Abstract
Las editoriales, públicas y privadas, con más o menos fortunas, han vuelto en el último año a encender las máquinas, movilizar litros de tinta, cortar toneladas de papel, aunque lejos todavía de las capacidades históricas alcanzadas. En el caso de las editoriales universitarias del país, estas han mantenido el trabajo a un ritmo más o menos constante en el marco de las restricciones impuestas por la pandemia. Examinar los catálogos de publicaciones, revisar los lanzamientos de libros en línea y presencial en algunas ferias, demuestra que todavía hay lectores en un país que durante varios meses vivió cercado por cuenta de un virus sobre el que poco y mucho sabíamos.Downloads
Download data is not yet available.