Los
elementos de la New Age en el manga X de Clamp
New Age elements in the Clamp’s manga X
Dra. en
Ciencias Sociales. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. México. Correo
electrónico: ares.walburga.black@gmail.com. ORCID ID: 0000-0001-5955-6781
En este
artículo partimos de la consideración de que el manga X, creado por el colectivo CLAMP entre 1994 y 2003, y publicado en
México por Editorial Vid entre 2002 y 2005, es una historia cuyo principio
dominante corresponde a los diversos elementos de la New Age. Fundamentamos lo anterior con las siguientes premisas:
primero en este manga se ven presentes, iconográficamente, el árbol sefirótico,
el tarot BOTA y los elementos de la magia enochiana,
propios del esoterismo occidental; segundo, Kamui, el sujeto de la historia,
representa a Dios, por lo que sus acciones determinan toda la narración; además,
cuenta con una estrella gemela (Fuma), quien cumple la función de ser su
opuesto complementario. Finalmente, el apocalipsis se detona por el bienestar
de la Tierra, la cual se plantea como un organismo con vida y se pretende que sobreviva
después de la destrucción de la humanidad. Realizamos este análisis retomando
la noción de principio dominante, así como la importancia de la fuente,
presentes en el método histórico. Además de lo anterior, utilizamos el
paradigma de inferencias indiciales propuesto por Carlo Ginzburg, los elementos
de análisis estructural del relato de Helena Beristáin y la noción de
posmodernidad propuesta por Fredrick Jameson. Las fuentes primarias serían los
18 tomos de X publicados en México.
Palabras
clave: Manga; CLAMP; New Age; postmodernidad; religión
Tipología: Artículo de investigación
Recibido: 26/07/2017
Evaluado: 29/09/2017
Aceptado: 11/10/2017
Disponible en línea: 29/12/2017
Como citar este artículo: Castelli-Olvera, I (2018). Los elementos de la New
Age en el manga X de CLAMP. Jangwa Pana, 17 (1), XX-XX. Doi:
http://dx.doi.org/10.21676/16574923.2295
Abstract
In this article we maintain
that manga X --created by the
collective CLAMP between 1994 and 2003, and published in Mexico by Editorial
Vid between 2002 and 2005-- is a story whose dominant principle are the various
elements of New Age. Such claim is based on the following premises. Firstly,
the sephirotic tree, the tarot B.O.T.A and the elements of Enochian magic,
typical of Western esotericism, are iconographically seen in this manga. Secondly,
Kamui, the subject of the story, represents God, so his actions determine the
whole narrative. In addition to this, Kamui counts on a twin star (Fuma), that works
as his complementary opposite. Finally, Apocalypse occurs for the sake of the Earth
well-being, seen as a living organism that is meant to survive the destruction
of mankind. The analysis is performed using two of the guidelines of the
historical method: the notion of dominant principle, and the importance of the
source. Moreover, we use the indicial paradigm proposed by Carlo Ginzburg,
elements of structural analysis of the narratives by Helena Beristáin and the
notion of postmodernity proposed by Fredrick Jameson. The primary sources are
the 18 volumes of X published in México.
Keywords: Manga, CLAMP; New Age; postmodernity; religion
Introducción
Luego
de que en los años noventa la apertura de fronteras, producto de la aplicación
del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), permitiera la introducción de una gran
cantidad de productos culturales extranjeros al país, el anime y el manga
japoneses llegaron a México en grandes cantidades, con éxito, importando nuevas
maneras gráficas y narrativas, las cuales se mezclaron con la gráfica y la narrativa
mexicana, y crearon productos híbridos. Debido al impacto del anime y el manga
en México, en esta ocasión nos proponemos realizar un análisis iconográfico y
temático de corte histórico, de un manga creado en Japón y publicado en México
en el año 2003.
El
tema del manga y el anime comienza a ganar auge en el ámbito académico, por lo
que la literatura a la que pudimos acceder, relacionada con el tema en el
contexto occidental, se puede dividir en tres grupos: las publicaciones que
analizan la gráfica japonesa anterior al manga, como el Ukiyo-e (estampa japonesa) y el Shunga
(estampa erótica japonesa), así como su continuidad con el mismo (Horno, 2015); las
publicaciones que tratan el manga de manera general, explicando sus
características, su historia y sus géneros (Santiago, 2010); y, finalmente, las publicaciones académicas
que analizan desde un enfoque teórico algún manga o anime.
En este artículo
partimos de la consideración de que el manga
X, creado por el colectivo CLAMP entre 1994 y 2003, y publicado en México
por Editorial Vid entre 2002 y 2005, es una historia cuyo principio dominante
corresponde a los diversos elementos de la
New Age. Fundamentamos lo anterior con las siguientes premisas: primero, en
este manga se ven presentes, iconográficamente, el árbol sefirótico, el tarot
BOTA y los elementos de la magia enochiana,
propios del esoterismo occidental; segundo, Kamui, el sujeto de la historia,
representa a Dios, por lo que sus acciones determinan toda la narración; además,
cuenta con una estrella gemela (Fuma), quien cumple la función de ser su
opuesto complementario. Finalmente, el apocalipsis se detona por el bienestar
de la tierra, la cual se plantea como un organismo con vida y se pretende que
sobreviva después de la destrucción de la humanidad.
Los anteriores
argumentos se sostienen con base en la siguiente metodología: por un lado,
retomamos el método histórico del cual se toman dos conceptos principales: el
principio dominante y el discurso o fuente (Pappe,
2001). Por otro lado, trabajamos con el paradigma de inferencias
indiciales propuesto por Carlo Ginzburg (1999), el cual es un método inductivo
que toma en cuenta los detalles a partir de los cuales se ubica la fuente en un
contexto histórico más profundo. Dichos detalles analizan, a partir de imágenes
procedentes del manga, la portada y las solapas del tomo uno. De igual modo,
retomaremos elementos procedentes de la teoría de la posmodernidad que propone
Fredrick Jameson, y el análisis estructural de relato planteado por Helena
Beristáin (1984).
Nuestro
trabajo se encuentra respaldado por el análisis de los 18 tomos de X, publicados en México, los cuales son
nuestras fuentes primarias. Como fuentes secundarias tenemos la bibliografía y la
hemerografía del tema, publicada en inglés y español, además del material
audiovisual.
Materiales
y métodos
Para la
realización de este artículo partimos del método histórico, del cual se retoman
dos principales características: la importancia de la fuente y la idea del
principio dominante. Dentro del ámbito de la ciencia histórica, lo más
importante es la fuente, debido a que en el análisis histórico no se busca
investigar la realidad del pasado como tal, sino la visión del pasado que la
fuente comunica (Pappe, 2001). Es debido a que
la fuente es la base de la investigación, que en nuestro caso recurrimos a toda
una serie de métodos necesarios para examinarla, y así retomar solamente las
herramientas que la propia fuente pide, de acuerdo a sus características
particulares.
Otro elemento que retomamos del método histórico es el principio
dominante, idea que sostiene nuestro argumento sobre la New Age. El principio dominante (…)
(…) es un tipo de
concepto que marca culturalmente, como perteneciente a una época, en tanto
comprensión de una sociedad en un momento determinado, el discurso, de la misma
manera en la que los acontecimientos, hechos y acciones pueden marcar el
tiempo, o los objetos y huellas que marcan el espacio. Marca la idea del pensamiento
histórico de un momento dado, en una cultura político-social determinada.
Viendo distintos momentos, aparece como una variable; sin embargo, algún principio
dominante se puede detectar, y casi siempre se relaciona con la idea de validez
del discurso histórico. (Pappe, 2001, p.48)
El principio dominante nos es últil en tanto que es la base
del argumento del presente artículo, y nos permite entender la New Age como el eje rector de toda
una serie de elementos variados presentes en la iconografía y la narrativa de X.
Además de lo anterior, retomamos el paradigma de inferencias
indiciales propuesto por Carlo Ginzburg, el cual se basa en la identificación
de detalles, indicios o vestigios que permiten captar una realidad más profunda
y compleja (Ginzburg, 1999, p.143). Tales detalles o indicios se han obtenido
por medio de la utilización de herramientas procedentes de la propuesta de Análisis estructural del relato literario
de Helena Beristáin y la Era neobarroca de Omar Calabrese.
Resultados
Nudos y catálisis en la historia
X es
un manga apocalíptico que narra la historia de Kamui, un chico de 16 años que
regresa a Tokio luego de la muerte de su madre. Una vez ahí, una serie de
personajes sobrenaturales lo atacan al tiempo que lo instan a tomar una
decisión y unirse a uno de los dos bandos en disputa: o se une a los dragones
del cielo y salva a la humanidad de su destrucción; o se une a los dragones de
la tierra, genera el apocalipsis para destruir a la humanidad y salva la vida
de la Tierra, la cual está siendo destruida por los seres humanos. Con la finalidad
de proteger la vida de sus dos mejores amigos, Kotori y Fūma, Kamui se decide por
el bando de los dragones del cielo, pero, cuando lo hace, el principio de
opuestos complementarios se activa y su amigo Fūma se convierte en el Kamui de
los dragones de la tierra, asesina a Kotori, hiere a Kamui y se dedica a
provocar el apocalipsis para acabar con la vida humana.
El
esquema básico de la sintaxis de las acciones (Figura 1.) para la historia de X es el siguiente:
El esquema de
la narración se encuentra estructurado a partir de la sintaxis de las acciones
de los actantes, los cuales son todo aquello que cumple una función en el
relato; pueden ser un personaje, un animal, un objeto o incluso un elemento
abstracto (Balderrama, 2008). Las funciones
determinan las acciones de los actantes dentro del relato y pueden dividirse en
distribucionales o integradoras: las primeras a su vez se dividen en dos
más: nudos y catálisis; por su parte, las integradoras se dividen a su vez en
índices e informaciones (Beristáin, 1984). Por razones de
espacio no nos ocuparemos de las funciones integradoras, sí mencionaremos las
distribucionales con la finalidad de dejar en claro el papel que ocupan los
diversos elementos religiosos, que se hallan en apariencia desarticulados en el
relato de X.
Entendemos los
nudos como “las funciones cardinales cuya supresión alteraría la historia,
están constituidos en su mayoría por verbos de acción. Cada uno es un gozne del
relato, en cuanto significa un momento de riesgo, porque presenta en él una
alternativa para actuar” (Beristáin, 1984, p.
30-31). Las cátálisis, en cambio, son elementos secundarios, descripciones
entre cada nudo. El encadenamiento lógico de las funciones (nudos y catálisis)
constituye la sintaxis de las acciones que observamos en páginas anteriores.
En X, cada nudo está constituido por una
serie de elementos de origen religioso, los cuales se presentan tanto en la
temática como en la iconografía del manga que analizamos. X retoma elementos iconográficos y conceptuales del cristianismo y
de las religiones del este asiático, siendo el cristianismo y el taoísmo los
nudos de la narración gráfica, mientras que el resto de los elementos se
presentan como catálisis y descripciones entre cada nudo.
La historia
parte desde el inicio de un planteamiento escatológico, el cual se retoma de la
tradición cristiana; sin embargo, la idea de opuestos irreconciliables, propia
del cristianismo, se ve modificada en la historia en el momento en que Kamui
decide un bando y otra persona ocupa el lugar que queda vacante. Fūma se convierte entonces en el otro Kamui, en el otro “yo”
de Kamui: un planteamiento que va muy acorde con el yin yang propuesto por la
religión taoísta. El taoísmo, budismo y confucianismo
entraron a Japón vía Corea y China durante el periodo Asuka, en los siglos V y VI (Tanaka,
2011). El primero plantea que “el mundo representa una totalidad de orden
cíclico (Tao), constituida por la conjugación de dos manifestaciones
alternantes y complementarias” (Eliade, 1999,
p.34). Lo anterior implica que dichas manifestaciones son en realidad
una misma. No se trata de elementos irreconciliables y contrapuestos, sino de
opuestos vinculados y pertenecientes a una totalidad. En X, cristianismo y taoísmo se conjugan e hibridan, son nudos cuya omisión generaría trasformaciones en la historia.
Si los nudos
de la historia son el cristianismo y el taoísmo mezclados, las catálisis se
presentan a través de la representación temática e iconográfica de elementos
relacionados con el sintoísmo (una religión originaria de Japón basada en la
veneración de entidades espirituales llamadas Kami), el budismo y los elementos iconográficos relacionados con la
Golden Dawn o Aurora Dorada. Esta última es una secta que
mezcla elementos cristianos y esotéricos y que afirma descender de la sociedad
rosacruz que aparentemente surgió en el siglo XVII, de la que hablaremos más
adelante, cuando mencionemos el esoterismo occidental. No profundizaremos en
estos elementos por el momento, porque la finalidad de nuestro artículo es
examinar la manera en la que la New Age
cumple con el papel de principio dominante de la historia, el cual articula a
la gran mayoría de elementos religiosos dispersos en la misma. Debido a lo
anterior, por el momento solo nos interesa dejar en claro que tanto el
cristianismo como el taoísmo son nudos de la historia, y el sintoísmo, el budismo
y los elementos de la Golden Dawn,
son catálisis de la misma.
La New age como
principio dominante
Ya habíamos dicho que la New Age
es el principio dominante que rige la historia, por lo que es necesario
destacar que una de sus principales fuentes es el esoterísmo renacentista. Debido
a lo anterior, no es extraño encontrar en X
varios de sus elementos constitutivos. Para
analizarlos, nos valdremos de algunas imágenes procedentes del manga. La
primera tiene como origen el tomo número tres[1]: al
centro de la página y en primer plano se observa a Satsuki Yatouji, una dragón
de tierra. Ella se encuentra desnuda de cuerpo completo, con los brazos abiertos. Es rodeada por un
cable de computadora y tras ella, en segundo plano, aparece el árbol sefirótico trazado con líneas blancas. En
el tercer plano se observa el vacío.
La imagen descrita en líneas anteriores, es una de tantas en donde
aparece, de manera inconográfica, la imagen del árbol sefirótico. Según Wouter
J. Hanegraaff, la New Age, en tanto
sistema simbólico de conocimientos, tiene su origen en el esoterísmo occidental
que se gestó durante el Renacimiento, por influencia de dos tradiciones
filosóficas: el neoplatonismo y el hermetismo, y tres ciencias tradicionales:
astrología, magia y alquimia, además de la intrepretación cristiana de la Kabbala. El árbol sefirótico es uno de
los principales elementos de esta última. Este árbol
(…) funge como un esquema
que reune la sabiduría tradicional y da cuenta de la creación “de un
paralelismo entre el origen del mundo, el sol, los planetas, los elementos, las
cuatro estaciones, el hombre y las 22 letras del alfabeto hebreo. (Pérez-Diestre,
2008. p.50)
El árbol sefirótico
tiene una estrecha relación con los Arcanos Mayores del tarot, los cuales
también se representaron en X debido
a que una característica de la publicación, en su versión tankōbōn
(el volumen compilatorio de un manga en particular, su formato es de bolsillo y
contiene aproximadamente 200 páginas),
fue que en la solapa del manga aparecía una carta del tarot en cada tomo. Se
pretendía que, una vez finalizada la publicación, en los 22 tomos programados
se publicaran los 22 Arcanos
Mayores del tarot. En el caso de la versión de X que llegó a México, se presentó con pastas sencillas que no
incluían solapas y, por lo tanto, no traía dichas cartas. Aun así, es necesario
analizarlas y mencionarlas porque forman parte del análisis iconográfico que
estamos realizando.
Los Arcanos
Mayores que CLAMP presentó en el manga original, tienen un fondo negro sobre el
cual se colocan los demás elementos. En la parte superior, al centro, colocan
la X que corresponde al título del
manga; en la parte inferior, al centro, va la correspondiente letra del alefato
hebreo. Por ejemplo, en la carta número uno se coloca la letra Alef[2].
La carta corresponde al Mago y la imagen está compuesta por cinco planos en color: en primer plano aparece la espada
sagrada, al centro, ocupa tres cuartas partes de la imagen; en segundo
plano un
caduceo[3]
que se halla atrás de la espada, casi al centro de la composición, en tercer
plano. Atrás del caduceo está el pentáculo de la tierra, y, sobre el caduceo y
el pentáculo, la copa del agua[4] es sostenida por Kamui,
quien se halla de pie, sosteniendo la mencionada copa con la mano izquierda
mientras que su brazo derecho se levanta
justo al lado de su cabeza, sobre la que aparece el 8 horizontal, que
“representa dominio, fuerza y control y es también, el signo matemático del
infinito” (BOTA, 2016). En el cuarto
plano observamos nubes grises de las cuales emanan rayos y cubren casi toda la
imagen, excepto por la parte inferior derecha, lugar en donde, en el quinto
plano, se ven los rascacielos propios de la ciudad.
El tarot que
CLAMP dibujó en la edición original de X se
relaciona directamente, por su composición y los elementos representados, con
la baraja Case (Tarot BOTA o Builders of the Adytum) creada
por Paul Foster Case. La baraja Case original cuenta con un total de 78 naipes,
22 de los cuales corresponden a los Arcanos Mayores, que a su vez tienen
correspondencia con los senderos del árbol sefirótico:
“los Arcanos Mayores están asociados con los caminos del árbol y de este modo,
muestran las energías cambiantes de la vida de la persona” (Kraig, 1994, p. 223); dichas energías se
vinculan con la parte subjetiva, los sentimientos y las conductas del hombre en
relación con el universo.
…la baraja ofrece una versión a medio camino entre la de la Aurora Dorada y la de
Raider-Waite, y es importante porque constituye la primera revelación pública
de las atribuciones que la Aurora Dorada establecía entre el alfabeto hebreo y las cartas de los
arcanos mayores. (Kraig, 1994, p.28)
En las dos
imágenes anteriores, se observa la presencia de dos elementos procedentes del
esoterismo occidental renacentista: el árbol sefirótico de la Kábbala y
los Arcanos mayores del tarot, representados por una baraja creada de manera
posterior; elementos que revelan reminiscencias de las tres ciencias
tradicionales la cuales son la fuente del esoterismo renacentista: astrología,
magia y alquimia.
Analicemos la
última imagen relacionada con los elementos del esoterismo occidental. Se trata
de una representación de Hinoto, la vidente, quien aparece en segundo plano en
el volumen siete, parada sobre un disco, el cual tiene una serie de escrituras.
Destacan la estrella de David y el pentagrama dentro de la misma. Dicho disco
aparece inclinado hacia la izquierda. Frente a Hinoto se encuentra su hermana,
Kanoe. En el primer plano se aprecian fragmentos de lo que parecen cristales,
en el tercer plano, en la parte inferior izquierda, se aprecian tres discos que
asemejan a la maquinaria de un reloj. El fondo es, nuevamente, el vacío[5].
El disco sobre el que aparece parada, o sentada, la vidente Hinoto, se
vincula con el sello perteneciente a la magia enochiana, cuyo principal representante fue Jonh Dee, un matemático
que “estudiaba la Kabbala y que creyó
haber descubierto el secreto para invocar a los ángeles mediante computaciones
matemáticas cabalísticas” (Yates, 2011, p.6-7). No debemos olvidar que en el
Renacimiento fue común la interrelación entre los sistemas mágicos y la
naciente noción de ciencia, lo que dio paso al hermetismo: “El hermetismo renacentísta
puede ser descrito como una manifestación del sincreatísmo religioso, basado en
el deseo de una nueva cosmología que asimilara a la filosofía y al
descubrimiento científico de la naturaleza sin sacrificar la dimensión sagrada”
(Hanegraaff, 1996, p.396-397). Debido a lo anterior, no es raro encontrar una
magia como la enochiana, la cual es basada en la angeología o el estudio del
lenguaje de los ángeles, una rama muy importante de los estudios renacentistas.
La angelología fue una rama
importante de los estudios renacentistas. La cábala pretendía enseñar un modo
de acercarse a los ángeles y de describir sus jerarquías y funciones de manera
sumamente detallada. Los cabalistas cristianos identificaron los ángeles de la
cábala con las jerarquías angélicas cristianas descritas por Pseudo-Dionisio.
La insistencia de los escritos herméticos en los "poderes" divinos
era una filosofía emanacionista que sin dificultad fue incorporada a la cábala
cristiana. Hasta la fecha no ha sido apreciada justamente la inmensa
importancia de este movimiento en el Renacimiento. (Yates, 2011, p.131)
El sistema
mágico de Dee constaba de las siguientes categorías: Sigillum Dei Aemeth o Sello Sagrado, Liber Scientia Auxilii et Victoria Terrestris, Heptarchia Mystica, Tabla de
Nalvage, Liber Loagaeth, Las
Cuatro Tablas Elementales y las claves Angélicas
(Golden Dawn, 2013). De estos elementos nos interesa el Sigillum Dei Aemeth o Sello Sagrado.
El Sigillum
Dei Aemeth es un gran disco grabado sobre
el cual hay inscriptos (SIC) varios nombres de Dios y Ángeles, dentro de un
diseño de Heptágonos y Heptagramas. El Sigilo debía ser colocado en el centro
de la Tabla Sagrada, bajo la Bola de Cristal. Réplicas más pequeñas eran
colocadas bajo la copa, así como en los finales de las patas de la mesa,
aparentemente para aislar a la mesa de influencias terrestres. El Sigilo es la
única parte del trabajo de Dee que tiene una correspondencia directa con los
sistemas mágicos más tempranos; aparecen versiones en el Liber Juratis y en Eodipus
Aegypticus, entre otros tomos (Golden Dawn,
2013).
La idea de un
sello que permite aislar de influencias terrestres un espacio exclusivo para la
magia, coincide con el uso que se le da en X,
ya que es una vidente, Hinoto, quien lo usa mientras tiene visiones sobre el
futuro en sus sueños.
Tanto el árbol sefirótico propio de la Kabbala,
como las cartas del tarot BOTA y el sigilio enochiano, son retomados en X de forma iconográfica debido a que son
elementos propios de la secta Golden Dawn,
la cual afirma tener como
origen el fenómeno rosacruz que surgió a principios del Siglo XVII por la
influencia de John Dee, y que, a su vez, retomaba gran parte del hermetismo
renacentista, la base de la New Age. En
relación a dicho fenómeno, la investigadora
Frances Yates (2011), en su libro El
iluminismo rosacruz, expresa que probablemente los denominados hermanos
rosacruces nunca existieron, que se trató de una sociedad imaginaria. La
publicación de los denominados Manifiestos
Rosacruces, que aparentemente fueron la base de dicha sociedad, se dio
dentro de un movimiento que buscaba una revolución intelectual, social y
religiosa en un ambiente en el que católicos y protestantes se hallaban en
pugna. Dicho movimiento se agrupó en torno a Federico V, el elector Palatino y
la princesa Isabel Estuardo, cuando se convirtieron en reyes de Bohemia. Luego
de que Federico V fue derrotado por los Habsburgo en 1620 y huyó con su esposa
a la Haya, el mencionado movimiento decayó, se inició una fuerte persecución en
Alemania y todo lo relacionado con los rosacruces cayó en descrédito. Durante
esta época inició la guerra de los treinta años, cuyo desenlace permitió la
libertad religiosa en Alemania. La Golden
Dawn actual afirma descender de los rosacruces, es de ella de donde retoma X gran parte de los elementos que vemos
presentes en su iconografía. En este punto, es importante recordar que todo
esto se encuentra regido por el principio de la New Age, a la cual pertenecen este tipo de sectas.
Hasta aquí
llegamos con las referencias iconográficas al esoterismo renacentista, presentes
en X. No debemos olvidar que estos
elementos no son nudos de la estructura narrativa del relato; son catálisis que
aportan descripciones a la historia, la enriquecen y complementan.
Continuaremos analizando el resto de elementos propios de la New Age, presentes en el manga que nos
ocupa.
Además de las
referencias al esoterismo occidental renacentista, en X observamos la noción de holismo, la cual en esta ocasión se
presenta no solo de manera iconográfica sino temática, y es, por lo tanto, nudo
del relato. Lo anterior debido a que Kamui, el sujeto de la narración,
representa a Dios, por lo que sus acciones y decisiones determinan la historia.
Además, cuenta con una estrella gemela (Fūma), quien cumple la función de ser
su opuesto complementario. Una de las imágenes más representativas de lo
anterior la observamos en el volumen número 4: la escena ocupa las dos páginas;
el peso de la imagen se carga en la página izquierda y, al centro, en primer
plano, observamos a Kamui, cubierto con varios ropajes y sosteniendo el planeta
Tierra. Tras Kamui, de perfil, se observa otro Kamui, también sosteniendo a la Tierra.
Como segundo plano de dicha imagen, se observa la espesura de alas de ángel
(plumas) y demonio (murciélago). A la derecha se observan elementos circulares
pertenecientes a diversas maquinarias de reloj mecánico. Sobre las maquinarias
se presenta una pequeña viñeta vertical, la cual se enfoca en el rostro de
Kamui[6].
La imagen
descrita en el párrafo anterior, nos presenta dos elementos pertenecientes a la
noción de holismo de la New Age:
primero, la reducción de todas las manifestaciones a una entidad absoluta;
segundo, la interrelación de todo el universo, la cual se presenta tan
iconográficamente como de manera temática, en cuanto todas las acciones de
Kamui se vinculan con el hecho de que él puede ser tanto el representante de
Dios, como su opositor. De hecho, el nombre de Kamui tiene dos posibles
significados: el que representa la majestad de Dios, o el que la caza.
Pero estas
alusiones no son sólo narrativas. Como observamos en la imagen, a Kamui se le representa iconográficamente como Cristo o
como Dios, por lo que es común observarlo sosteniendo al planeta Tierra. La
imagen de Dios o Cristo sosteniendo al mundo es una constante en la iconografía
cristiana: “la esfera rematada por la cruz, simboliza al mundo, por lo que la
tiene en la mano Dios, a veces la figura del Salvador o del niño Jesús” (Monreal, 2000, p. 484).
En cuanto a la interrelación de todo el universo, este aspecto se presenta
sobre todo en las acciones de Kamui, las cuales influyen en todos los demás
personajes y en el rumbo que toma la historia. En la imagen descrita, esta
interrelación se observa en la maquinaria del reloj, debido a que, para que este
funcione, requiere del funcionamiento adecuado de todas sus partes. Cada elemento
en un reloj mecánico se encuentra en estrecha interrelación con otro elemento;
del mismo modo, en X, las acciones de
cada agente se vinculan e interrelacionan de manera estrecha.
La noción de interrelación nos lleva al tercer elemento característico del
holismo New Age: la
dialéctica universal entre polaridades complementarias, la cual se ve presente
debido a que la historia retoma la idea del yin yang, propia del taoísmo chino.
En cuanto a la representación iconográfica, se ilustran de manera clara dos
Kamuis que sostienen entre sus manos el destino de la Tierra. Desde un
principio, Kamui tiene su opuesto en el otro Kamui en el que se convierte Fūma.
Además de lo anterior, los enfrentamientos entre dragones del cielo que
protegen a la humanidad, y dragones de tierra que protegen a la Tierra, están
marcados por el mismo principio, de modo que cuando un dragón de tierra muere,
un dragón del cielo tomará su lugar:
Kakyou:
El futuro aún continúa llegando como se predijo en los sueños. Un dragón de la
tierra desapareció… pero… el sucesor de ese poder tomó el puesto. Y luego… otro
dragón de la tierra se irá… y otro nuevo poder tomará su lugar (CLAMP, 2005, p.11-13).
De modo que
toda la historia funciona con ese principio de interrelación, en donde las
decisiones de uno afectan al otro, además del vínculo entre las dos caras de
una misma entidad que plantea el yin yang y el taoísmo. De hecho, esta noción
taoísta va a cumplir la función de modificar el principio de contraposición
propio del cristianismo, debido a que el yin yang transforma la noción
polarizada propia del mismo y convierte esa polarización en opuestos
complementarios. Esta transformación no solo se da a nivel argumental sino
iconográfico: tanto los actantes como el espacio cuestionan la noción de
polarización, cuyo fundamento último opone dos elementos de manera
irreconciliable. De hecho, la idea de la batalla decisiva no es solamente
“entre los elegidos contra las huestes del demonio” (Eliade, 1983, p.75), puesto que los personajes son actantes y, por
lo tanto, tienen varias funciones y pueden incluso pasar de “elegidos” a
“huestes del demonio” según sus elecciones, deseos y circunstancias.
Otro ejemplo de la representación
gráfica del principio universal de opuestos complementarios lo observamos en el
tomo número 1, justamente cuando Kamui regresa a Japón después de la muerte de
su madre y empiezan a presentársele signos de lo que está por venir (CLAMP, X, 2003). En esta escena, su amiga
Kotori acaba de perder el sentido después de ver a Kamui regresar, y sueña: la imagen
ocupa dos páginas; a la derecha en primer plano se encuentra Kamui de pie,
vestido con uniforme escolar; porta una especie de manto blanco sobre sus
hombros y de su espalda brotan dos alas, la derecha con plumas blancas y la
izquierda parecida a la de un murciélago; frente a él aparece el planeta Tierra
rompiéndose; algunas partes de la Tierra se separan y se pierden en la
inmensidad del vacío; seis dragones rodean la Tierra; las imágenes se agrupan
en la página derecha, pero el ala izquierda de Kamui, parte de su manto y el
cuerpo de los dragones que rodean a Kamui y a la tierra de manera circular,
invaden la página izquierda[7].
¿Qué elementos de todos los
examinados en páginas anteriores podemos encontrar? Hay alusiones al cristianismo,
al apocalipsis y al yin yang. Primero que nada, Kamui es representado con un
ala de ángel, es decir, blanca y con plumas; por otro lado, el ala izquierda es
parecida a las alas de murciélago con las que se representa iconográficamente el
demonio. Ambos elementos retoman claramente rasgos propios de la iconografía
cristiana, en donde los ángeles llevan alas blancas de pájaro en la espalda y
el demonio toma las del murciélago y algunas características de dragón; sin
embargo, en la iconografía cristiana hay una característica esencial derivada
de su pensamiento polarizado: en ambos casos hay una lucha, una contraposición
entre ángeles y diablos, luz y oscuridad, bien y mal: ambos bandos pelean a
muerte. A pesar de esto, en esta imagen, el ala de demonio y el ala de ángel
surgen de un mismo cuerpo, el de Kamui. Esto indica la presencia de ambos polos
en un solo ser, opuestos complementarios que no pueden existir sin el otro: se
da paso del cristianismo al yin yang.
Hay una intersección, un punto en
común, la existencia de contrarios que permite la transposición de un concepto
sobre otro y la modificación del sentido original, ya que “la clave de las
relaciones entre yang y yin se denomina hsiang
sheng, surgimiento mutuo o inseparabilidad” (Watts,
1976, p.61). Kamui representa a ese ser que contiene dentro de sí
opuestos complementarios, encarna dicho principio por excelencia, y dentro de
esta imagen se alude a la existencia de dos Kamui con funciones y acciones
totalmente contrarias que, sin embargo, son uno solo.
El ambiente en el que se
desarrolla la imagen descrita en páginas anteriores es el apocalipsis. Tres
pistas nos llevan a eso: la primera es el pensamiento de Kotori que aparece en
dos globos: “¿La Tierra se rompe?” (CLAMP, X,
2003). Con este diálogo no hace sino enfatizar lo evidente: la Tierra
aparece rompiéndose, en referencia directa al mito escatológico de destrucción
final; está rodeada de dragones, los cuales no se sabe si detonan la
destrucción o la intentan evitar; nuestros dragones están representados con la
iconografía oriental, pero vienen al caso debido a las alusiones apocalípticas.
Finalmente, a Kamui lo rodea la inmensidad del vacío, el cual es la nada y el
todo a la vez, la inmensidad del universo que parece rodear al sujeto, el
principio del caos y de la vida.
Nos hemos
detenido en el tercer elemento constitutivo del holismo de la New Age: la dialéctica universal entre
opuestos complementarios. Este se considera por ser uno de los puntos
principales que sostienen la historia y cohesionan e hibridan las diferentes
tradiciones religiosas con los elementos científicos; sin embargo, es tiempo de
hablar del último elemento característico de la noción de holismo propio de la New Age: la hipótesis de Lovelock, que
propone que la Tierra es un sistema vivo autorregulable. Esta última también
funge vital importancia como parte de la New
Age, que es el principio rector de la historia, y es que la guerra en X se detona justo por esa causa: los
dragones de la tierra consideran que la Tierra, en tanto está viva, se
encuentra siendo destruida por las acciones humanas y, con la finalidad de
salvarla, es necesario destruir a la humanidad.
La imagen que
nos interesa se observa en el volumen número 10 del manga. Ocupa toda la página,
la cual se compone de tres viñetas verticales y una horizontal, esta última
ubicada en la parte inferior. En la primera viñeta del lado derecho se observa
un close up de Kamui rodeado de ramas
de árboles; en la parte inferior se representan las oficinas metropolitanas de
Tokio, las cuales se ubican en un entorno natural; hay agua en lugar de suelo,
el cielo aparece limpio con algunas aves volando, lo rodea la vegetación. La
viñeta de en medio es más pequeña y se muestra un close up de Kakyou, un dragón de tierra, y el globo que contiene
dice lo siguiente: “Kakyou: A este paso la Tierra morirá” (CLAMP, X, 2004, pp.152). La tercera viñeta de dicha página es la más grande y está pegada a
la izquierda. En ella se observa un contrapicado de la torre de Tokyo, el piso
es arenoso, el diálogo contenido en esa viñeta también pertenece a Kakyou y
dice “Ya ha perdido parte de su poder para regenerarse. La Tierra
también está viva, como tú. Y los que la matan son los seres humanos” (CLAMP, X, 2004, pp.152). La última viñeta es
horizontal y ocupa la parte inferior de la página, en ella se representa al
planeta tierra y el globo dice “si la Tierra sigue siendo golpeada sin
que nos demos cuenta…” (CLAMP, X, 2004,
pp.152-153)[8]. Esta imagen
representa dos aspectos de la New Age:
la ya mencionada, la hipótesis de Lovelock, que propone que la tierra es
un sistema vivo autorregulable y la noción de New Age es en sentido estricto.
La primera
hipótesis se ve presente tanto iconográfica como temáticamente en la historia,
debido a que, en principio, la guerra se desata por salvar a la tierra de la
destrucción, a la cual la humanidad la somete. La idea del apocalipsis no es
generar un nuevo orden con la humanidad sino erradicarla del planeta. Este
aspecto nos lleva a la noción de New Age
en sentido estricto. Para Hanegraaff, la New Age, como sistema de conocimiento,
se gesta en el siglo XIX como reflejo
del proceso de secularización, debido a
cuatro principales aspectos: el principio de causalidad científica, el
estudio comparativo de las religiones, las nuevas nociones de psicología y el
evolucionísmo de Darwin (1996). Todas estas manifestaciones fueron retomadas
por el esoterísmo occidental y adaptadas a los princios mágico-religiosos, lo
que generó nuevas manifestaciones como el romanticismo evolucionista, del cual
derivan los trascendentalistas y teosofistas, el ocultismo y el espiritualismo.
Haneggraaff (1996) propone dos maneras de ver la New Age: en sentido general y en sentido estricto. En estas páginas
nos abocaremos a la última, debido a que es la que se encuentra presente en X. La New Age en sentido estricto se caracteriza por dos aspectos: la
visión apocalíptica y la visión milenarista. Ambos se relacionan con el
mencionado proceso de secularización, particularmente de la teoría
evolucionísta de Darwin, que tanto trascendentalistas como teosofistas retomaron
y adaptaron a sus propios principios, lo que dio paso al romanticísmo evolucionista:
(...) su entusiasmo
por la evolución descansaba en su intepretación como un concepto científico, el
cual podría reemplazar las nociones cristianas de historia, pero no
necesariamente amenazaba a la religión como tal. Por el contrario, la evolución
podría ser vista como un progreso que es inevitable porque en algún sentido es
divinamente motivada (Hanegraaff, 1996, p.465).
Debido a lo anterior, la New Age,
en sentido estricto, mantiene el pensamiento de que el sujeto sostiene un proceso constante de
evolución espiritual, el cual comienza antes de nacer y continúa después de su
muerte; se trata de un evolucionísmo más enraizado en el romanticismo que en el
Darwinismo (Hanegraaff, 1996). De manera precisa, en la imagen descrita con
anterioridad, en la primera viñeta de
la derecha, observamos una visión del futuro en donde la humanidad fuera
erradicada: un planeta en donde la naturaleza resurge, libre de contaminación,
en el cual, sin embargo, aún quedan vestigios de la humanidad, representados por
las oficinas metropolitanas de Tokyo. Esta imagen que aparece de manera
recurrente en la iconografía del manga nos lleva a varios aspectos: X, en sentido literal, se plantea una
visión apocalítica, la cual se caracteriza por la idea de que “El nuevo mundo
viene como una catástrofe sobre lo que existe y reemplaza el orden mundial por uno radicalmente diferente y trascendente”
(Hanegraaff, 1996, p.98). En la historia que analizamos, los dragones de la
tierra, liderados por el otro Kamui en el que se convierte Fūma, buscan justamente acabar con el orden humano en aras
de que el nuevo mundo venga solamente para la Tierra; por lo tanto, ese nuevo
mundo que vendría sería uno radicalmente diferente debido a que no existiría la
presencia humana. Sin embargo, a pesar de los planteamientos apocalípticos que
proponen barrer de un tajo con todo el orden anterior, en aras de plantear el
nuevo mundo, las representaciones gráficas del dicho nuevo mundo en X, siempre aparecen con los vestigios de
alguna construcción humana que permanece en pie, como es el caso de la torre y
las oficinas metropolitanas de gobierno de Tokyo de la imagen descrita en
páginas anteriores. Es la permanencia en la representación gráfica de un
vestigio del orden anterior, lo que nos da paso en X a la visión milenarista, la cual, a diferencia de la apocaliptica,
se caracteriza por una continuidad del orden anterior en el nuevo mundo: “El típico
sueño milenarista de una Tierra en paz, calma y plenitud, sin injusticia ni
sufrimiento” (Hanegraaff, 1996, p.9).
Hasta aquí hemos analizado la manera en la que se presentan, tanto en la
narrativa como en la iconografía de X,
diversos elementos propios de la New Age,
la cual es el principio rector de la historia, pero, ¿cuál es la relación entre
la posmodernidad y la New Age, que se
da en X? Lo discutiremos a
continuación.
DISCUSIÓN
X y la New age:
Posmodernidad
La manera en la que los elementos de la New Age se ven presentes en X,
corresponde a la posmodernidad, la cual, para Fredrick Jameson, no es un
periodo posterior a la modernidad, sino la estética dominante del capitalismo tardío,
el cual es la forma más pura de capitalismo (Jameson, 2005). Jameson retoma, de
Ernst Mandel, tres fases de desarrollo tecnológico, las cuales corresponden a
los tres tipos de capitalismo que se han desarrollado históricamente:
el capitalismo de
mercado en el cual se desarrollaron los mercados nacionales; la fase del
monopolio o imperialista, en donde el mercado da paso a las empresas que monopolizan
la producción y el comercio de bienes; y el actual, que él denomina
multinacional (Vaskes-Santches, 2011). Nos interesa de manera particular la
propuesta de Jameson, porque al ser la posmodernidad una dominante cultural,
permite que los elementos que la caracterizan estén presentes en cualquier otro
momento histórico, aunque no como dominante.
La propuesta de posmodernidad, utilizada para analizar este manga, explica
la presencia de aspectos religiosos procedentes de tradiciones, culturas y
textos muy diferentes, que, al introducirse en X, se reestructuran y reelaboran para adaptarse a la historia que
se nos cuenta. El retomar elementos del pasado en forma de pastiche, es una de
las características más marcadas de la estética posmoderna y no es exclusiva de
X: la observamos en otras series como
Neon Génesis Evangelion y más
recientemente Death Note. Este
aspecto puede tener múltiples razones de ser, sin embargo, en este espacio
resaltamos la idea de que los tres mangas tienen en común el haber sido creados
bajo la estética dominante del capitalismo tardío: la posmodernidad, en donde
los límites y las separaciones clave se desvanecen (Jameson,1988), lo que
permite la mezcla de elementos procedentes de diversos orígenes.
La eliminación de los límites y las separaciones clave, surge en la
posmodernidad, debido a lo que Jameson llama desaparición del sujeto
o del individualismo, generadores de visiones únicas del mundo (Jameson, 1998, p. 20),
que trae como consecuencia la supresión de estilos individuales. La muerte del
sujeto genera la fragmentación de las realidades y da paso a la matriz
actancial, en donde los personajes se convierten en actantes y superan la
individualidad para abrir camino a múltiples funciones y proyecciones en un
relato: el pastiche y la esquizofrenia posmoderna. Nos centraremos en estos
últimos.
El pastiche
surge cuando se disipa el estilo individual y se da la tendencia a retomar y
mezclar elementos procedentes de orígenes diferentes, para reubicarlos en una
obra actual. Una característica de este
pastiche es que dichos elementos nunca se integran ni forman una cadena
coherente significante, por el contrario, quedan nadado sin integrarse a su
nuevo contexto. El pastiche, por lo tanto, es “la imitación de un estilo
peculiar o único, el uso de una máscara estilística, discurso en una lengua
muerta”
(Jameson, 1998:20). Vivimos por lo tanto en una
época en la cual hay “una pujanza de los mitos de origen y de los signos de
realidad” (Jameson,
1998:20).
La
esquizofrenia posmoderna, por su parte, se vincula directamente con el pastiche
debido a que implica la imitación o el remedo de otros estilos (Jameson, 1998:18).
Se compone por fragmentos descontextualizados que no terminan de interrelacionarse
ni integrarse porque han perdido a su original, y aparecen nadando con una gran
cantidad de elementos procedentes de diversos orígenes, sin coherencia. Lacan
describe la esquizofrenia como una ruptura en la cadena significante, esto es,
en las series sintagmáticas, entrelazadas que forman una enunciación o un
significado (Jameson , 2005, p. 15).
cuando
la relación se resquebraja, cuando saltan los eslabones de la cadena, nos
encontramos con la esquizofrenia, un amasijo de significantes, diferentes y sin
relación.
(Jameson , 2005, p.15)
Este pastiche integrado por fragmentos esquizofrénicos procedentes de
diversos orígenes, es el que podemos observar en los elementos de la New Age presentes en X. Hay
que distinguir que no todos tienen la misma función: los elementos del
esoterísmo occidental, como el tarot BOTA, la Kábbala, el árbol sefirótico
y el sello enochiano, son simples
descripiones gráficas, catálisis que no se entretejen con la historia. No es lo
mismo la noción de holismo New Age en
la que observamos a Kamui como la entidad suprema, interrelacionada con todo su
universo y con su correspondiente opuesto complementario. La noción de holismo está
presente tanto en la gráfica como en el relato, y es un nudo de la historia. Lo mismo sucede con la
hipótesis sobe Gaia y los planteamientos
milenalistas de la narración. En síntesis, la manera en la que se presentan en X los elementos de la New Age, corresponde a la esquizofrenia
posmoderna y al pastiche; sin embargo, van a tener funciones diferentes, ya sea
de nudos o catálisis.
En torno a la New Age y su
relación con la posmodernidad, hay
que destacar dos aspectos: su plantemiento como sistema religioso y el inicio
de su auge que se da en la década de los sesenta. Para Hanegraaff, religión es
“cualquier sistema simbólico que influye en la acción humana y le permite
mantener contacto ritual entre el mundo cotidiano y un marco simbólico más
amplio” (Hanegraaff, 1999, p.147), por lo que este autor establece una
diferencia entre religión y una religión. Si religión es cualquier sistema
simbólico que ejerce influencia en el sujeto y le permite establecer relaciones
rituales dentro de lo cotidiano, una religión se caracterizaría por estar
completamente institucionalizada. La New Age es entonces religión, en tanto
es un sistema de conocimientos que permite a los sujetos mantener contacto
ritual en su medio cotidiano, dentro de un marco simbólico amplio, sin contar
con instituciones específicas. Para este
autor, la New age como religión
surgió desde el siglo XIX, pero fue hasta los años sesenta del siglo XX cuando cobró
auge y, posterior a la década de los setenta, se constituyó como movimiento y
se nombró como tal (Hanegraaff, 1999). Pero desde su inicio la New age mantiene dentro de sí
características híbridas muy cercanas a la posmodernidad: el uso del pasado, el auge de la teconología,
la hibridez, el uso fragmentario de elementos procedentes de distintos
orígenes, reinsertos e híbridos en un nuevo texto.
No es casual que fuera en la década de los setenta el momento en el que la
New Age se constituyó como un
movimiento. Recordemos que es más o menos por esa década el instante en el que
la posmodernidad se convierte en dominante cultural. La New Age es una forma de religión posmoderna en tanto se
constituye por una multiplicidad de visiones, todas importantes. La
propuesta de posmodernidad de Jameson puede dar una idea de la razón por la
cual la New Age se torna en un
movimiento, más o menos constituido solamente hasta la década de los setenta
del siglo XX, aunque existía desde hacía casi un siglo: fue ese el momento en
el que la posmodernidad empezó a tornarse dominante cultural, lo que explica
que un sistema simbólico con características tan similares (hibridez, uso
fragmentario e inestable del pasado, mezcla de elementos religiosos y
científicos, visibilidad de lo tecnológico, etc.) se tornará también en algo visible. En este
contexto religioso inicia un auge de nuevas religiones, cultos y sectas que
permanecen en los noventa debido a la anticipación del fin del mundo, que
supuestamente llegaría en 1999. Lo anterior explica por qué para entender al
manga X fue necesario retomar la
propuesta de posmodernidad planteada por Jameson (1998): es debido a que fue
creado en un momento propicio, bajo la influencia de la estética del
capitalismo tardío y el auge de lo fragmentario.
X y su momento
de creación
A Japón entraron las profecías de Nostradamus, que predecían el fin del
mundo en 1999, en la década de los setenta. Estas fueron introducidas por el
periodista Ben Goto y generaron
numerosas reimpresiones.
Desde su primer libro sobre Nostradamus se convirtió en un bestseller -con casi 150 impresiones en
sólo tres meses- ha escrito más de diez volúmenes específicamente sobre
Nostradamus así como docenas de otras obras sobre ovnis y extraterrestres, el
cambio polar, el Apocalipsis de San Juan, el secreto de Fátima, y otras
profecías. La publicación del libro de Goto en 1973, y su éxito como un bestseller, desencadenó un boom de Nostradamus en Japón. De hecho,
este interés en Nostradamus es citado como uno de los indicios del giro de la cultura popular, hacia lo espiritual y
misterioso.[9] (Kisala, 1997, p.48-49)
Durante
la década de los noventa fue común la producción de mangas con trama
apocalíptica, como fue el caso de Neon
Génesis Evangelion y Angel Sanctuary.
Para Susan Napier, citada por Santiago Iglesias,
el
tema apocalíptico en el manga y el anime viene definido por el complejo
trasfondo cultural japonés, fruto de los diferentes acontecimientos acaecidos a
lo largo del siglo XX, especialmente en las décadas siguientes a la II Guerra
Mundial y hasta nuestros días. Tras superar las posguerra y experimentar un
ascenso socioeconómico que parecía imparable, la fortísima crisis económica que
azotó al país en los años noventa, y los atentados en el metro de Tokyo,[10] hicieron aflorar
inquietudes, sentimientos y vivencias, durante mucho tiempo considerados tabú,
que hasta entonces habían permanecido latentes o pretendidamente olvidadas.
(2010, p.169)
X se publicó en esa misma década, cuando Japón se encontraba
viviendo la tercera ola religiosa de su historia: la primera se dio durante el
gobierno Meiji y tuvo como resultado
la creación de religiones derivadas del shinto;
la segunda se dio después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se hizo
constitucional la libertad religiosa y la democracia. La tercera dio inicio
entre las décadas de los setenta y ochenta, cuando la economía japonesa empezó
a alcanzar su pico y la juventud solicitó algo más que ganancias materiales. Ellos
descubrieron la necesidad espiritual y la búsqueda de paz mental (Repp, 1997). Se trataba de un momento en el que proliferaron una gran cantidad de nuevas
religiones, por lo tanto, no es extraño que la orden de la Golden Dawn haya sido fundada en Japón en el año 2000, fecha en la
que aún se publicaba X; ni que sus
elementos formaran parte de los numerosos aspectos religiosos que circulaban en
la sociedad en esa época. En este contexto, es comprensible el que X sea un manga con una temática altamente compleja, cuyos principios dominantes sean tanto la posmodernidad
como la New Age, elementos que
articulan la narración y la gráfica del
mencionado manga.
CONCLUSIONES
Como conclusión, afirmamos que los diversos elementos, tanto
religiosos como científicos que aparentemente se encuentran dispersos en el manga
X, encuentran su principio dominante en la New Age, como un
movimiento que desciende el esoterismo occidental transformado por el proceso
de secularización.
Los
diversos elementos de origen religioso dispersos en el relato, cumplen
funciones variadas: tanto el apocalipsis cristiano como el taoísmo son nudos de
la historia. Se recrean, interpretan e hibridan. Esta hibridez es desplegada en X mediante la reinterpretación y la reestructura de diversos
elementos: mito escatológico, yin yang, apocalipsis, cristianismo; la
reutilización de todos esos factores permite la mezcla de los elementos, cuyos
conceptos originales se modifican en aras de que se integren a la historia.
¿Cómo es que X logra hibridar los elementos
provenientes de tradiciones religiosas tan diferentes? Es debido a que existe
una simpatía entre ambas (Gruzinski, 2000, p.188) que permite un punto de unión y la
consecuente transposición de elementos tan diversos, ya que “la presencia de lo
híbrido ha de revelar parentesco entre las cosas más separadas” (Gruzinski, 2000, p.203). Este elemento o punto de unión, este atractor, es el que
“selecciona una u otra conexión, orienta uno u otro enlace o sugiere una u otra
asociación entre los seres y las cosas”
(Gruzinski, 2000, p.207); punto
que permite la fusión: la New Age.
Es necesario
enfatizar la importancia de analizar este tipo de productos gráficos. En su
momento generaron transformaciones en el panorama cultural mexicano. Ejemplo de
lo anterior es la oferta de consumo
cultural y entretenimiento (entre la que se incluye el anime y manga) que se
introdujo en México en las décadas de los ochenta y noventa, la cual modificó el ámbito de la historieta mexicana
de dos maneras: por un lado, al presentar mayor diversidad de ofertas de
consumo, lo que contribuyó a acelerar la decadencia de la historieta industrial; por otro lado, la mayor facilidad para acceder a cómic
estadounidense y europeo, influyendo en quienes posteriormente serían creadores
de la historieta contracultural. De manera particular, la introducción de la
estética del manga y el anime, importó nuevas maneras de realizar gráfica,
narración visual y estrategias de consumo cultural, las cuales fueron retomadas
por los creadores mexicanos, quienes las adaptaron a su contexto y sus particularidades.
En su momento,
X fue uno de los primeros mangas que
llegaron a México y que tenían una estética posmoderna, lo que propició el
manejo de tan variadas religiones. Por lo general, los mangas japoneses no se
exportan solos, forman parte de toda una fórmula comercial que incluye
animación, videojuegos y toda una serie de productos derivados.
Series como Dragon Ball, Sailor Moon
o Pokémon, captaron a toda una
generación de jóvenes en la década de los 90 que, atraídos por el diseño de sus
personajes y sus extensas historias, han trasladado el éxito del manga-anime
hasta nuestros días. (Horno, 2014, p.346-347)
Desde su
introducción a México en la década de los noventa, estos jóvenes han
introducido nuevas formas de narrativa y gráfica a la tradición local de
historietas, además de dar a conocer nuevas estrategias de mercado que los
historietistas locales han retomado para generar sus propias versiones de manga
mexicano. Ejemplo de lo anterior es la obra de Lorena Velasco Terán, fundadora
de Estudio Syanne, autora que ha
publicado obras como DREM, un manga
mexicano con temática fantástica y psicológica. Además de mangas, Syanne crea ropa basada en la estética y
la vestimenta de los cantantes de rock japonés, lo que le da una dimensión más
compleja a la influencia en México del manga, el anime y sus productos
derivados.
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[3]
Vara entrelazada con dos serpientes, que en la parte superior tiene dos
pequeñas alas o un yelmo alado (…) En el caduceo, la binariedad equilibrada es
doble: las serpientes y las alas por lo que ratifica ese estado supremo de
fuerza y autodominio (y en consecuencia, de salud) en el plano inferior
(serpientes, instintos) y en el superior (alas, espíritu). (Cirlot, 1992,
pp. 113-114)
[4]
La copa forma parte de lo que la Aurora Dorada considera las cuatro armas elementales: la vara de
fuego, la copa del agua, el cuchillo para el aire y el pentáculo de la tierra.”
(Regardie, 2005)
[9] “Since his first book on Nostradamus became a runaway
bestseller—going through almost 150 printings in only three months—he has
written over ten more volumes specifically on Nostradamus as well as dozens of
other works on UFOs and extraterrestrials, the polar shift, John’s Apocalypse,
the secrets of Fatima, and various other prophecies.” (Kisala, 1997, p.48-49)
[10]
“En 1995 los seguidores de la secta Aum
Shinrikyo (Verdad Suprema), esparcieron gas sarín en el metro de Tokyo,
causando la muerte de doce personas e intoxicando a cientos de viajeros” ( Kisala, 1997, p. 169)