Familias y neorruralidad en Choachí, Colombia: construyendo espacios relacionales para el bienestar colectivo

Families and Neo-rurality in Choachi, Colombia: building relational spaces towards collective well-being

Magaly del Socorro Bustos Coral* y Adrián David Galindo Ubaque**



Resumen: Una mejor calidad de vida, desarrollo y bienestar son intereses propios de las familias y las comunidades que migran para tener mayores oportunidades, sin embargo, migrar de la ciudad al campo implica reconocer las experiencias de las familias que han tomado la decisión con la convicción de un mejor vivir y así observar las prácticas y rituales que configuran los vínculos en las familias y las comunidades rurales para comprender sus proceso de adaptación y nuevas formas de relación con lo rural. Se presentan resultados de la primera fase del proyecto de investigación « Reconfiguración familiar y nueva ruralidad: Un estudio de caso de municipio de Choachí, Cundinamarca», del Instituto de Estudios en Familia de la Fundación Universitaria Monserrate. Desde una perspectiva sistémico-compleja, se aplicaron entrevistas dialógicas, con dos personas referentes territoriales oriundas del municipio de Choachí-Cundinamarca y dos familias que se habían trasladado a zonas rurales del municipio. Los resultados son analizados bajo dos categorías de análisis: familia y neorruralidad y prácticas y rituales. Se encuentra que la neorruralidad es un proceso dialógico y recursivo que no solo es vivido por las familias que transitan de la ciudad al campo, sino también por las familias oriundas que las reciben, compartiendo saberes y rituales que organizan la neorruralidad como una práctica ritualizada de bienestar y la relación con el otro, la tierra, los animales y la naturaleza en general.


Palabras clave: familia; ruralidad; prácticas familiares; rituales familiares.

Abstract: A better quality of life, development and well-being are interests of the families and communities that migrate to have greater opportunities; however, migrating from urban zones to the countryside implies recognizing the experiences of the families that have made the decision by themselves with the conviction of a better life and thus observing the practices and rituals that configure the bonds in the families and rural communities to understand their adaptation process and new forms of relationship with the rural. Results from the first phase of the research project with families and neo-rurality in Cundinamarca from Instituto de Estudios en Familia at Fundación Universitaria Monserrate are presented. From a systemic complex perspective, dialogic interviews were conducted with two people who are territory referents, Municipio Choachi in Cundinamarca and two families that had moved from rural areas to the countryside (Choachi) . The results are analyzed under two categories: family practices and rituals and neo-rurality. Neo-rurality is a dialogic and recurrent process that is not only lived by the ones who moved to the countryside but also by the ones who have lived there and welcome the families coming from the city. Both sharing knowledge and rituals that organize neo-rurality as ritualized wellbeing practices and the relationship with the other, land, animals, and nature in general.


Keywords: family; rurality; family practices; family rituals.


Artículo de investigación/ Research article

Cómo citar este artículo: Bustos-Coral, M., y Galindo-Ubaque, A. (2024). Familias y neorruralidad en Choachí, Colombia: construyendo espacios relacionales para el bienestar colectivo. Jangwa Pana, 23(2), 1-13. doi: https://doi.org/10.21676/16574923.5404

Recibido: 31/07/2023 | Aceptado: 19/04/2024 | Disponible en línea: 24/05/2024


1 * Fundación Universitaria Monserrate, Colombia – Correo: mdsocorro@unimonserrate.edu.co – ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1397-7502

Introducción

En los últimos años se han experimentado transformaciones en la concepción y el significado de la vida en el campo y la ciudad, siendo tendencia en las personas, familias y comunidades el cuestionarse la vida en las grandes ciudades en búsqueda del bienestar por una calidad de vida; dichos cuestionamientos parecen resolverse al vincularse con la naturaleza, migrar al campo y el vivir tranquilo y alivianado en territorios rurales.

Este fenómeno surge con mayor fuerza en comunidades europeas y en algunos países en Latinoamérica, siendo más reciente en Colombia. Estos movimientos migratorios de las familias, que por cuenta propia se trasladan de grandes urbes a zonas menos densamente pobladas, llaman la atención, porque va en dirección opuesta a la lógica de que los habitantes en las zonas rurales han considerado, durante años, buscar en la ciudad el progreso y un mejor futuro.

El proyecto de investigación se centra en el acontecimiento de las familias que deciden trasladarse de la ciudad a territorios menos poblados, rurales, con mayor posibilidad de contacto con la naturaleza; por lo que el presente artículo busca reconocer experiencias de las familias y la neorruralidad en sus prácticas familiares que apuntan a una forma diferente de vivir la ruralidad en Choachí, Cundinamarca, considerando problemático el fenómeno de la neorruralidad y sus formas de significarse a través de los haceres, prácticas y rituales en la configuración vincular.

Para abordar la neorruralidad, se hizo un rastreo bibliográfico desde la categoría de ruralidad y nuevas ruralidades; desde las disciplinas de las ciencias sociales, se identifica una tendencia a un aumento en los estudios sobre ruralidad en general.

Con relación a la categoría de familias rurales, se encuentra una tendencia al rol de la mujer en sus actividades productivas; Porras-Solís (2021) retoma aspectos sobre el tiempo de las mujeres rurales jefas de hogar en Costa Rica, concluye que por un amplio margen las mujeres tienen una mayor carga de trabajo sin remuneración, el estudio da cuenta de la desventaja de las mujeres jefes de hogar con relación a los hombres.

En la misma línea, en el estudio titulado «Vulnerabilidad laboral de la mujer rural latinoamericana», de Valenciano

et al. (2022), se llega a la conclusión de mejorar, con medidas de ayuda para las mujeres, sus condiciones mediante el empleo rural no agrario; y de mejorar las políticas frente al proceso de urbanización en las que se tenga en cuenta a las mujeres como trabajadoras rurales.

En el ámbito colombiano, más específicamente en Viotá Cundinamarca, Chávez et al. (2021) indagan sobre los saberes de las mujeres como dispositivo de empoderamiento en zonas rurales; el estudio se realizó principalmente alrededor del cultivo, la producción y la comercialización de plantas aromáticas, con lo que da cuenta del rol de la mujer en la ruralidad. Este tema ha ganado visibilidad y evidencia nuevas formas de habitar la ruralidad.

Iño (2020) realizó un estudio sobre jóvenes rurales y sus vivencias en la universidad, teniendo en consideración su identidad étnica y su experiencia universitaria como jóvenes rurales indígenas, concluyendo que su identidad no se pierde en el transcurso de su paso por la universidad; es más, esta se afirma con el vínculo con su territorio, su cultura, sus lazos familiares y comunales.

Estos estudios dan cuenta de procesos y fenómenos recurrentes en la comprensión de la ruralidad y las familias, en dos tendencias, a saber: el rol de la mujer y el liderazgo en sus familias y, por ende, en sus comunidades; así como la identidad interrogada de los jóvenes que buscan otras formas de vida más allá del campo.

Por lo anterior, se considera que existen nuevas formas de habitar en las zonas rurales y que por ello se deben atender esas transformaciones. La nueva ruralidad presenta dos características sobresalientes en las últimas décadas: por una parte, la desaparición de la dicotomía entre campo y ciudad centrado en el territorio, y la diversificación de las sociedades rurales. De esta manera, la nueva ruralidad va más allá de aspectos demográficos y geográficos. Llambí y Pérez (2011) y Kay (2009), desde la sociología rural latinoamericana, hacen alusión a las transformaciones agrarias generadas por la implementación de políticas neoliberales.

En esta misma línea sobre las nuevas formas de vivir en la ruralidad, se presenta el estudio de Mijangos Noh et al. (2017) con una comunidad Maya en México. En el estudio se hace alusión al cambio en las formas de educar a los niños con el uso de herramientas tecnológicas, internet, celulares entre otros, propiciando más autonomía y que responda más a las necesidades del siglo XXI.

Ahora bien, en estas formas de nueva ruralidad, más centradas en las formas de vivir en las zonas de baja densidad poblacional, o en zonas alejadas de las grandes urbes, aparecen grupos de personas que han llegado a las zonas rurales, al campo, provenientes de la ciudad. En este grupo es en el que se centra la investigación; aquellos que lo han hecho por una decisión consciente de bienestar, estas familias que ahora habitan lo rural surgen como pobladores diferentes a las dinámicas que se venían presentando en las nuevas ruralidades mencionadas anteriormente; esto es lo que se denomina como neorruralidad. Trimano (2019), en su rastreo, identifica varias denominaciones, tales como migración de amenidad, contraurbanización, migración por estilo de vida, migración residencial o naturbanización, entre otras.

De igual manera, Quirós (2019), en su estudio sobre el fenómeno de la neorruralidad tomando como estudio de caso a familias de Córdoba, Argentina, hace énfasis en reconocer las intenciones con las que migran las personas; desde la autora, se llega con la intención de cuidar la naturaleza, dado que les interesa la vida tranquila y por lo tanto están dispuestas al buen trato con quienes viven en la región. De igual manera, se les ha de reconocer que vienen a revalorizar la vida en el campo de la población autóctona, ya que aprecian las prácticas y saberes que históricamente han sido menospreciadas desde la perspectiva urbanocéntrica que suele prevalecer.

Con el fin de abordar el fenómeno de la neorruralidad, resulta pertinente recurrir a las investigaciones de Rivera (2009), quien ahonda en las representaciones sociales de los grupos involucrados y reconoce que el tránsito de la vida citadina al entorno rural trasciende la mera reubicación residencial; en realidad, representa una apuesta vital, tal como él lo conceptualiza. En este sentido, identifica un conjunto de intersecciones y convergencias de significado entre lo rural y lo urbano, entre la vida en el campo y en la ciudad. Estas conexiones proveen el cimiento necesario para comprender la neorruralidad, un aspecto central que propone explorar este estudio.

Ahora bien, el presente proyecto es pertinente para estas familias que han decidido habitar la ruralidad y las cualidades de su vinculación. En este estudio hay un foco de interés por comprender a la familia desde la línea de investigación: Familia, Educación e Interdisciplinariedad del Instituto de Estudios en Familia de la Fundación Universitaria Monserrate, desde una mirada sistémica y

compleja de la familia y la neorruralidad.

Para Hernández (2005), la familia es: «una unidad ecosistémica, que crea solidaridades de destino en el tiempo y en el espacio y opera a través de rituales, mitos y epistemes, que se organizan en el interjuego de procesos filogenéticos, ontogenéticos y culturogenéticos» (p. 6). En este sentido, la familia se le reconoce como un sistema de interacciones para suplir necesidades biológicas, psicológicas y culturales que aseguren la supervivencia tanto del individuo como de la sociedad. Vista así, en la familia se gesta una red de relaciones sociales, las cuales están influenciadas por saberes y prácticas culturales, lo cual lleva a dar origen a sus particularidades en un espacio y tiempo histórico determinado.

Lo enunciado hasta el momento permite definir el fenómeno de investigación de las familias y la neorruralidad como la experiencia de las familias de vivir en urbes altamente pobladas a vivir en contextos rurales en busca de bienestar para su familia y adquirir terreno como una muestra de su decisión de vivir en el campo, tomada desde la cosmovisión de un mejor estilo de vida que les genere bienestar. Entre los motivos que surgen, pueden ser aquellas familias con niños pequeños que les favorezca su sano desarrollo. De igual manera, se puede pensar, familias con uno o más integrantes de personas de tercera edad, que anhelan un ambiente menos contaminado y con mejores condiciones para el descanso y una vida más tranquila.

De las prácticas a los rituales en familias neorrurales Los procesos de interacción humana se organizan a través de rituales que configuran a las familias en sus emociones, decisiones, aprendizajes, valores y creencias, que funcionan en la comunicación entre personas, ya que producen cambios que se dan en diversos niveles de la realidad social (Hernández y Bravo, 2008). Por ejemplo, desde el fenómeno de la presente investigación, se reconocen los saberes sobre cuidado de la tierra y ceremonias propias de la vida en la ruralidad, distintos a los saberes oficiales; también se muestra la diferente relación entre amigos urbanos y entre vecinos campesinos. Los rituales permiten canalizar el cambio y su proceso ante las nuevas situaciones, experiencias y

vivencias que trae la mudanza de la ciudad al campo.

Ante la definición del ritual, se destacan los aportes del pensamiento complejo y eco-sistémico, Morin (1984) considera que toda acción individual se da en un marco

de inter-retroacciones que tienden a autoorganizarse, siendo acciones individuales que, desde la interacción, escapan de la conciencia o voluntad del individuo y quedan en campos de interacción ecológica.

En el caso de las familias neorrurales y su papel como sujetos actuantes del nuevo contexto ecológico que habitan en capacidad de adaptar y transformar la realidad encontrada, implica una práctica social, en tres niveles: vivir lo rural, vivir en lo rural y vivir de lo rural (Méndez, 2012). El autor agrega que dichas prácticas surgen en interacción sujetos-entorno natural desde las representaciones frente al modo de vida rural en la preservación de la naturaleza, lo que fortalece la convicción de mayor contacto con la tierra, el agua, el aire, entre otros. Interacción sujetos-entorno sociocomunitario concierne a que la vida rural contempla una vida en comunidad, siendo el campo un lugar bueno, de sanas costumbres y saberes ancestrales, caminando hacia la fraternidad y dejando atrás el individualismo urbano. Interacción sujeto-espacio se considera una práctica de compensación a las duras jornadas laborales o a los espacios que no se tienen en lo urbano, y se configura lo rural como lugar de descanso y tranquilidad.

Las prácticas de las familias neorrurales se constituyen en rituales —siendo la neorruralidad una práctica ritualizada— para llevar a la noción de ritualización en las condiciones de un ritual; estos permiten cambiar o mantener dinámicas de los grupos, generando estatus para favorecer acciones liberadoras o definir conflictos; quiere decir que contienen un efecto social y psicológico. Por otro lado, su representación simbólica expresa ideas y valores culturales de quienes realizan el ritual, siendo altamente significativos, (Hernández y Bravo, 2008).

Ahora bien, la ritualización, de acuerdo con Miermont (1993) se da como ese esquema de reunión entre los humanos, que permite tramitar los comportamientos y así observar las relaciones que se dan en sistemas sociales y familiares. La ritualización es necesaria para reducir la ambigüedad en toda pauta de comunicación, ya que es posible dar cuenta de las cualidades y características para escoger entre alternativas; esto lleva a una toma de decisiones consensuadas, sea para continuar, detener o transformar la ceremonia del ritual. Bajo esta premisa teórica, se considera que el fenómeno de la neorruralidad se da como una condición ritualizada acompañada de diversas prácticas sociales que motivan a las familias a su tránsito a la vida rural: la preservación de la naturaleza, el sentido de comunidad y el espacio como contribución.

De acuerdo con Hernández y Bravo (2008), los rituales familiares se consolidan en la capacidad de transformación que se da desde su misma preparación. Estos dependen de un contexto que determina las emociones y aprendizajes, que a su vez dan pie para que el ritual se repita; otro aspecto es la comunicación de índole emocional y simbólico en reglas contextuales que dotan de significados las relaciones familiares; y por último, la estabilidad de la familia en condiciones temporales entre el pasado, presente, futuro y el mantenimiento del aquí y ahora de sus prácticas culturales, siendo los rituales familiares acciones que fortalecen la identidad, las tradiciones, la cultura y la cohesión comunitaria.

Lo anterior pone en discusión el interés investigativo de la neorruralidad; no desde la representación mental de las familias, sino desde una postura compleja, cibernética y constructivista que da apertura a las posibilidades de construcción de la identidad a través de los rituales familiares organizados para vivir y dar sentido a la existencia y a la vida en la ruralidad; desde las nuevas relaciones que se establecen con familias rurales- campesinas, otras familias neorrurales, animales y el territorio.


Método y técnicas

Para cumplir con el propósito de la investigación, se trabaja desde un enfoque de investigación cualitativa que se centra en los contextos particulares y los procesos, desde los participantes en la comprensión de sus experiencias, conocimientos y significados que se puede dilucidar en sus relatos (Vasilachis, 2006).

Con un diseño narrativo de interés construccionista social, se enfoca el ejercicio metodológico en la comprensión de relatos de los participantes recolectados en encuentros conversacionales mediados por entrevistas dialógicas diseñadas para reconocer las experiencias, vivencias y significados sobre la neorruralidad en sus prácticas, haceres y rituales de las familias. Lo anterior fue mediado en el ejercicio dialógico de la conversación: «tanto el componente esencial de esa identidad –que los hace iguales– como el existencial –que los hace únicos y distintos» (Vasilachis, 2006, p. 57); reconociendo principios éticos de autonomía e igualdad, beneficio de la investigación cualitativa. Según Anderson (Chaveste y Papusa, 2019) se reconocen en los participantes los saberes propios del tema al que se les

ha invitado a hablar; y en el investigador, el saber de orientar la indagación.

Contexto y participantes

El municipio de Choachí fue seleccionado por dos razones, a saber, por su conveniente acceso desde la ciudad de Bogotá y la oportunidad de establecer contacto con las familias locales. Choachí es uno de los 66 municipios del departamento de Cundinamarca en Colombia y se ubica a 38 kilómetros de Bogotá. La base de la actividad económica en Choachí está centrada en explotaciones agrícolas, pecuarias y mineras; además se le reconoce un gran atractivo de turismo y gastronomía. Su extensión es de 223 kilómetros en total, 10.4 km2 de área urbana, y 213 Km2 de área rural (Sitio oficial de Choachí, en Cundinamarca, Colombia, julio 17, 2017)1.

Participaron cuatro actores durante el proceso de la investigación, bajo dos criterios: referentes territoriales y familias con experiencia neorrural.

Dado que es la primera fase del proyecto de investigación, las familias convocadas pertenecen a un municipio de Choachí; eso con el fin de lograr tener algunos puntos de referencia en común. Así se identificó un grupo de familias clase media con hijos pequeños que han llegado en el lapso de los últimos 10 años. Se hizo el contacto con varias familias, de las cuales dos aceptaron participar en el proyecto. De igual manera, se hace acercamiento a las instituciones del estado, secretarías municipales y se cuenta con la participación de una funcionaria. Con este propósito, se llega a un profesor oriundo de Choachí, que por su disponibilidad e interés propio acepta participar en el estudio.

Se aplicaron entrevistas con dos referentes territoriales, quienes al ser oriundos del municipio y por su experiencia de vida personal o laboral, pudieran dar cuenta de las transformaciones del municipio de Choachí en cuanto a los movimientos migratorios. Se acudió a un profesor jubilado que en la actualidad es representante político, quien desde su participación política pudo ofrecer una mirada reflexiva y crítica a las experiencias de las personas y familias que han llegado al municipio. Por otro lado, participó una funcionaria pública que es referente de discapacidad y tiene contacto con las familias; ella nació


1 El sitio oficial de Choachí con la dirección http://www.choachi- cundinamarca.gov.co/informacion_general.shtml. Se debe consultar a partir de un archivo en la dirección: https://web.archive.org/web/20170618184905/http://www.choachi- cundinamarca.gov.co/informacion_general.shtml#identificacion Se

en Choachí, estudió en la ciudad de Bogotá y hace 2 años retornó al municipio a trabajar.

Las otras dos entrevistas se llevaron a cabo con dos familias que cumplieron con los siguientes criterios: familias con hijos que hayan migrado al municipio voluntariamente durante los último cinco años, con actividades relacionadas con el territorio (sociales, culturales y económicas), con proyecciones familiares de establecimiento y permanencia en el lugar, que se puede observar en la escolarización de los niños, proyecto productivo o laboral en Choachí, la compra o tenencia de vivienda o de finca (o la proyección de hacerlo).

La familia 1 corresponde a una extranjera de origen alemán, con su hijo de aproximadamente siete años. La señora alemana llega a Colombia y vive por un tiempo en Bogotá. Cuando está embarazada, deciden ella y su pareja buscar una zona rural en donde su hijo pueda crecer en un ambiente más natural, alejado de la vida en ciudad. Después de indagar algunas zonas aledañas, deciden trasladarse al municipio de Choachí. La señora alemana trabaja para crear una fundación para personas con discapacidad, para atender algunas de las necesidades educativas de su hijo. Ella con su hijo (se separa de su pareja) decide adquirir un terreno veredal en la zona rural del municipio.

La familia 2 es el caso de un sociólogo, su pareja, su hijo y su perrita que deciden irse a vivir a Choachí en busca de un ambiente de bienestar para su hijo de siete años. Un evento que les hizo tomar más rápidamente la decisión fue la pandemia por el COVID-19; ellos informan que fue difícil para su niño el poder socializar con niños de su edad, y que el encierro les empezó a afectar. Esta familia decide irse a una vereda de Choachí, y además inician el proyecto de adquirir un terreno para poder construir su vivienda.

Generando espacios de conversación entre los participantes y los investigadores, se realizan las entrevistas, las cuales son grabadas y transcritas, previa autorización mediada por consentimiento informado, bajo los criterios éticos de la investigación científica. Los resultados se analizan a través de un análisis temático de


toma esta información por ser un sitio oficial del municipio. Esto dado que la página actual de la alcaldía del municipio no tiene información.

los relatos de vida que dan cuenta de las experiencias en relación con la experiencia identitaria de las familias y la neorruralidad, sus prácticas y rituales desde el acontecimiento de traslado de la ciudad al campo, esto con el apoyo del software AtlasTi y la triangulación del equipo investigador.


Declaración de aspectos éticos

La participación de las personas en el proyecto de investigación fue mediada desde los criterios éticos de autonomía, beneficencia y no maleficencia bajo el respeto y la libre decisión de las personas de participar en el estudio; la confidencialidad de sus nombres propios y la competencia de los investigadores en las técnicas utilizadas, todo esto expuesto y consensuado en el documento de consentimiento informado2. Es de aclarar que en las familias no hubo ningún menor de 18 años participando en las entrevistas.


Resultados

Se presentan los principales hallazgos en torno a dos categorías: 1. Familias y neorruralidad; y 2. Prácticas y rituales de las familias. La primera comprende las cualidades de la neorruralidad, definiciones, acciones y significados entre lo rural y lo urbano; y la segunda reconoce las prácticas de las familias neorrurales en las posibilidades de vinculación con lo social, lo institucional y lo territorial.

Familias y neorruralidad

Inicialmente se observan los motivos y dinámicas del traslado de las familias de la ciudad al campo, que dan cuenta de posibles formas de ruralidad y el costo social, cultural e histórico significado desde las familias oriundas del municipio; el referente territorial indica:

…Se van tomando la vereda de Bobadilla, en la vereda usted ya no consigue de las familias originarias, que tenían su propia escuelita acá, consigue 3 y esas 3 están encargadas, el esposo es el jardinero de las casas de campo, la esposa ayuda con sus niños a arreglar las casas que están ahí y ese es el empleo, entonces ya casi no hay agricultura, la agricultura fue muy dura y la parte de abonos, de fertilizantes, entonces ya casi no se consiguen trabajadores, es muy difícil y la gente está dejando agricultura (Entrevista referente territorial, Choachí).


2 Este documento se enmarca en las disposiciones institucionales de la Unimonserrate concernientes a: Lineamientos de investigación (Cod. UMS-INS-L-04, 2021), Comité de ética conformación y funciones

El fenómeno de las familias y la neorruralidad pone en relieve una posible disputa de saberes, que mediados desde el acuerdo del trueque, termina siendo beneficioso en términos comunitarios; sin embargo, se destacan jerarquías, no hay una relación de iguales, sino desde la inferioridad, al contemplarse una relación jerárquica mediada por sus prácticas y saberes sobre la tierra, los animales y labores de la vida rural. Esto pone en discusión la identidad como esencia del campesino y del citadino quien llega a conocer, siendo el saber una disposición generativa de complementariedad entre las familias en la ruralidad; es decir, las personas oriundas ofrecen su conocimiento frente a la tierra, los animales y el contexto, el cual se complementa con el saber técnico, tecnológico de quienes llegan: «Entonces, muchos neo-campesinos neo-chiguanos están comprando su finca como de recreo, entonces tienen un poder adquisitivo más fuerte, tiene ya como un soporte económico que les permite gozar del paisaje y no preocuparse por tener la vaca y criar la gallina» (Entrevista referente territorial, Choachí).

Lo anterior genera una alerta sobre las formas de construir vínculos entre las familias al vivir el fenómeno de la neorruralidad, ya que este no solo es vivido por quienes llegan, sino también por quienes los reciben; se encuentra relevante la posibilidad de lograr vínculos que permitan aprender y generar nuevos saberes en la neorruralidad, como lo expresa la anécdota de un árbol frutal que se convierte en licor: «(…) un árbol que produce una fruta y esa vaina se perdía la cosecha, nadie se la comía ni los pájaros, porque no lo conocían y de pronto recogió esa vaina y se la entregó a Mark; Mark hizo un licor a 80.000 pesos la botella ahí está el caso, entonces, se pueden crear vínculos» (Entrevista referente territorial, Choachí).

Sobre la decisión propia de migrar de la ciudad al campo, no por razones forzadas desde instituciones o situaciones de desplazamiento, nos enfrentamos a un fenómeno complejo, dado que va más allá de un movimiento de un lugar a otro, implica un proceso de toma de decisión, adaptación a un territorio y estilo de vida. Esto implica dinámicas relacionales, en reconocer y convivir con los lugareños que habitan las zonas rurales.

Particularmente, los actores de la investigación permiten identificar que hay diferentes situaciones por


(UMS-GI-P-04, 2021) y Directrices de propiedad intelectual (UMS-INS- L-12, 2021).

las que las personas deciden migrar a una región como Choachí. No todos los que llegan a vivir en Choachí provienen de una urbe, sin embargo, las decisiones de estas familias se encuentran en búsqueda de un bienestar y un estilo de vida alternativo.

Es así como uno de los referentes territoriales del municipio de Choachí ha logrado identificar cinco formas de migración de familias y grupos poblacionales que han llegado a habitar Choachí. 1. Familias que tienen sus fincas o casas de descanso, generalmente con buenos recursos económicos, su interés central no es el habitar el lugar, sino tenerlo como un sitio de recreación y descanso, por lo general para personas pensionadas, extranjeros y adultos mayores. 2. Las personas que nacieron en el municipio se fueron a la ciudad en búsqueda de educación, sus padres permanecen en el pueblo; posteriormente regresan para pasar temporadas con su familia de origen. Es frecuente que los hijos de los chiguanos estén más interesados en organizar las propiedades o encargarse del cuidado de sus padres y volver a su vida en la ciudad, más que en habitar el campo.

3. Migrantes extranjeros; se menciona a población venezolana que ha llegado a habitar Choachí, debido a que ha tenido que salir de su país para mejorar oportunidades laborales y de vida para su familia y, generalmente, en las ciudades como Bogotá se les ha dificultado sobrevivir. En este caso, no se consideran como neorrurales, dado que la situación no ha sido por decisión propia de poder habitar el campo como una alternativa de bienestar. 4. Comunidades indígenas con algunos líderes comunales que se han organizado con el fin de reclamar tierras en la región, dado que se amparan en políticas de protección del gobierno. Sin embargo, desde la perspectiva del referente territorial, se afirma que en ocasiones están manejadas por líderes con intereses personales. Esto hace que no se identifique un interés real por vivir en una zona rural como una alternativa de bienestar. 5. Se identifica la llegada de familias que vivían en la ciudad, y que por decisión propia se trasladaron a Choachí, a habitar una zona rural, para beneficiarse de las bondades de la naturaleza y un estilo de vida alejado de la contaminación y el caos de las grandes ciudades; en este caso, los referentes territoriales reconocen a dichas familias en el municipio y dan cuenta de la tendencia de estas familias en los últimos años.

Con respecto a la de la extranjera alemana y su familia, ella llega a Bogotá y posteriormente se muda a una

vereda en Choachí; esto responde a una decisión autónoma que reafirmó con el paso del tiempo, pues la tomó por su bienestar. Por ende, el fenómeno de la neorruralidad implica nuevas formas de vivir en las zonas rurales de aquellas personas y familias que tenían unas formas de vida en la ciudad, y que luego experimentan un proceso de adaptación.

El vivir en contextos rurales le permite un sentido de comunidad. La extranjera alemana tiene una fundación que ayuda a personas con discapacidad; es interesante cómo generalmente estas expectativas van cambiando; por ejemplo, al compartir su vivienda con otras personas, debe aceptar que a veces otros dañen sus cosas, como el caso de una licuadora. Ella se reafirma en su decisión de optar por vivir en comunidad y no prestarles tanta atención a las cosas materiales.

Por su parte, la familia bogotana comparte su experiencia, que se gesta durante el periodo de confinamiento por el virus del COVID-19. Ellos decidan vivir en un lugar en donde puedan habitar libremente sin las restricciones de la ciudad. Pero más allá de la pandemia, su proyecto de vida gira en torno a generar un ambiente de bienestar para la crianza de su hijo.

Otro de los hallazgos emergentes es la Identidad en la neoruralidad, dado que después del cambio de territorio estas familias se ven atravesadas por cuestionamientos alrededor de cómo se identifican así mismas y a los otros. En el presente estudio se fue aclarando que la experiencia de la neoruralidad lleva a identificar a algunas personas como neorrurales, parte de la mirada externa de un observador que estudia el fenómeno y no desde una identidad que se arraiga a las personas que llegan a las zonas rurales; sin embargo, se encuentra la posibilidad de la identidad al ser narrativa, pues se cuentan desde sus historias en la ciudad y a la vez desde aquellas historias que empiezan a reunir en el contexto rural.

Si hay un momento en donde la Plaza central es un sitio de referencia es especial para el niño, para él era algo espectacular, le recordaba su primera Navidad y era volver a ver luces, también el colegio rural al que fuimos 6 meses, fue referencia porque este nos mandaba hacia los extremos del pueblo y ese sí es un contexto muy de acá o sea haya no hay gente de Bogotá, los compañeritos de mi hijo son niños de familias jornaleras, hijos de personas que vendían frutas, que arreglaban casas, a pesar de que no nos sentimos parte de ese lugar si es un sitio de referencia (Entrevistada familia 1).

(…) La visión del turista cuando uno llega, uno no tienen una idea muy definida de los pueblos y cree como que todos los pueblos son la misma dinámica, pero pues ahora digamos que es lo que me ha pasado mucho; por ejemplo, con Choachí he dimensionado su tamaño porque puedes entender un poco geográficamente están ocupados y efectivamente, pues claro, todo ya al día de hoy muy grande. Agradecido porque Choachí nos adoptó; la relación con la gente también empieza como a cobrar otros sentidos y pues lo hace a uno (Entrevistado familia 2).

Emerge una experiencia ritualizada de la identidad a través de las prácticas de las familias en contextos rurales; esto lleva a los participantes a cuestionarse sobre el sentirse parte de, en la acción de narrarse; a pesar de no sentirse campesinos, para ellos el territorio es un lugar de referencia que hace parte de su identidad, y se consideran parte del lugar para aportar, generar y crear proyectos que beneficien a la población rural; esto conlleva a experiencias que permiten integrar saberes, pues se motivan proyectos que integran la participación de las familias neorrurales en actividades agrícolas, campesinas y de desarrollo en los contextos de ruralidad. Por parte de ellos, hay una alta convicción de permanecer en el lugar para habitar y contribuir en el territorio.

Para el caso de Choachí, sus habitantes identifican a los que llegan desde diferentes denominaciones de significado, por ejemplo a la alemana la identifican como la extranjera; ella refiere que, en este medio, ser extranjera alemana tiene sus ventajas; esto si se tiene en cuenta que ella llega a aportar con una fundación que da apoyo a personas con discapacidad, se gestan acuerdos y trueques que tienen que ver con el saber compartido ante la necesidad de encuentro entre las nuevas familias y los campesinos y personas oriundas del territorio.

Particularmente, la extranjera alemana indica que, por momentos, empieza a sentirse identificada con las familias que han llegado a Choachí, con algunas situaciones similares, tienen hijos, tienen algunos recursos económicos que les permite tener vivienda propia, educación universitaria, entre otros; no pertenecen a familias adineradas que van a Choachí para tener casas de veraneo.

Prácticas y rituales en la neorruralidad

La búsqueda del bienestar, la cercanía y la familiaridad es lo que lleva a las familias a encontrar en la ruralidad nuevas maneras de arraigo y de proyección de sus planes de vida. Particularmente, para una de las familias participantes, la tranquilidad y la garantía de un lugar

sano donde los vínculos puedan connotarse en mayor sostenimiento y sentido comunitario es lo que les ánima a encontrar en un lugar rural significados de familiaridad dada la necesidad de atención y bienestar de su hijo y su familia. Lo anterior se presenta desde las experiencias que ha dejado la ciudad: «la vida en la ciudad una vida en movimiento constante» (Entrevistado familia 2) donde emergen quejas por la inseguridad, estrés y caos, y los vínculos permean desde la desconfianza y el desconocimiento del otro.

La experiencia de vivir en el campo o contextos rurales para las familias trae algunos retos, pues como lo narran, el campo en muchas ocasiones se idealiza y este requiere de trabajo y esfuerzo; sin embargo, encuentran en la vida del campo posibilidades y opciones que la ciudad no permite:

Uno en la ciudad por mucho puede tener una sábila en una matera, es interesante movilizarse al campo, genera otras opciones, como otras oportunidades también. El tema de las mascotas en la ciudad uno habla de mascotas a un perro o gato, pero en el campo yo hablaría de vacas, caballos, etc. (Entrevistada familia 2).

La vinculación con la naturaleza, los animales y el territorio como experiencia encarnada en el acontecimiento del tránsito de la ciudad al campo, como significado de bienestar y de mejor vivir, siendo el territorio un lugar de referencia, donde la plaza del pueblo y el colegio rural se convierten en un lugar de recuerdos y de compartir la expresión de emociones de bienestar al encontrar lugares habitados por personas campesinas de origen.

Para una de las familias, la vida en la ruralidad ofrece un ritual liberador y de cambio de posibilidad de sanar el dolor y el miedo ante la experiencia de la pandemia: «Los primeros momentos fueron muy liberadores, sobre todo cuando estábamos encerrados y el miedo; siempre tuvimos muchísimo miedo particularmente por el niño, entonces fue como un remanso de tranquilidad poder volver abrir la puerta, volver a caminar sin miedo». (Entrevistado familia 2)

Ante esas prácticas liberadoras de la familia, se encuentra un proceso que en sí conlleva a saberes campesinos, pues ya se anunciaba particularmente en los referentes de la ruralidad que quienes llegaban al campo no conocían sobre el cuidado de la tierra, sin embargo,

para la familia la posibilidad de sembrar sus propios alimentos termina siendo un espacio para sanar; el sembrar para sanar: «Nos fue muy sanador tener una huerta, como para bien y para mal, al comienzo era una presión, ya que decía bueno estoy en el campo debo cultivar. Por seis meses comimos rúgula». (Entrevistada familia 2)

Los vínculos se extienden y se cualifican en nuevas dinámicas donde el conocimiento se integra en distintos saberes que configuran redes vinculares en la gestión y compromiso consigo mismos y con el territorio. Se presenta algo particular y es la vinculación entre familias neorrurales, es decir familias que se encuentran bajo la misma experiencia de tránsito:

Nos relacionamos con tres familias que no eran de Choachí pero que vivían allí, una es amiga mía, bueno conocida de años atrás y que en los últimos años fue como nuestro mayor grado de socialización, nosotros no nos movimos de esas tres familias, fue difícil conseguir la profesora, porque ahí se empezaron a aplicar reglas como tapabocas… reconocemos a mucha gente de Choachí, saludamos, pero es un poco, somos más allegados a las familias neorrurales (Entrevistada familia 2).

Estas particularidades permiten comprender que familias neorrurales tienden a agruparse acorde a cualidades de sus vínculos. La extranjera alemana se refiere a sus amigos: «aquellas familias hippies». Sin embargo, a pesar de que también interactúa con los campesinos donde tiene su fundación, habla de ellos como personas que son humildes, tanto en recursos económicos como en la forma de verse a sí mismos, de no validar el conocimiento que tienen de trabajar la tierra y las habilidades para vivir en el campo. Ella alude que ellos no se relacionan con ella de igual a igual, sino que la ven como la patrona, con quienes no se puede establecer relaciones de amistad. Ella lo ve diferente entre los niños, dado que su hijo comparte con los hijos de los campesinos, y esto a ella le parece necesario para su hijo.

Es importante destacar las redes y vínculos desde el contexto laboral, así lo identifica la mujer alemana, cuando habla de su trabajo con la fundación. Mientras que es diferente de aquellas personas que viven en Choachí, pero trabajan en Bogotá, o trabajan de manera virtual, sus formas de vinculación son diferentes, lo que connota que los procesos de vinculación puedan tardarse, y el vínculo tiene funciones de acceso a servicios, acceso a la educación de sus hijos, o el conseguir insumos para

su vida diaria: alimentos, servicios para la vivencia diaria:

«por el tipo de trabajo tengo, vínculos con la comunidad, que es diferente de los otros que viven en Choachí y trabajan virtual o trabajan en Bogotá» (Entrevistada familia 1).


Discusión

De acuerdo con los resultados encontrados, la experiencia de las familias y la neorruralidad se da desde el significado que tiene para las familias el emprender un proyecto en territorios rurales, en búsqueda de una vida más liviana y las posibilidades que ofrece el campo para curar los ritmos acelerados vividos en la ciudad. Por otro lado, desde los campesinos se observa como algo novedoso, que no deja de traer prácticas que ponen en riesgo el cuidado y la producción de la tierra, sin embargo, consideran que es posible y beneficioso crear vínculos con dichas familias.

Es posible poner en discusión el fenómeno de la neorruralidad como un proceso dialógico y recursivo (Morin, 1996) que es vivido por las familias que se trasladan y por quienes las reciben; es una práctica ritualizada en la episteme del conocer las bondades de la tierra, la naturaleza y los animales que enmarcan la experiencia del vivir en acciones identitarias holográficas (Jutoran, 2005) en el vínculo de lo rural-urbano.

El significado de las familias neorrurales se configura en diversas formas del saber, sus tiempos y la articulación de los mismos, que van desde aquel sujeto campesino que observa las relaciones y los territorios rurales y sus cambios a través experiencias de quienes permanecen, se van y llegan de la ciudad al campo.

La enunciación de esos cambios se enmarcan en las prácticas y cualidades vinculares en la comunidad campesina y la integración de nuevos saberes al convivir con personas de origen urbano; dichas prácticas recaen en la configuración de rituales que han impactado el territorio, el campo o la tierra; se reconoce desde las innovaciones agrícolas y agropecuarias que ha dejado la globalización, y a su vez se conjugan con nuevas formas de trabajar el campo, ya no desde el arado, el abono, la siembra y el ordeño, sino desde prácticas novedosas como el agroturismo, la agroecología, festivales artísticos y deportivos. Entre lugareños y las familias de la ciudad pueden dispararse diferencias y tensiones, en sus saberes, identidades y sentidos sobre el tiempo, que

llevan a reconocer los propios ritmos, como lo refieren Greene et al. (2020), se disparan cuestionamientos identitarios relacionadas con el territorio, las costumbres y la experticia de la vida en el campo y la ciudad como coexistencia en la experiencia neorrural.

Lo anterior recrea posibles resistencias de legitimación del saber, ya que se ha considerado que quienes llegaban de la ciudad al campo eran personas con algunos criterios especiales; celebridades, adultos mayores o extranjeros. Emerge el concepto de neocampesinos siendo identificados como los que tienen nuevas ideas, que no saben cuidar la tierra, se vinculan y permanecen y logran desde sus propios saberes, propiamente técnico y académico, crear e innovar desde nuevas prácticas con la naturaleza, el territorio y lo ancestral. Santacruz (2021) considera a los neocampesinos como nuevos actores rurales, que son conscientes de su interacción con su territorio, capaces de integrarse a las actividades comunitarias, conociendo la historia del territorio, identificándose y aportando a la protección y cuidado desde el emprendimiento de prácticas agroecológicas o proyectos ambientales en comunidad.

En dichas prácticas campesinas la identidad permanece en simbologías desde el machismo, que recae en las relaciones tradicionales de poder entre hombre y mujer en el campo. Porras-Solis (2021) y Valenciano et al. (2017) señalan que el papel de la mujer rural en Latinoamérica es un gran interrogante sobre este tipo de investigaciones en contextos rurales; así como la pertinencia situada y ética del conocimiento para no caer en una falsa colonización o mantener en silencio lo que aún no se observa. En esto es en dónde reside la discusión sobre el saber que se integra en la neorruralidad, de parte de las familias que llegan y quienes las reciben.

(…) por ejemplo, el caso del Consejo Consultivo de Mujeres; son 15 mujeres, de las cuales 13 son de afuera, la mujer chiguana no hace parte porque no las oprimen, porque aquí es otra mentalidad totalmente distinta, las mujeres están dedicadas al hogar, no se sienten oprimidas, o sea, no tiene por qué reclamar nada más... (Entrevista referente territorial, Choachí).

Ahora bien, se integran tradiciones, la música popular y de despecho como artefacto identitario de la cultura campesina y el territorio como lugar emblemático de relaciones, tradiciones y costumbres que dan sentido a la cotidianidad desde las plazas centrales de los pueblos; la naturaleza, los animales y la comida hacen parte también

de un todo compartido en las familias que habitan la ruralidad.

Sobre los rituales, la interacción de las personas favorece la significación de la neorruralidad como escenario de ceremonia, por ejemplo, la muerte, ritual de encuentro entre personas, amigos y familiares en lugares de mayor densidad vincular y posibilidad de encuentro con quien durante hace muchos años no frecuentaban; el velorio posibilita encuentro a través de la despedida del ser querido, no solo para la familia, sino para el territorio como acto de interacción sujetos-entorno sociocomunitario (Méndez, 2012). Además, el integrar saberes sobre la tierra, permite a las familias la posibilidad de sorprenderse, de escuchar y de vivir la novedad del campo para configurar rituales de liberación y sanación en contacto con la tierra, el sembrar, el cultivar al ritmo de la tierra y el tiempo estacionario, encontrando la interacción sujetos-espacio e interacción sujetos-entorno natural.

Se encuentra un tránsito de la ciudad al campo con un propósito de bienestar, de cuidado y de posibilidad de sanar el miedo fecundado en la pandemia, el territorio desde la ruralidad ofrece tranquilidad y nuevas prácticas en un «ser consciente» de su relación con lo natural, prácticas como «sembrar para sanar», «levantarse y saludar los animales», «nuevas rutinas y regar las plantas», «un espacio de soledad» que implica un tránsito más no idealizar el campo como lugar de descanso, ya que requiere de conocimiento y trabajo, denotando que la vida rural implica proyección y se convierte en un lugar para habitar y aportar desde sus conocimientos. Se reafirma la tendencia de la neorruralidad como un tránsito, cambio y traslado en búsqueda de bienestar (Trimano, 2019).

El presente estudio propone entender la neorruralidad como ritual de bienestar, calidad de vida y mayor contacto con la naturaleza en nuevas organizaciones familiares en búsqueda de experiencias en contextos rurales, de ahí que el ritual se caracteriza en interacciones cotidianas que pueden ser pautadas en la comunicación (Hernández, 2005) y el significado de la experiencia neorrural entre las familias que llegan al contexto rural y los referentes territoriales que los reciben. En este sentido, sería posible afirmar que la experiencia con las cualidades del campo favorece el restaurar sentidos, relaciones e historias del dolor provocado por las grandes urbes.

Si bien las experiencias en la ruralidad en estas familias les implica explorar nuevos conocimientos y saberes, la virtualidad como mecanismo de conexión con la ciudad facilita dicho tránsito, dadas las dinámicas de teletrabajo y actividad híbrida laboral; sin embargo, lo rural se significa como un lugar que limita las posibilidades y oportunidades de desarrollo, en el caso particular de la educación de niños y niñas.

Lo anterior pone de manifiesto que el fenómeno de las familias y la neorruralidad deja en relieve elementos, no solo de interacción familiar y comunitaria en los contextos rurales, sino de un escenario social, económico y político, vivido durante los últimos años, incluso debido a la pandemia por Covid-19, que deja resultados en estos aspectos, pero también en la salud mental de las poblaciones. Las familias participantes enunciaron rituales orientados a sanar las secuelas del confinamiento y los miedos al contagio y, por ende, a la muerte, por lo que podría indicarse que la búsqueda de espacios abiertos, menos poblados y con mayor posibilidad de movimiento motivan la neorruralidad; esto coincide con lo expuesto por Greene et al. (2020) los espacios abiertos, se convierten en destinos ideales para quedarse de manera permanente o al menos pasar unos días durante la pandemia.

Por último, se da respuesta al propósito de la investigación desde una mirada ecosistémica de la familia y la neorruralidad a partir del saber que se engendra en las interacciones en contextos rurales y urbanos, siendo el saber la episteme eje temporo-espacial del vínculo, en cuanto conocimiento, habilidad y arte, que se origina precisamente en las nociones y actividades míticas de toda comunidad y a la vez permite al ser humano conocerse y distinguirse de los otros y del impacto del ambiente (Miermont, 1993) y (Hernández y Bravo, 2008). Por ende, los saberes que anteriormente se enunciaban como diferenciadores e integradores se configuran de manera compleja en la función de los rituales que encuentran las familias en la ruralidad y la misma actividad mítica de las historias que informan sobre la identidad de los territorios y las personas; de esta manera, el distinguir los saberes es una forma objetivable de vivir la experiencia de la neorruralidad.


Conclusiones

La primera fase de la investigación de familia y neorrualidad en Cundinamarca, para el caso de Choachí,

permitió identificar a familias en Colombia que dan cuenta del fenómeno descrito por estudios en Europa y Latinoamérica de migraciones de la ciudad al campo como una apuesta a la búsqueda de un bienestar para su familia, que está en concordancia con el contacto con la naturaleza y el conectarse con los animales, las plantas y similares, considerándose prácticas comunes de las familias en la ruralidad; es así como se identifica un fenómeno de nuevas formas de habitar las zonas rurales.

La neorruralidad como proceso comunitario permite al contexto de la ruralidad colombiana, abrir espacios de reconocimiento de nuevas prácticas orientadoras de cuidado y bienestar, no solo personal y familiar, sino también de la naturaleza, los animales y los recursos en el campo. Fenómenos actuales como las ecoaldeas se enmarcan dentro de las prácticas neorrurales, en concientización de un buen vivir (Salamanca y Silva, 2015); sin embargo, el presente trabajo enmarca la neorruralidad como ritualización de las pautas familiares en búsqueda de espacios relacionales que potencien el bienestar, el contacto con la naturaleza y el sentido de comunidad en el proceso de vinculación con el territorio y las comunidades originarias.

En este sentido, las prácticas familiares y sus rituales permitieron dar cuenta de las particularidades del fenómeno de la neorruralidad en doble vía, no solo de los haceres de las familias que llegan al campo, sino también de los lugareños que dan cuenta de los movimientos que se dan en las comunidades que reciben a estas familias. Desde el enfoque sistémico complejo, permite abordar estas interrelaciones que se seguirán analizando para la siguiente fase de la investigación. Además, no solo observa de manera dialógica la relación entre las familias que llegan al campo y quienes las reciben, sino que apuesta por encontrar en la relación ciudad-campo una posibilidad de coexistencia a través de la experiencia de la neorruralidad, que se matiza en las relaciones entre lo rural y la ciudad, en rituales y prácticas relacionales entre las nuevas familias de la ciudad y referentes territoriales del campo en búsqueda de compartir saberes y conocimientos con el propósito de fortalecer el vínculo.

Esta primera fase sirvió de base para seguir comprendiendo los movimientos migratorios contemporáneos en otros lugares que sean aledaños a Bogotá, y que permitan dilucidar qué tanto el fenómeno será una práctica en ascenso que demande una atención particular para comprender las dinámicas de las

interrelaciones del campo-ciudad en las familias que transitan en este proceso de adaptación.


Contribución de los autores

Magaly del Socorro Bustos Coral: revisión bibliográfica, proceso metodológico, recopilación, análisis de resultados y 50% de escritura del artículo.

Adrián David Galindo Ubaque: contribución al análisis de resultados, reflexiones y 50% de escritura del artículo.


Declaración sobre conflictos de interés

La presente investigación no presentó ningún conflicto de intereses y se acogió a lo establecido por la Fundación Universitaria Monserrate, en el desarrollo de proyectos de investigación avalados.

Agradecimientos

Un agradecimiento especial para dos familias y los referentes territoriales que aceptaron participar en el presente estudio, quienes aportaron sus experiencias y su tiempo. Para las dos auxiliares de investigación de la especialización en Educación y Orientación Familiar, Alejandra Quintero y Carolina Herrera, que apoyaron en la parte de organización de la información de las entrevistas, al igual que ayudaron a ser oyentes externas, lo que sirvió de referente a los investigadores para consolidar su discurso. Al profesor Juan Camilo Bolaños, que hizo parte del equipo de investigación en la primera parte del proyecto y que aportó con el contacto con los participantes e insumos para el desarrollo del proyecto. A la Fundación Universitaria Monserrate por dar los recursos económicos y el respaldo institucional para desarrollar el proyecto de investigación.


Referencias

Alcaldía de Choachí, Cundinamarca (26 de julio de 2017) Sitio oficial en Choachí, https://web.archive.org/web/20170618184905/http:// www.choachi- cundinamarca.gov.co/informacion_general.shtml

Chaveste, R., y Papusa, M. L. (Comp.) (2019). Harlene, conversaciones interrumpidas. Taos Institute Publications /WorldShare Books.

Chávez Plazas, Y. A., Camacho Kurmen, J. E., y Ramírez Mahecha, M. L. (2021). Diálogo de saberes como

dispositivo de empoderamiento en mujeres rurales. Una experiencia de cultivo, producción y comercialización de plantas aromáticas. Tabula Rasa, 37, 303-321.

https://doi.org/10.25058/20112742.n37.14

Greene, R., de Abrantes, L., y Trimano, L. (2020). Nos/otros: Fantasías geográficas, fricciones y desengaños. ARQ (Santiago), (106), 92-103

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pi d=S0717-69962020000300092

Hernández, A. (2005). La familia como unidad de supervivencia, de sentido y de cambio en las intervenciones psicosociales: intenciones y realidades. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 3(1), 57–71. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext &pid=S1692-715X2005000100003&lng=en&tlng=es

Hernández, A., y Bravo, L. (2008). Vínculos, Redes y Ecología. Hallazgos, 1(1).

https://doi.org/10.15332/s1794-3841.2004.0001.08 Iño, W. G. (2020). Jóvenes rurales: exploraciones

conceptuales y vivenciales en becarias/os universitarias/os. Millcayac - Revista Digital De Ciencias Sociales, 7(13), 223-248.

https://revistas.uncu.edu.ar/ojs3/index.php/millca- digital/article/view/3564

Jutoran, S. (2005). The process from de observed systems to observing systems. Documento no publicado. Nova University.

Kay, C. (2009). Estudios rurales en América Latina en el periodo de globalización neoliberal: ¿una nueva ruralidad? Revista mexicana de sociología, 71(4), 607- 645. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S0188- 25032009000400001&lng=es&tlng=es

Llambí, L., y Pérez, E. (2011). Nuevas ruralidades y viejos campesinismos. Agenda para una nueva sociología rural latinoamericana. Cuadernos De Desarrollo Rural, 4(59), 24.

https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/desarrollo Rural/article/view/1215

Méndez, M. J. (2012). El neo ruralismo como práctica configurante de dinámicas sociales alternativas: un estudio de caso. Luna Azul, (34), 113-130.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=817 3834

Miermont, J. (1993). Ecologie de liens. París: ESF Ed. Mijangos Noh, J. C., Castillo Rocha, C., y Reyes-Mendoza,

N. M. (2017). Aprendizaje con niños neorrurales mayas:

una experiencia de educación no formal. Sinéctica, Revista Electrónica de Educación, (49), 01-18. https://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=998545800 07

Morin, E. (1984). El sistema, paradigma o/y teoría. En E. Morin. Ciencia con conciencia (pp. 196-216). Multiversidad Mundo Real Edgar Morin. Una visión integradora. https://olimpiadadefilosofiaunt.wordpress.com/wp- content/uploads/2012/02/morin-1982-ciencia-con- conciencia.pdf

Morin, E. (1996). Introducción al pensamiento complejo.

Gedisa.

Porras-Solís, A. (2021). Uso del tiempo de las mujeres rurales jefas de hogar en Costa Rica. Revista Espiga, 20(42),169-182.

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=46786794200 9

Quirós, J. (2019) Nacidos, criados, llegados: relaciones de clase y geometrías socioespaciales en la migración neorrural de la Argentina contemporánea. Cuadernos de Geografía: Revista Colombiana de Geografía, 28(2), 271-287. doi: 10.15446/rcdg.v28n2.73512.

Rivera, M. J. (2009). La neorruralidad y sus significados. El caso de Navarra. Revista Internacional De Sociología, 67(2), 413-433.

https://doi.org/10.3989/RIS.2008.05.11

Salamanca, L., y Silva, D. (2015). El movimiento de ecoaldeas como experiencia alternativa de Buen Vivir. Polis, Revista Latinoamericana, 14(40), 209-231.

https://dx.doi.org/10.4067/S0718- 65682015000100011

Santacruz, M. (2021). La construcción de la identidad campesina: estudio sobre el desarrollo humano y la nueva ruralidad en Silvania Cundinamarca. [Tesis de grado Pregrado, Universidad de Cundinamarca].

Trimano, L.G. (2019). ¿Qué es la neorruralidad? Reflexiones sobre la construcción de un objeto multidimensional. Territorios, (41), 119-142.

https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/terri torios/a.6951

Valenciano, J. de P., Capobianco, M., y Uribe, J. (2022). Vulnerabilidad laboral de la mujer rural latinoamericana. Nóesis. Revista De Ciencias Sociales Y Humanidades, 26(52), 130–151. https://doi.org/10.20983/noesis.2017.2.6

Vasilachis, I. (2006). La investigación cualitativa. En I. Vasilachis (Coord.), Estrategias de Investigación Cualitativa (pp. 23-64). Gedisa.

http://investigacionsocial.sociales.uba.ar/wp- content/uploads/sites/103/2013/03/Estrategias-de-la- investigacin-cualitativa-1.pdf