. Por el contrario, se pone de manifiesto una situación crítica para el caso del patrimonio mueble, ya que este es poco reconocido e identificado por las personas de la comunidad. No obstante, y a través de la incorporación de la variable etaria, se pudo observar que, además del patrimonio mueble, los más jóvenes tampoco reconocen el patrimonio inmaterial ni se identifican mayoritariamente con este, así como con el patrimonio arquitectónico.


Lo mismo ocurre con la participación. Si bien de modo general se podría afirmar que se trata de una comunidad activa que concurre a los diferentes sitios o que asiste a charlas sobre lo patrimonial; lo cierto es que las respuestas dan cuenta de una nula o muy baja participación por parte del sector más joven en torno del patrimonio mueble. Algo similar sucede con las propuestas vinculadas con el patrimonio arquitectónico e inmaterial en las que dicha participación se da de manera esporádica. La diferencia fue notoria en la categoría de parques y plazas, ya que en esta se obtuvieron resultados en porcentajes más altos en todas las franjas etarias.


Estos resultados permiten advertir una diferente manera de percibir y apropiarse del patrimonio según las generaciones. Es posible observar cómo el interés y el acercamiento a las propuestas vinculadas con lo patrimonial se da en las personas más adultas, dando cuenta de un enriquecimiento o fortalecimiento de estos aspectos con la edad, contrario a lo que ocurre en las generaciones más jóvenes. En tal sentido, lo que en un marco global (o macro) se presenta como fortalezas, en lo particular (en lo micro) se pueden leer como debilidades o aspectos a reforzar, si se quieren promover políticas para la salvaguarda integral del patrimonio cultural local.


Como se desarrolló en la primera parte de este artículo, el patrimonio es una construcción social que se activa desde la valoración y sentido de apego que generan los grupos hacia determinados bienes culturales con el fin de usarlos, honrarlos y transmitirlos a las nuevas generaciones para su propio beneficio. En ese sentido, y bajo el lema: no se valora lo que no se conoce (Criado- Boado y Barreiro, 2013), es que resulta fundamental promover ese conocimiento en las nuevas generaciones para que se vuelvan partícipes y protagonistas en los procesos de apropiación y activación, los que requerirán

de manera imprescindible de la comunicación y la educación patrimonial. Procesos que involucren a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en espacios de educación formales y no formales; e inviten a la enseñanza y la práctica reflexiva sobre el entorno sociocultural que los rodea y sobre aquellas «entidades» que permitan reconocer los rasgos históricos, la identidad cultural y la memoria colectiva de la comunidad de pertenencia.


Ello, no obstante, y desde una perspectiva de la sustentabilidad, supondrá promover la protección del patrimonio desde una renovación permanente. Es decir, desde un enfoque que no solo mire al pasado a riesgo de convertir el patrimonio en una entidad rígida y congelada, sino que recupere sus funciones sociales y culturales contemporáneas, para que sean continuamente revisadas y actualizadas en el presente, relacionadas con los problemas actuales, a fin de mantener su significado y funcionamiento en el futuro (UNESCO, 2014). Este replanteo es fundamental en los y las jóvenes, si se comprende a estos actores claves en la construcción de dicho futuro. Por ello, los resultados que muestran a este grupo más desvinculado o desinteresado en el tema se convierten en información útil al momento de tomar decisiones que apunten a trabajar lo patrimonial con el sector juvenil. Específicamente en Argentina el Ministerio de Educación a través del portal educativo EDUC.AR nuclea materiales sobre diversos temas, entre ellos el patrimonio cultural, con contenidos educativos, herramientas y recursos didácticos para docentes y materiales para estudiantes que, además, se orientan a los distintos niveles de formación. Un trabajo de interés en este sentido es uno destinado al desarrollo de proyectos juveniles orientado a dos itinerarios:

«Territorios e identidades» y «Patrimonio, producciones y prácticas culturales» (Ministerio de Educación, 2021).


De los datos analizados se desprende, además, que la movilización en defensa del patrimonio obtuvo los resultados más bajos en todos los grupos etarios, lo cual posibilita pensar, por un lado, en el poco interés e involucramiento comunitario en estos temas y, por otro, en la falta de espacios y de un contexto propicio para la intervención de la comunidad. Sobre esta cuestión en particular, algunas investigaciones (Chaparro y Giacomasso, 2023; Quiroga, 2022; Trocello de Viecens, 2005) han referido al rol pasivo que los y las ciudadanas sanluiseñas han tenido en la decisión de las políticas públicas, y en la participación en general. Al respecto,

Quiroga (2022) sostiene que en San Luis las movilizaciones ciudadanas han sido esporádicas y silenciadas por los medios oficiales, lo que ha conllevado a una sociedad civil desarticulada que expresa una cultura ciudadana del desinterés por las cuestiones públicas y un diálogo social ausente, con apenas posibilidades para procesos de comunicación participativa. Esto se vincula, a su vez, con lo que plantea Trocello de Viecens (2005) sobre el régimen político de los Rodríguez Saá, una familia con una tradición política extensa en la provincia que desde 1860 estuvo vinculada al poder, perpetuando de ese modo dispositivos institucionales que llevaron, durante varias décadas, a fortalecer un sistema paternalista que ha limitado a la ciudadanía en su responsabilidad para la participación y la toma de decisiones colectivas.


Estas cuestiones vinculadas con los problemas de la participación se han visto reflejadas en otros trabajos del ámbito nacional referidos a lo patrimonial, en los que se da cuenta de cómo las burocracias estatales adoptan un tipo de gestión autocrática y una visión conservadora del patrimonio (Endere et al., 2021b), generando una distancia con aquellos postulados teóricos —actualizados e inclusivos— que refieren a la interacción permanente con la comunidad y a la multivocalidad como esencial para generar propuestas que respeten la diversidad de visiones (Curtoni, 2015; Gianotti et al., 2015). Otro aspecto a considerar frente a esta problemática son las dificultades para reunir a personas en las discusiones relativas a la gestión patrimonial, lo que ha llevado en algunos estudios internacionales —como el referido a las percepciones sobre el patrimonio mundial en tres ciudades españolas (Castillo et al., 2016)— a ofrecer incentivos u obsequios que motiven la participación de los grupos, en algunos casos, acudiendo e invitando a personas que circulaban por las calles. No obstante, en España, después de varias décadas de muy escaso protagonismo ciudadano, existen trabajos que muestran un fenómeno emergente de asociaciones locales (Muñoz, 2016), formadas por ciudadanos cuyos objetivos e intereses se centran en proteger su patrimonio, en base a inquietudes propias y a la toma de consciencia frente a la falta de actuación de las administraciones públicas. En el contexto sudamericano y argentino, se pueden encontrar varios ejemplos de gestión patrimonial —principalmente en sitios arqueológicos y museos— donde sectores de la comunidad participan activamente aportando sus propias visiones o a través de actividades concretas (Benavides,

2001; Endere y Zulaica, 2015; Freire, 2019; Pozzi-Escot y Uceda, 2019; Villanueva Criales, 2019). Sin embargo, como se plantea en este trabajo y otros realizados previamente en la provincia, hace falta profundizar en la puesta en práctica de los postulados teóricos sobre la participación social y la multivocalidad, así como recuperar las experiencias nacionales e internacionales como las aquí citadas, para diseñar acciones específicas, situadas, sistematizadas y adecuadas a objetivos puntuales, como puede surgir a partir de este caso en relación con promover la apropiación, concienciación, sensibilización y salvaguarda del patrimonio cultural desde los grupos juveniles.


Conclusiones

En este estudio se analizaron las percepciones comunitarias sobre el patrimonio de la ciudad de San Luis, identificando además diferencias desde un punto de vista etario. Si bien otras investigaciones sobre el tema se han desarrollado en la provincia, el relevamiento aquí presente se hace específicamente en la ciudad capital y desde el uso de estrategias metodológicas que, al momento, no habían sido utilizadas en el área. El empleo de un cuestionario online no solo posibilitó una continuidad en la investigación en un contexto de aislamiento, sino que además habilitó el acceso a mayor información sobre el tema, debido a la cantidad de respuestas que fue posible recoger durante el tiempo que se aplicó a la muestra. Es importante destacar que los datos y la discusión antes presentadas no pueden dar cuenta de las causas directas que generan tales resultados y eso muestra las limitaciones de la herramienta. No obstante, a través de ella es posible identificar aspectos que socavan la sustentabilidad sociocultural del patrimonio, para luego profundizar —a través de otros instrumentos metodológicos— en las razones o fundamentos de las dificultades detectadas. Desde el punto de vista de los grupos etarios, los datos muestran el poco «reconocimiento», «identificación»,

«participación» y «movilización» de parte de los más jóvenes en torno a la mayoría de los tipos patrimoniales, lo cual se convierte en un disparador para el desarrollo de futuros estudios y líneas de acción vinculadas con la comunicación pública y la educación patrimonial que tengan como destinatario al sector juvenil.


Por último, se espera que la información recabada en esta investigación, si bien preliminar, sirva como insumo

a los gobiernos, las instituciones especializadas en patrimonio y distintos sectores de la comunidad para impulsar políticas que apunten a promover una mirada más integral y situada del patrimonio cultural local, la cual incorpore los intereses de las personas y grupos involucrados en pos de una gestión del patrimonio que sea socioculturalmente sustentable.


Contribuciones del autor

María Vanesa Giacomasso: investigación y redacción del artículo.


Declaración sobre conflictos de interés

Este trabajo no presenta conflicto de intereses. En el proceso de investigación los agentes intervinientes lo hicieron con su consentimiento previo, libre e informado.

Agradecimientos

Este trabajo fue financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación a través del Proyecto de Investigación Científica y Tecnológica (PICT 2016-0551). Se agradece a todas las personas que participaron colaborativamente en la confección del cuestionario, en especial a la Asociación Pirkas de San Luis, y también a quienes contribuyeron con su distribución.


Referencias

Anderson, B. (1996). L’imaginaire national. Réflexions sur l’origine et l’essor du nationalisme. La Découverte.

Barreiro, D. (2015). La producción de patrimonio cultural. En C. Gianotti, D. Barreiro y B. Baptista (Coords.), Patrimonio y Multivocalidad. Teoría, práctica y experiencias en torno a la construcción del conocimiento (pp. 17-28). Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Universidad de la República de Montevideo.

Benavides, H. (2001). Returning to the Source: Social Archaeology as Latin American Philosophy. Latin American Antiquity 12, 355–370. https://doi.org/10.2307/972084

Bonfil Batalla, G. (2004) Pensar nuestra cultura. Nuestro patrimonio cultural: un laberinto de significados. Diálogos en la acción, 1, 117-134.

http://docencia.uaeh.edu.mx/estudios- pertinencia/docs/cultural/93.pdf

Cantar, N., Endere, M. L., y Zulaica, L. (2021). La “arqueología” de la sustentabilidad en la concepción del patrimonio cultural. Revista de Estudios Sociales, 75, 71- 86.

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