Carta al
editor
Huertas
domésticas y políticas de agricultura urbana: ¿desde el autoconsumo hasta el
mercado?
Kitchen-gardens and Urban agriculture politics: from self-consumption to
the market?
Doctor en
Antropología. Profesor Universidad del Magdalena. Colombia.
Correo
electrónico: dvelandia@unimagdalena.edu.co
/ dvelandiad@unal.edu.co
ORCID ID:
0000-0001-5523-8479.
En
la actualidad existen en Colombia muchos proyectos comunitarios de agricultura
orgánica y urbana; particularmente, conozco algunos lo-calizados en la ciudad
de Bogotá desde el año 2004. En el año 2008 desarrollé una investiga-ción
independiente sobre la apropiación y la exclusión de conocimientos científicos
en algu-nas experiencias de agricultura urbana. Esta investigación tuvo como
resultado principal un documento de trabajo que esbozó las tensiones existentes
entre las “comunidades” y las “insti-tuciones” (Velandia-Díaz, 2008). En esta
carta quiero hacer énfasis en la disyuntiva existente entre el autoconsumo y el
mercado.
En
Bogotá, a comienzos del siglo XXI, se pre-sentaron políticas institucionales
para fortalecer aspectos sociales tales como la agricultura urba-na, la
alimentación saludable y la integración comunitaria. Muchas de estas políticas
estuvie-ron asociadas a la preocupación por la inclusión social y fueron
dirigidas por las alcaldías de la ciudad. En los planes de gobierno: “Bogotá
Sin Indiferencia” (2004-2007), “Bogotá Positiva” (2008-2011) y “Bogotá Humana”
(2012-2015), se adelantaron sendos procesos de intervención para conformar
redes de agricultura urbana en algunas localidades de la ciudad. Estas inter-venciones
promovieron el reconocimiento de experiencias comunitarias previas, tanto como
apoyaron la emergencia de nuevas iniciativas en el contexto de la agricultura
urbana.
De
la misma forma, muchos procesos alrededor de la agricultura en Bogotá tuvieron
influencia de agencias y Organizaciones No Gubernamen-tales (ONG), algunas
nacionales (v.g. Funda-ción Colombia Multicultural 2005-2010) y otras con
origen en otros países (v.g. Agencia Japone-sa de Cooperación Internacional -
JICA). La mayoría de ellas brindaron asesoría técnica y/o entregaron
suministros para que las comunida-des pudiesen emprender procesos propios de
agricultura urbana. De hecho, en algunos casos se presentó la convergencia
entre estas organi-zaciones y las políticas de los gobiernos de la ciudad. No
obstante, la principal institución gubernamental relacionada con la agricultura
urbana, desde hace años y hasta ahora, es el Jardín Botánico de Bogotá José
Celestino Mu-tis.
El
Jardín Botánico ha desarrollado un proceso de investigación y aplicación de la
agricultura urbana. El escenario más popular de este proce-so es la exhibición
permanente de cultivos al interior de las instalaciones del Jardín. Allí se
exhiben diferentes modalidades de siembra, técnicas de compostaje y una importante
diver-sidad de plantas (ver www.jbb.gov.co). Ade-más de esto, el Jardín lleva a
cabo un proceso permanente de conservación de semillas y de producción de
abonos orgánicos, tanto como ha realizado ferias para el intercambio y la venta
de hortalizas, frutas, plantas medicinales y plantas aromáticas. Si bien estas
actividades son públi-cas y cualquier persona interesada puede cono-cerlas con
una visita a las instalaciones, hay otras actividades especializadas para el
apoyo a los agricultores y las agricultoras urbanas.
En
términos generales, durante los periodos de gobierno señalados, la interacción
entre el Jar-dín Botánico y las personas interesadas en la agricultura tuvo
como finalidad crear o fortale-cer huertas, iniciativas o procesos
comunitarios. De una parte, las personas o los grupos aporta-ron interés y
esfuerzo propio y, de otra parte, el Jardín ofreció apoyo con recursos
materiales y asesores especializados. Desde el comienzo de esta relación
apareció el asunto determinante: los procesos de agricultura urbana requerían
la existencia de espacios físicos para ser desarro-llados. Por esta razón, el
Jardín, a través de sus asesores, realizó un reconocimiento y/o visitó los
lugares donde se encontraban los agriculto-res y agricultoras y, después de esto,
dio co-mienzo al proceso específico de establecimiento o mejoramiento de las
huertas o la iniciativa.
De
esta forma, el reconocimiento de las condi-ciones locales preexistentes
permitió una inter-vención específica para cada iniciativa de agri-cultura
urbana, especialmente porque hay proce-sos bien distintos que van desde el
cultivo mis-mo hasta la elaboración de fertilizantes bio-preparados. En los
años 2008 y 2015 conocí huertas de la “Red de Agricultura Urbana de la
Localidad de Suba” que vivieron tanto el reco-nocimiento como la planeación. En
cada uno de esos años estuve en varios procesos similares que consistieron en
la elaboración de un plan de trabajo que incorporó actividades,
responsabili-dades y resultados para el periodo de un año. En la formulación de
estos planes se definieron asuntos como las especies y la cantidad de
se-millas, las herramientas, la cantidad y las carac-terísticas de los abonos
que el Jardín entregaría a los grupos, así como la mejora de los espacios
físicos y la recolección de agua. De la misma forma, se definieron las jornadas
de trabajo co-lectivo para cultivar y aprender a realizar dife-rentes
actividades en las huertas.
Mis
actividades en la Red han sido diversas, desde el aprendizaje de las técnicas
de cultivo, pasando por el intercambio de experiencias con varios actores de la
Red, hasta la vinculación a proyectos de inclusión social dirigidos por la
Alcaldía; además, la Red se ha transformado puesto que los actores
participantes cambian con el tiempo. Con esta experiencia logré regis-trar que
un conjunto mayoritario de las personas beneficiadas deseaba incrementar la
producción orgánica de hortalizas, tubérculos, frutas, abo-nos, plaguicidas,
plantas medicinales y aromáti-cas con fines comerciales. Empero, otro conjun-to
importante de las personas deseaba, también, mejorar la producción y adquirir
conocimientos nuevos con el fin principal de mejorar su cali-dad de vida y la
alimentación al interior del hogar.
Por
su parte, la asesoría técnica institucional en agricultura urbana buscó, entre
otros objetivos y en la mayoría de los casos, incrementar la canti-dad de la
producción. Esto también significó que los grupos, huertas o iniciativas de la
Red debían elegir los productos que querrían elabo-rar en mayor cantidad. Al
parecer, este enfoque no tendría ninguna objeción y, de hecho, en alguna
medida, todos los integrantes de la Red mejoraron sus experiencias y se
fortalecieron con el apoyo institucional. Sin embargo, es ne-cesario
preguntarse cómo se relaciona la idea de aumentar la producción con las
prácticas locales de cultivo para el autoconsumo.
Específicamente,
quienes tenían huertas propias e historias de producción previa, tenían también
algunas metas que querían mantener a pesar del apoyo del Jardín Botánico. Es
decir, no desea-ban que sus huertas se transformasen en pro-veedoras de otros
consumidores: esto significa-ría reducir el consumo propio. De esta forma, se
podría decir que se presentaron dos intenciona-lidades diferentes: (1) enfocar
la producción en dos o tres especies de hortalizas, frutas o pro-ductos
orgánicos para garantizar la producción regular y la comercialización en el
futuro o (2) cultivar sobre la base del policultivo y la rota-ción permanente
de especies para el autoconsu-mo, con técnicas como, por ejemplo, cambiar las
especies de acuerdo con el uso y el agotamiento de los nutrientes de la tierra
en cada cosecha.
Los
asesores especializados del Jardín Botánico fueron conscientes de estas dos
formas de con-cebir la agricultura. Y quizás por ello las inicia-tivas de
agricultura no siempre han sido evalua-das sobre la base de la producción
dirigida al mercado. En los procesos de agricultura urbana se da mayor
relevancia al fomento de las rela-ciones comunitarias y al mejoramiento de las
condiciones medioambientales para la ciudad. En mi experiencia, pude conocer
cómo el apoyo al proceso de las huertas de la Red propició el mejoramiento de
las condiciones de cultivo, de cosecha, de consumo familiar, de intercambio de
productos al interior de la Red y de calidad de vida de las personas
involucradas en la huer-ta.
Así,
es posible señalar que la producción de alimentos no debería estar atada a la
comerciali-zación. Muchas políticas de agricultura urbana (Resources Urban
Agriculture Found 2000), a pesar de contemplar metas “sociales” de forma
implícita o dentro de los procesos de apoyo a los grupos locales, tienden a
considerar la co-mercialización como el mejor escenario para el desarrollo de
una huerta y los grupos que la sostienen. Sin embargo, considero que las
polí-ticas públicas en este sector podrían tener un enfoque dirigido a
garantizar la existencia y el mantenimiento de “huertas domésticas” en el
tiempo. De esta forma, los grupos de trabajo de las huertas o de las
iniciativas podrán, si lo desean, tomar la decisión de incorporarse al mercado
o no, a razón de las capacidades pro-pias de producción de excedentes.
El
mercado, que parecería ser una solución para las familias productoras, no
debería ser el obje-tivo de las políticas de agricultura urbana. Mejor bien, se
hace necesario el fortalecimiento de las prácticas de producción para el
autoconsumo en amplios sectores de la población; por supuesto, a través de
políticas públicas y alianzas con or-ganizaciones sociales. Finalmente, no está
de más señalar que la producción y la distribución de alimentos son asuntos que
cada día toman mayor importancia pública y se hacen visibles las actividades de
los sectores industriales. Al-rededor de este asunto gravitan varias
dimen-siones de la agenda del siglo XXI, entre ellas: la reducción de las
hambrunas y la pobreza, el mejoramiento de la calidad de vida, el consumo de
alimentos saludables, el acceso a alimentos inocuos, las garantías de la
producción en los países con “vocación” agrícola, el calentamiento global, la
sostenibilidad medioambiental de los ecosistemas, las políticas de inclusión
social, el reconocimiento de las actividades de las muje-res en la producción
de alimentos y, por supues-to, la conservación y protección del agua.
Velandia-Díaz,
D. (2008). Apropiación y exclu-sión de la ciencia en agricultura urbana en
Bo-gotá. Rio de Janeiro. Brasil. Documento de tra-bajo. Recuperado de
www.necso.ufrj.br/esocite 2008/trabalhos/35741.doc
Resources Urban Agriculture Found (2000). Urban
Agriculture Magazine 1(1). Recuperado de www.ruaf.org/ua- magazine-no-1-maiden -issue