Duazary / Vol. 15, No. 3 - 2018 / 249 - 250
DOI: http://dx.doi.org/10.21676/2389783X.2412
EDITORIAL
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL VS LA INTELIGENCIA HUMANA
Alexander Salazar-Ceballos 1
1. Magíster en Biología. Universidad del Magdalena. Santa Marta, Colombia. Correo: asalazar@unimagdalena.edu. co -https://orcid.org/0000-0002-0708-8792
Parece que en el fin de nuestra evolución biológica, el objetivo máximo será que los humanos tengamos una inteligencia inimaginable. ¿Pero cuáles humanos? A veces este término confunde, de igual manera la otra pregunta sería ¿Qué tipo de inteligencia? ¿Inteligencia artificial? ¿Inteligencia artificial integrada en nuestros cerebros? ¿Y quiénes necesitaríamos esa inteligencia artificial?
Recientemente leí, en una de las más afamadas revistas de divulgación científica1, la discusión sobre alcanzar niveles de inteligencia increíbles con la ayuda de la tecnología, esto dado que podría ser alcanzado a una mayor velocidad en comparación si esperamos que la evolución biológica cumpla su papel: pero hoy la especie humana tiene un afán de alcanzar todo a la vuelta de la esquina. Pero el uso de la tecnología es bienvenido, siempre y cuando los demás seres vivos no sufran o suframos, sin olvidar que la Tierra es un ser vivo.
¿Y quién es el ser más inteligente sobre la Tierra? Muchos dirían que nosotros los humanos, pero no se puede olvidar que ese ser humano también es un depredador, y a la vez no mide a largo plazo las consecuencias de sus actos, uno esas consecuencias es que estamos viviendo un cambio climático derivado de las acciones del hombre, cambio climático que nos afecta a todos, y que tiene graves consecuencias sobre la salud2. Lo que pasa es que para muchos este caos climático es intangible y abstracto. Así es como podemos pensar que hay diferentes humanos, y no todos pensamos de igual manera: unos pensamos en si mis acciones afectan a los demás, y otros piensan de forma individual, y por favor no confundir estas ideas con pensamientos políticos, que muchas de esas ideas de hoy en día solo tienen sustentos “emocionales” y carentes de objetividad.
Desde esa carente de objetividad y racionalidad sería necesario otro tipo de inteligencia, y tal respuesta sería la inteligencia artificial. Aclaro que este no es mi campo de investigación, pero si aclaro que es mi campo de la “emoción”, soy un gran aficionado de las películas de este género al igual que admirador de los libros de Isaac Asimov. Isaac Asimov en sus libros acuñó las tres leyes de la robótica: Y resumidamente dicen que un robot no causará daño ni permitirá que ser humano sufra, cumplirá todas las órdenes que le dé un ser humano, y se protegerá a sí mismo pero predominando los principios anteriores. Estas leyes parecen inteligentes ¿Por qué no son aplicadas a los seres humanos? Otro aspecto de la inteligencia artificial es tomar decisiones lógicas, algo que los seres humanos han olvidado, específicamente quienes tienen el poder de decisión sobre la mayoría, poder de decisión no solo política sino también en todos los niveles de la educación. Entonces una solución para que los seres humanos vuelvan a ser lógicos sería implantar chips en el cerebro, de esa manera tendríamos cyborgs “lógicos”, pues si es así: ¡Bienvenido!
Un reciente panel de expertos dejó ver los efectos de la aplicación de la inteligencia artificial en los diferentes aspectos de la vida cotidiana, donde se anticipan grandes ventajas en las áreas del transporte, cuidado de la salud-enfermedad, educación, seguridad, empleo y entretenimiento3. Pero un aspecto futurista que entra en la discusión de la inteligencia artificial es la singularidad tecnológica, que es cuando las máquinas se autoreparan y piensan por sí mismas, y de paso podrían dominar a los seres humanos. ¿Y si la singularidad estuviese regida por las leyes de la robótica? Tal vez no tendríamos tantas necesidades básicas insatisfechas, tal como sufren muchos hoy: la falta de agua potable y el acceso a los alimentos, pero quienes viven en las grandes ciudades no perciben estas necesidades, todo llega a la puerta de sus casas.
Y sin ir al futuro y solo mirando el presente, y específicamente desde el campo de la saludenfermedad, existen aparatos tecnológicos que ayudan a realizar diagnósticos, pero el acceso a esta herramienta diagnóstica es limitada, no porque no existan en algunas áreas geográficas, sino por el costo. Es así se plantean las desigualdades basadas en quienes logran acceder, y quienes no, a los avances científico-tecnológicos, una brecha que no dejará de existir4,5.
Es así como que mientras “un grupo de seres humanos inteligentes” debaten sobre crear inteligencia artificial que solucione los problemas de “muchos seres humanos” o creado por otros seres humanos, muchos creen ser inteligentes y actúan sin preveer los efectos de sus acciones, solamente por un fin inmediato, una especie muy ansiosa. De esa manera el ser humano ha llegado al final de la escala de la evolución biológica y la singularidad tomará el papel vaticinado de gobernar el futuro, más bien a colaborar, y corregir la catástrofe causada por la actual especie inteligente, una especie que parece que actúa como el perro de Pávlov.
250 Duazary: Revista Internacional de Ciencias de la Salud / ISSN: 1794-5992 / Vol. 15, No. 3, septiembre - diciembre de 2018
DOI: http://dx.doi.org/10.21676/2389783X.2412