Las otras islas: San Andrés, Providencia y Santa Catalina

Resumen

Más allá de las semejanzas en la elaboración de una imagen, existe un territorio emocional, donde se puede percibir la fragancia original de la tierra, donde el desvelo de la noche revela apariciones secretas de náufragos y símbolos que activan portales hacia lo más profundo del alma. Más allá de las semejanzas, existe aquel transmutador de luz, quien por medio de la forma y el movimiento siembra el relato del soñador. Más allá de las semejanzas existe aquel observador, que, por medio de su cámara, captura con silenciosa ternura eclosiones de luz y reinventa la manera de ver. Aquel observador, en busca de la estética, de lo íntimo y del infinito del color tiene un nombre: Luis Guillermo Martínez, quien revela a través de sus imágenes, un inconsciente hídrico de un Caribe Colombiano desconocido por el imaginario colectivo en “Las otras islas”. Una visión sobre el alma de los colores, que nos lleva a encuentros metafísicos con el silencio y el reposo que impulsa la nave de los soñadores hacia la comprensión de lo Universal. Más allá de la semejanza, de la luz del sol y la forma de la luna, existe una composición macerada por exquisita visualidad. Una forma de sentir diferente y una investigación sobre la vida misma de forma fotográfica que refleja en este ejemplar: la infancia del mar y la senilidad de la tierra, y nos lleva a multiversos que parecen extraídos de lugares inexistentes, de un Caribe más allá del azul, del pregón y la sonrisa, y nos trae una Colombia única, infinita y tan verdadera como el mismo aire tibio, espeso y salado que caracteriza nuestro trópico. En “Las otras islas”, experimentaremos rostros que albergan misterios, espacios que conservan la esencia de la comprensión de lo universal y momentos que solo Luis Guillermo Martínez puede lograr al revelar la fuerza de sus imágenes en esta singular obra.