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Duazary: Revista Internacional de Ciencias de la Salud / ISSN: 1794-5992 / Vol. 15, No. 1, enero - abril de 2018

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Duazary / Vol. 15, No. 1 - 2018 / 71 - 85

DOI:  http://dx.doi.org/10.21676/2389783X.2021

ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON 

CÁNCER DE MAMA

SUBJECTIVE EXPERIENCE ANALYSIS IN WOMEN WITH BREAST CANCER

TÍTULO CORTO: ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES

Miriam Belber-Gómez

1

Fátima Valencia-Agudo

2

, María Eugenia De la Viuda-Suárez

3

Tipología: Artículo de Investigación Científica y Tecnológica

Para citar este artículo: Belber-Gómez

 

M, Valencia-Agudo F, De la Viuda-Suárez ME. Análisis de la experiencia 

subjetiva en mujeres con cáncer de mama. Duazary. 2018 enero; 15 (1): 71 - 85. 

Doi:  http://dx.doi.org/10.21676/2389783X.2021

Recibido en agosto 12 de 2016

Aceptado en marzo 02 de 2017
Publicado en línea en septiembre 13 de 2017

RESUMEN

En este artículo se analiza la experiencia y necesidades psicológicas presentes en el discurso de las participantes 

durante una intervención psicoterapéutica grupal dirigida a mujeres con cáncer de mama. Se transcriben las sesiones 

del grupo y se realiza un análisis del discurso, recogiendo los temas más prevalentes. Las principales dificultades 

psicológicas recogidas son el cambio en su imagen corporal y su sexualidad, la nueva vivencia de las relaciones 

interpersonales, las repercusiones del discurso social sobre la importancia de las emociones positivas, el miedo a 

la recidiva, las relaciones con el personal sanitario y los cambios tras la enfermedad. Se recogen aspectos que las 

pacientes consideran factores de ayuda en el grupo (sentirse comprendidas, ver a las compañeras como modelos de 

afrontamiento o cambiar su relación con la enfermedad). Se apuntan implicaciones clínicas para una mejora en la 

atención integral a las pacientes con cáncer de mama. 

Palabras clave: Psicoterapia de grupo; Neoplasias de la mama; Salud mental; Atención plena; Investigación cualitativa.

ABSTRACT

In this article the psychological experience and needs shown in the discourse of women diagnosed with breast 

cancer in a psychological group intervention were analyzed. The sessions are transcribed and a discourse analysis 

is performed, selecting the most prevailing topics. The main psychological difficulties perceived by the participants 

1. Licenciada en Psicología, especialista en Psicología Clínica. Hospital Universitario Son Espases. España. Correo: miriambelber@gmail.com http://

orcid.org/0000-0002-7691-7371

2. Licenciada en Psicología, especialista en Psicología Clínica. Hospital Universitario Central de Asturias. España. Correo: fatima-valencia@hotmail.es 

http://orcid.org/0000-0001-6097-6716

3. Licenciada en Psicología, especialista en Psicología Clínica. Hospital Universitario Central de Asturias. España. Correo: euvisu@hotmail.com - http://

orcid.org/0000-0003-0642-2290


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ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON CÁNCER DE MAMA

are the following: body identity change, sexuality changes, new quality of interpersonal relationships, implications 

of positive thinking culture, fear of recurrence, the relationship with the hospital staff, and change after diagnosis. 

The aspects that the group considered helpful are also addressed, i.e. feeling understood by the others, seeing the 

rest of participants as coping models, changing their relationship with the illness. Several clinical implications are 

highlighted in order to improve a comprehensive care.

Keywords: Psychotherapy Group; Breast Neoplasms; Mental Health; Mindfulness; Qualitative Research.

INTRODUCCIÓN

E

l cáncer de mama es el tipo de cáncer más 

frecuente entre las mujeres de todo el 

mundo y la principal causa de muerte por cáncer 

en las mujeres europeas. Se estima que el riesgo 

de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida 

es de una de cada ocho mujeres

1

.

Gracias a los avances médicos en el tratamiento y 

detección temprana de este tipo de enfermedades, 

la supervivencia ha aumentado de una manera 

relevante. Si bien a nivel fisiológico parece que 

cada vez hay mayores avances, a nivel psicológico 

el cáncer supone grandes costes personales y 

sociales, somete a las personas afectadas y su 

familia a un gran número de sucesos estresantes 

asociados al diagnóstico y tratamiento, durante 

intervalos largos de tiempo, que amenazan su 

trayectoria vital

2

.

Los procesos psicológicos por los que pasa una 

persona al ser diagnosticada con cáncer tienen 

una serie de particularidades. La experiencia de 

enfermedad y cercanía a la muerte hace que los 

esquemas que componen la propia identidad del 

“yo” se vean amenazados y tengan que volver 

a reconstruirse. La lucha contra la enfermedad 

altera la percepción del presente y del futuro

3

Por ello, el objetivo psicoterapéutico principal 

debe dirigirse a facilitar la adaptación a 

una situación cambiante y de alto riesgo, 

fortaleciendo la percepción de controlabilidad 

y otros recursos, tanto internos como externos, 

de tal modo que la percepción subjetiva de 

sufrimiento disminuya y aumente la capacidad de 

afrontamiento adaptativo. Se hace necesaria una 

intervención dirigida a reafirmar y normalizar sus 

sentimientos, reconocer y validar las necesidades 

de expresión emocional y de integración de los 

“pedacitos” del yo que han quedado quebrados 

tras la experiencia de cáncer

3

.

Se han propuesto diferentes formas de apoyo 

psicológico y terapias

4-7

 que pueden mejorar la 

calidad de vida de los pacientes oncológicos y 

facilitar el proceso de adaptación a la enfermedad. 

Dentro de las propuestas de apoyo y reintegración 

psicológica se encuentra la psicoterapia grupal. 

La literatura muestra una mejoría de los grupos 

de terapia en pacientes con cáncer, incluyendo 

mejora en el estado de ánimo, capacidad de 

afrontamiento y ajuste al cáncer y al dolor. 

Este tipo de intervención facilita el cambio de 

actitudes, conductas y emociones, a través de la 

reflexión conjunta, el intercambio de experiencias, 

el autoconocimiento y el apoyo mutuo

8

En cuanto al tipo de metodología que emplea este 

tipo de estudios, suele utilizarse frecuentemente 

la cuantitativa. Sin embargo, en el ámbito del 

cáncer existen trabajos que se encargan de 

recoger de forma directa las vivencias personales 

en torno a la enfermedad y las necesidades 

psicológicas de las pacientes

9-12

. En síntesis, 

serían cuatro áreas las que se ven mayormente 

afectadas en supervivientes de cáncer de mama: 


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la conciencia sobre la propia muerte, la vivencia 

de una certera incertidumbre, la validación de 

los vínculos de apego y la redefinición de la 

identidad del yo

13

Si se tiene en consideración lo expuesto, se 

hace necesario un abordaje psicoterapéutico 

integral donde primen y se tengan en cuenta las 

necesidades psicológicas de las personas. Para 

ello, se entiende como fundamental atender a la 

experiencia de las propias pacientes, conociendo 

sus percepciones en torno a las cuestiones que les 

generan mayor malestar emocional y acerca de 

las intervenciones que valoran de forma positiva. 

Mediante el presente trabajo se pretenden 

los siguientes objetivos: analizar de manera 

cualitativa la experiencia de las mujeres con 

cáncer de mama en torno a la enfermedad, los 

tratamientos y el malestar psicológico; recoger 

las necesidades psicológicas y clínicas que 

reflejan en su discurso; y plantear y reflexionar 

sobre posibles propuestas terapéuticas en base al 

análisis de su discurso y necesidades. 

MATERIALES Y MÉTODOS

Muestra

Las participantes fueron todas mujeres que 

padecían un proceso de cáncer de mama. Los 

criterios de inclusión fueron padecer un proceso 

oncológico diagnosticado en los últimos 18 

meses, estar recibiendo atención psicológica 

en el Servicio de salud mental de enlace del 

Hospital Universitario Central de Asturias 

(HUCA) e interés en participar. Los criterios de 

exclusión fueron diagnósticos recientes (menos 

de un mes) y padecer un trastorno mental grave. 

Asistieron al tratamiento grupal un total de 

seismujeres de las cuales cinco finalizaron el 

programa psicoterapéutico. 

El rango de edad de las participantes estaba 

comprendido entre los 35 y los 64 años (X=46,5 

años, DT= 10,76). El 66,6% de las mujeres 

estaban casadas mientras que el 33,3% estaban 

en situación de soltería. Al inicio del grupo casi 

las tres cuartas partes de las usuarias estaban 

en situación de baja laboral por enfermedad 

(66,6%) mientras que una de ellas había perdido 

su trabajo y otra ya se había incorporado a su 

puesto habitual. 

Respecto a los tratamientos aplicados, el 83,3 

% seguía recibiendo tratamiento activo en el 

momento de comenzar el grupo mientras que el 

16,6 % ya no estaba recibiendo ningún tipo de 

tratamiento. 

Procedimiento

Las evaluaciones y las sesiones grupales fueron 

realizadas en las instalaciones del Servicio de 

salud mental de enlace del HUCA. El programa 

grupal fue aplicado por tres Psicólogas Internas 

Residentes (PIR) bajo la supervisión de 

Psicólogos Clínicos pertenecientes al servicio. 

La elección de las participantes se realizó por 

parte de los profesionales del Servicio de salud 

mental de enlace del HUCA. Seleccionaron 

a aquellas pacientes que estaban recibiendo 

tratamiento psicológico que se adecuaban a los 

criterios de exclusión e inclusión. 

Antes de consolidar el grupo se les aplicó 

una pequeña entrevista semiestructurada 

donde se recogían aspectos referentes a 

variables sociodemográficas y clínicas. Se les 

explicó de manera breve el funcionamiento 

del grupo y se aprovechó para resolver las 

dudas que pudieran surgir. Además, se les 

solicitó consentimiento informado por escrito.  

 

Se aplicó un programa de tratamiento en 

modalidad grupal en la sala de grupos del 


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servicio. Esta sala disponía de un espejo 

unidireccional para investigar los tratamientos 

grupales. Se aplicaron 10 sesiones cuya duración 

era de 90 minutos y con una frecuencia semanal. 

El formato del grupo fue cerrado al iniciar el 

primer módulo, aunque al comenzar el segundo 

se pudieron incorporar más participantes. La 

disposición de las participantes en el espacio era 

en círculo para favorecer la comunicación entre 

las usuarias. El formato fue semiestructurado 

introduciendo breves temas teóricos sobre 

un aspecto a trabajar, ejercicios de reflexión, 

prácticas experienciales y resolución de dudas.  

 

Una vez finalizado el programa se les pedía a 

las usuarias que cubrieran de manera anónima 

una pequeña encuesta de satisfacción con el 

tratamiento grupal. 

Evaluación

En la última fase se aplicó una encuesta para 

medir el nivel de satisfacción con el tratamiento. 

Es una encuesta anónima con tres ítems 

referentes a la valoración de los aspectos más 

positivos y negativos del grupo y un espacio para 

sugerencias y opiniones personales. 

A su vez, cada sesión era transcrita mediante 

la observación detrás del espejo anotando las 

dinámicas que surgían en el grupo, los temas, 

preocupaciones y sugerencias que realizaban las 

usuarias. Todo ello quedaba registrado para su 

posterior análisis. 

Intervención

El programa terapéutico fue creado basándose 

en materiales relacionados con tratamientos 

psicológicos grupales en pacientes con cáncer 

de mama y Terapias de Tercera Generación 

(TTG) aplicadas a este tipo de población. Se 

decidió dividir el programa en dos módulos: 

1) el primero consistía en trabajar aquellos 

aspectos psicológicos que más les preocupan 

a las pacientes con cáncer de mama utilizando 

una orientación basada en filosofía de la Terapia 

de Aceptación y Compromiso (ACT); 2) en el 

segundo bloque se introducía la práctica de 

Mindfulness. 

La estructura utilizada en las sesiones siempre 

era la misma: primero se resolvían dudas y se 

reflexionaba brevemente sobre la sesión previa; 

después se hacía una introducción teórica sobre 

un tema nuevo a trabajar; se hacían ejercicios 

prácticos; y finalmente se cerraba la sesión con 

un espacio de reflexión y con las conclusiones 

principales sobre el taller. 

La orientación escogida era acorde a la 

filosofía de las TTG, es decir, se utilizaban las 

premisas de no juzgar, dejar fluir, aceptación 

incondicional de las usuarias y sus comentarios 

además de favorecer la ventilación emocional 

y validar todas las expresiones que realizaban 

las usuarias. 

Declaración sobre aspectos éticos

Se tuvo en cuenta lo dispuesto en la Declaración 

de Helsinki. Se les presentó el proyecto grupal y, 

una vez explicado y comprendido, se diligenció 

el formato de consentimiento informado por 

escrito, en el cual daban su autorización para 

que las sesiones fuesen supervisadas detrás del 

espejo unidireccional. Todas las participantes 

autorizaron la supervisión, trascripción y análisis 

de las sesiones para su posterior utilización con 

fines docentes o de investigación. Se garantizó la 

protección a la intimidad, a la confidencialidad y 

el derecho al anonimato tanto de los datos como 

de las entrevistas. Por tanto, este estudio respeta 

los principios éticos de las participantes. 


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RESULTADOS

Estudio descriptivo de metodología cualitativa 

en el que se analiza el discurso de las participantes 

por medio de las transcripciones, así como 

la impresión subjetiva de cada de ellas en la 

encuesta de satisfacción. 

Análisis del discurso

Se exponen las cuestiones principales que 

aparecen en el discurso sostenido por las 

pacientes. 

Dificultades de afrontamiento de la imagen 

corporal y problemas en la sexualidad

Todas las participantes coinciden en señalar lo 

complicado que les está resultando enfrentarse 

a su nueva imagen corporal. Una de las mayores 

dificultades está en relación a la cirugía, 

especialmente cuando ésta es radical. Algunas 

de ellas refieren no mirarse al espejo, llegando 

a colocar una toalla para taparlo cuando van a 

ducharse, y no haberse mostrado desnuda ante 

su pareja. Las pacientes dicen verse “como un 

cuadro abstracto” y en repetidas ocasiones se 

refieren a la operación “como una mutilación”. 

Otros cambios físicos que tuvieron un gran 

impacto en ellas fueron la caída del pelo y el 

aumento de peso. 

Además de las consecuencias emocionales, todo 

esto tiene efectos en sus relaciones sociales, dado 

que evitan determinadas situaciones para que 

los demás no vean su aspecto. Con frecuencia 

temen que otras personas se den cuenta de la 

mastectomía y refieren episodios en los que están 

con alguien, pero se encuentran continuamente 

auto-observándose y preguntándose qué estarán 

pensando los otros. 

Los cambios físicos tienen además efectos 

en su identidad como persona, y sobre todo 

como mujer. Como se verá más adelante, son 

frecuentes las referencias a “ya no ser la misma”. 

Sin embargo, a lo largo del desarrollo de las 

sesiones, las pacientes van contando sus avances 

en torno a este tema. Cómo se han atrevido a 

mirarse y no ha sido tan terrible o cómo han 

podido construir significados en torno a la 

situación que les ayuden a salir adelante. Por 

ejemplo, una de ellas, que había sufrido mucho 

en relación al cuerpo y hablaba de “mutilación”, 

cuenta que ha empezado a plantearse que pese 

al cambio corporal sigue siendo ella y que las 

intervenciones quirúrgicas fueron necesarias 

para salvar su vida. 

En cuanto a la sexualidad, comentan que es un 

tema del que no habían podido hablar con nadie, 

y para muchas de ellas es en el espacio del grupo 

cuando pueden hacerlo por primera vez. Se 

trata de algo tabú, algo que nadie plantea, que 

no sale en televisión cuando se aborda el cáncer 

de mama. Es un tema del que tienen muchas 

dudas y refieren no haber sido informadas de los 

efectos que los tratamientos podrían tener en el 

deseo sexual o en la respuesta de excitación. De 

alguna forma, se les ha insistido desde el sistema 

sanitario que no deben preocuparse por eso (al 

igual que ocurre con la imagen corporal), ya que lo 

fundamental es sobrevivir. Parece que ni siquiera 

es un tema que traten con sus parejas. Además 

de dificultades relacionadas con los efectos 

físicos de los tratamientos, también reconocen 

la influencia de afectaciones psicológicas, como 

por ejemplo el miedo al rechazo por parte de sus 

parejas o el no verse atractivas. 

Vivencias en torno a las relaciones 

interpersonales

Las pacientes comentan con frecuencia 

experiencias tanto positivas como negativas en la 

relación con otras personas tras la aparición de la 

enfermedad. Por una parte, refieren situaciones 


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ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON CÁNCER DE MAMA

en las que sintieron incomprensión y banalización 

de lo que sentían por parte de los demás. Ellas 

mismas reconocen en muchos casos que es 

probable que la otra persona no hiciese o dijese 

algo con mala intención, pero ponen de manifiesto 

las dificultades del entorno para adaptarse a sus 

necesidades. Una paciente lamenta que cada vez 

que habla del tema le dicen que no se preocupe 

y que se anime, cuando para ella el estado de 

ánimo no es algo que dependa completamente 

de su voluntad. En otros casos, personas cercanas 

insisten en hablar del tema y preguntan cómo se 

encuentran, cuando ellas prefieren hablar de otras 

cosas o distraerse durante un rato de su situación. 

Algunas de las mujeres refieren comentarios 

desagradables, inapropiados y preguntas 

indiscretas acerca de su estado físico. Asimismo, 

parece que varias de ellas sufrieron experiencias 

en las que otras personas las culpabilizaron o 

responsabilizaron de sufrir la enfermedad por el 

estilo de vida previo que tenían. 

A pesar de su percepción de que la familia no 

siempre sabía cómo apoyarlas, las participantes 

sí valoraban tenerles ahí y reconocían la parte 

en la que sí habían sido ayudadas de forma muy 

positiva. Esto se puso especialmente de manifiesto 

ante una de las tareas que se sugirieron en el grupo, 

que consistió en pedir a alguien significativo que 

escribiese en un sobre cerrado una carta contando 

qué cosas valoraba y admiraba de la paciente, 

momentos importantes que habían vivido juntos, 

etc. Las cartas fueron leídas en la sesión y el 

resultado fue una experiencia muy emocionante, 

en la que fue patente que todas ellas, a pesar de las 

dificultades, tenían alguna figura de apego estable 

en la que apoyarse en momentos difíciles. 

Repercusión del discurso social acerca de las 

emociones positivas

Las pacientes del grupo comentan en repetidas 

ocasiones el malestar que les produce que las 

animen a encontrarse contentas e incluso a ver 

la enfermedad como una oportunidad, dado 

que, de esta forma, favorecerán la recuperación. 

Todas coinciden en señalar que el cáncer no 

puede ser visto como algo positivo. Algunas de 

ellas han llegado a experimentar situaciones en 

las que se les responsabilizaba de su enfermedad, 

como es el caso de una paciente que cuenta que 

su madre le dijo que “esto se lo había causado 

ella misma por su pesimismo”. 

Son frecuentes también los sentimientos de rabia 

e indignación, planteando que no es posible 

ver en el cáncer algo bueno. Hacen referencia 

a la imagen distorsionada que se ofrece por 

parte de algunos personajes famosos que han 

sufrido esta enfermedad, ya que se presentan 

como triunfadores, con una vida enriquecida y 

mejorada tras el proceso, y sin marcas visibles 

del cáncer ni de sus tratamientos. 

Relación con el personal sanitario y 

necesidades en dicho contexto

En cuanto a la relación con los profesionales, 

parecen haber vivido situaciones muy dispares. 

Por un lado, hubo momentos en los que se 

sintieron bien atendidas y personas con las 

que incluso llegaron a establecer un vínculo 

emocional y que fueron un apoyo en momentos 

difíciles. Tal es el caso de una enfermera que 

ayudó a una paciente a mirarse al espejo tras 

la mastectomía, y con la que pudo llorar y 

expresarse. Por otra parte, fueron frecuentes los 

relatos de experiencias de intenso malestar en el 

contexto del hospital. En general, las pacientes 

perciben falta de información acerca de aspectos 

prácticos y de cuidado personal cuando están 

llevando a cabo un determinado tratamiento 

(sujetadores, pelucas, ejercicio, etc.). En el grupo 

ponen en común diferentes pautas que les han 

dado acerca de alguna determinada cuestión, 

algunas veces contradictorias. Sienten además 

desinterés del personal por dar solución a sus 


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preguntas y dudas sobre estos temas (lo cual 

quizás está motivado por sus dificultades para 

abordarlos con las pacientes). 

Otra preocupación importante es la sensación 

percibida de pérdida de intimidad y de 

despersonalización en el hospital, de ser un 

número de historia clínica más. Comentan 

experiencias en las que el personal les pidió 

desnudarse en áreas que no aseguraban lo 

suficiente la privacidad, lo cual fue vivido como 

una falta de respeto. 

Cambio en la identidad

La mayoría eran mujeres muy activas antes 

del diagnóstico, con un importante nivel de 

responsabilidad. Trabajaban, cuidaban de los 

demás y disfrutaban del ocio. En estos momentos 

tienen dificultades para “reconocerse a sí mismas”, 

ya que en muchos casos han perdido el rol con el 

que más se identificaban. En el ámbito laboral, 

la mayoría están de baja y una de ellas perdió 

su trabajo tras el diagnóstico. Se plantean qué 

sucederá en el futuro y cómo podrían replantearse 

su vida, dado que a algunas las secuelas les 

impedirán retomar la actividad previa. 

Los estados emocionales que sienten en la 

actualidad fomentan esta sensación de cambio. 

Si antes estaban alegres, satisfechas con sus vidas 

y con planes y proyectos, ahora se encuentran 

tristes, apáticas y, en ocasiones, con una visión 

restringida del futuro. Esto hace que digan cosas 

como “ya no soy la misma” o “no me reconozco”. 

Son frecuentes las referencias al fracaso. 

En las últimas sesiones se perciben cambios en 

el discurso del grupo en relación a este tema. La 

paciente que había perdido el trabajo cambia su 

actitud y plantea la nueva situación como algo 

a lo que ha de hacer frente de la mejor manera 

posible, “hay que reinventarse”. Se genera un 

discurso en el que se reconoce que tras esta 

experiencia “es imposible volver a ser la misma”, 

pero “nadie puede decir que en ese cambio tenga 

que ser todo negativo”. 

Cambios tras la enfermedad

Varias de las pacientes se muestran reticentes 

a reconocer cambios positivos en su entorno 

y en sus capacidades de afrontamiento tras la 

aparición de la enfermedad. Una cuestión en 

la que coincidía la mayoría fue en afrontar de 

forma activa situaciones sociales en las que 

antes se mostraban inhibidas. Refieren mayor 

capacidad para responder ante los abusos, ya sea 

en el ámbito laboral o en el entorno de la familia. 

Plantean también el no dar tanta importancia 

a cosas que no la tienen, preocupándose solo 

por temas relevantes y reconociendo que 

determinadas personas de su entorno presentan 

limitaciones que tendrán que aceptar. En relación 

con esto, se observa que utilizan en mayor 

medida el humor al enfrentarse a los problemas. 

En cuanto a las relaciones sociales, parece que 

esta experiencia les ha ayudado a discriminar 

entre aquellas personas en las que pueden confiar 

y aquellas con las que es necesario guardar 

cierta cautela. En ciertos casos, la aparición de 

la enfermedad dio lugar a una mayor intimidad 

en las relaciones interpersonales. Este es el caso 

de una paciente y su pareja, que decidieron irse a 

vivir juntos después de años de relación. 

Otro aspecto observado fue una mayor 

apreciación del presente y por las experiencias 

del ahora. Esto se puso de manifiesto por ejemplo 

cuando una paciente cuenta que se despierta por 

la mañana y piensa “qué bien que sigo aquí”, o 

cuando refieren fijarse en los árboles o el paisaje 

al ir dando un paseo, o cuando una de ellas 

comenta que salió a la calle sin paraguas porque 

le apetecía sentir la lluvia. 


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ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON CÁNCER DE MAMA

Encuesta de satisfacción

En la encuesta las pacientes señalan entre 

los aspectos más positivos: conocer personas 

que atraviesan por una situación parecida, 

intercambiar experiencias, disminuir la ansiedad 

y el miedo, reducir la sensación de soledad, ver 

que la vida continúa, aumentar la confianza 

en una misma y poder ayudar a otras mujeres. 

En relación a los aspectos negativos plantean: 

el miedo al grupo antes de conocer al resto de 

participantes y ver que cada caso es diferente, 

aunque se trate de la misma enfermedad. 

En lo que se refiere a las sugerencias, las pacientes 

plantearon: mayor número de sesiones, mejorar 

la coordinación entre diferentes departamentos 

del hospital, información acerca de temas que les 

generan dudas, realizar un tríptico informativo 

con aspectos físicos y psicológicos relacionados 

con la enfermedad y el tratamiento y generar 

grupos informales de apoyo mutuo.

DISCUSIÓN

Del relato de las pacientes se pueden concluir las 

necesidades que se enuncian a continuación.

En relación a la imagen corporal y sexualidad 

se encontró que se trata de una temática que 

les preocupa y a la que muchas veces no se le 

da la importancia suficiente desde los servicios 

sanitarios. La investigación indica los efectos que 

provocan en la autoestima, sexualidad e imagen 

corporal, el diagnóstico y los tratamientos 

para el cáncer de mama

14

. Las pacientes 

experimentan una profunda insatisfacción con 

la imagen corporal, que incluye la experiencia 

de sentirse mutilada, avergonzada, diferente, 

menos atractiva y femenina

15-16

. La imagen 

corporal se ve claramente afectada, tanto por la 

asimetría provocada por la cirugía, como por 

los efectos secundarios de los tratamientos, tales 

como alopecia, aumento/disminución del peso 

corporal o quemaduras en la zona irradiada. Los 

cambios en la apariencia física pueden deteriorar 

la relación de pareja y las relaciones sexuales, 

siendo frecuente la disminución de las mismas o 

la aparición de algún tipo de trastorno sexual

17-20

Por ello, la intervención psicológica en la 

imagen corporal en cáncer ha adquirido 

mucha importancia y representa un reflejo de 

la necesidad que tienen las pacientes de recibir 

una atención sanitaria que recoja el impacto 

emocional que provoca su diagnóstico y las 

dificultades de adaptación que surgen como 

resultado de los tratamientos

21

En sus relaciones personales surgen dificultades. 

Las mujeres asocian los tratamientos y sus 

consecuencias a tener cáncer, y de ahí surge un 

temor al estigma y se promueve el aislamiento 

social

22-23

. Aunque en el discurso de nuestras 

pacientes se aprecie la intención de los demás 

de reducir el malestar de la paciente, ellas no lo 

viven así. Todo ello, lleva a las pacientes a evitar 

con frecuencia el contacto social y a aislarse, 

teniendo en cuenta además que no quieren 

preocupar a la familia y a los amigos con su 

malestar físico y psicológico.

En la familia surgen cambios en los roles, la mujer 

afectada pasa de ser la cuidadora principal de 

personas dependientes a cargo a ser cuidada por 

el resto de miembros familiares rompiendo con 

los estereotipos sociales y culturales asociados al 

rol de la mujer

24

En un estudio cualitativo sobre la vivencia de 

mujeres con cáncer de mama

25

 concluyen que 

el apoyo social otorgado por amigos, familiares 

o personas que han pasado por situaciones 

similares, fue fundamental en el proceso 

de afrontamiento de la enfermedad. Otras 

investigaciones han destacado la relevancia del 


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apoyo social de la familia

26-28

, de la pareja

29

 y 

del grupo de pares

30 

para hacer frente a secuelas 

psicológicas y sociales derivadas del cáncer, 

mejorando el nivel de estrés, el ajuste a la 

enfermedad y la calidad de vida de la paciente

31

A nivel sociocultural existe una línea de 

pensamiento representada, por ejemplo,7 

en libros de autoayuda

32

 que plantea que las 

emociones positivas y el deseo de curarse 

tienen mucha influencia sobre el resultado de 

la enfermedad así como estados emocionales 

negativos podrían empeorar el proceso e 

incluso causar la muerte. Si bien existen ciertas 

investigaciones acerca de la influencia de factores 

de personalidad y emocionales en la aparición y 

evolución del cáncer

33

 no existe una evidencia 

clara a nivel científico

34

Dicho discurso social que se transmite a 

través de los medios de comunicación y el 

entorno inmediato produce en estas mujeres 

paradójicamente sentimientos de intenso 

malestar, ya que la mayoría se encuentran tristes, 

sienten apatía, ansiedad y tienen miedo y no 

pueden hacer nada para dejar de experimentar 

estos sentimientos. Todo ello, les induce a pensar 

que sus reacciones no son normales, que están 

llevando a cabo un mal afrontamiento e incluso 

que están poniendo en peligro el proceso de 

tratamiento y sus vidas. En algunas publicaciones 

divulgativas sobre casos de personas conocidas 

que han sufrido esta enfermedad, parece 

transmitirse el mensaje de que para curarse basta 

con querer y poner mucho empeño en ello y 

poco más, confundiendo y exigiendo al paciente 

en un momento en que ello puede servir para 

culpabilizarlo o deprimirlo más

35

. Holland y 

Lewis

36 

usan el término “tiranía del pensamiento 

positivo” para explicarlo y dicen: “… para muchos 

pacientes, el cáncer es la experiencia más difícil y 

aterradora a la que se han enfrentado. Todas esas 

supercherías, que proclaman que si uno no tiene 

una actitud positiva y está deprimido el tumor 

crece más rápidamente, invalidan las reacciones 

naturales y comprensibles de las personas ante 

algo que amenaza su vida”.

A nivel de los servicios sanitarios se sabe de la 

necesidad de información del paciente como 

uno de los déficits más comunes en la prestación 

de asistencia sanitaria, y entendiéndose que, 

para informar hay que saber comunicar

37

La incertidumbre, el miedo y la ausencia de 

expresión de sentimientos hacen que las pacientes 

y sus familiares estén ansiosos y sometidos a 

gran estrés. La mujer con cáncer de mama desea 

conocer y saber acerca de su enfermedad para 

poder controlar su vida, aclarar situaciones, 

resolver conflictos, terminar proyectos, dictar 

voluntades, disculparse e incluso despedirse en 

determinadas ocasiones; por lo que un buen 

manejo de la información por parte del personal 

sanitario, así como destreza y habilidad en 

comunicación, son fundamentales

38

En la experiencia con mujeres con cáncer de 

mama, el profesional debe tener habilidades 

técnicas y de comunicación relacional que son 

básicas y en las que se fundamenta la relación 

médico-paciente

39

A nivel de identidad se conoce que tanto la 

enfermedad como los tratamientos alteran 

el funcionamiento cotidiano y los roles 

establecidos además de la identidad personal, 

produciendo un duelo en múltiples aspectos. El 

cáncer puede situar a la persona en un espacio 

simbólico que le categoriza socialmente y le dota 

de características específicas hasta tal punto 

que, en ocasiones, la persona puede quedar 

socialmente resumida, reducida y anulada por la 

simple etiqueta diagnóstica

40

.

Para muchas mujeres son los senos lo primero 

que las define como mujeres y la pérdida de un 


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ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON CÁNCER DE MAMA

pecho equivale a la pérdida de la feminidad

41

Además, el pecho está relacionado fuertemente 

con la sexualidad y el atractivo físico además de 

con la maternidad y la lactancia

42

Frases como “esta no soy yo, quiero volver a 

ser la persona que era antes” son frecuentes 

en la consulta, frases que, hacen reflexionar 

sobre el papel que la identidad juega en los 

procesos de adaptación a la enfermedad. Se 

podría analizar cómo ha cambiado la visión que 

tienen de sí mismas las afectadas por cáncer 

como protagonistas de su mundo, abriendo la 

oportunidad de integrar en un mismo marco 

de experiencia dos eventos esenciales que 

puede generar la enfermedad: el sufrimiento y 

el crecimiento personal

40

. Es precisamente en el 

discurso de nuestras pacientes donde se descubre 

esta nueva reconstitución de la identidad que 

se va co-construyendo en la dinámica grupal a 

través de sus interacciones y procesos personales. 

De la literatura que se refiere a cambios tras 

la enfermedad se ha de tener en cuenta que el 

diagnóstico de cáncer no genera en sí mismo un 

cambio en sentido positivo, sino los procesos 

cognitivos asociados a la percepción de amenaza 

a la propia vida

43

. Se podría decir que tras la 

enfermedad la persona confirma su fortaleza 

para superar dificultades por haber sobrevivido 

a lo peor, se siente más cercana y unida a los 

demás ante las dificultades, hay una voluntad 

para dejarse ayudar o utilizar el apoyo social que 

antes había ignorado. Muchas mujeres afirman 

que no consideran su vida más insatisfactoria que 

antes, sino que su vida actual es diferente. Esta 

forma de vida distinta tiene algunos aspectos 

que empeoran respecto a su calidad de vida 

previa, pero existen otros tantos aspectos que 

mejoran, como puede ser el cambio de valores 

y de sentido vital, que hacen que se perciba el 

mundo desde otro enfoque. En los períodos de 

confusión e incertidumbre que caracterizan al 

cáncer, las personas pueden buscar activamente 

un significado en un intento de entender porque 

les ha ocurrido. La terapia facilita la reflexión de la 

propia vida, pudiéndose convertir la enfermedad 

en un punto de inflexión, a partir de la cual 

hacer cambios en un sentido positivo

44-46

.

 

Esto 

es acorde al discurso de nuestras participantes y 

se extrae de sus verbalizaciones algunos cambios 

positivos tras la enfermedad. De las áreas 

referidas por Tedeschi y Calhoun

43

 al menos 

cuatro coinciden en el discurso de las usuarias: 

mejora de las relaciones interpersonales, nuevas 

posibilidades, percepción de mayor fortaleza 

personal y apreciación por la vida. 

En cuanto al análisis de la encuesta de 

satisfacción, las impresiones recogidas en la 

última sesión y en la consulta de valoración tras 

el desarrollo del grupo se pueden concluir varios 

aspectos. 

Uno de los más importantes es que las pacientes 

consiguieron sentirse reflejada en el resto de 

participantes del grupo, lo que implica encontrar 

una validación a las propias emociones y 

experiencias. Se trata de “saber que una no es 

la única”, hay más personas que sufren esta 

enfermedad y sobre todo que se sienten de la 

misma manera. Todo ello parece llevar a una 

normalización del proceso, de forma que dejan 

de sentir que llevan a cabo un afrontamiento 

patológico. Así, las pacientes refieren encontrar 

en el grupo un nivel de comprensión que es difícil 

obtener fuera. El espacio grupal puede llegar a 

suponer una experiencia emocional correctiva

47

 

en lo que a relaciones interpersonales se refiere. 

Así, una mujer reconoce que le ha permitido 

volver a confiar en la gente, dado que tras malas 

experiencias en su entorno tras el diagnóstico, la 

sinceridad de las compañeras le permitió abrirse 

y comprobar que no la juzgaban. Parece que esto 

le está permitiendo actualmente “reinventarse” y 

reconstruir su vida y su futuro. 


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Sin embargo, las pacientes no solo recibieron 

del grupo validación y normalización, sino 

que las experiencias de las demás dieron lugar 

a una movilización de los recursos propios 

para enfrentarse a las situaciones. Una de 

ellas comenta que ver cómo las demás iban 

afrontando los problemas le hizo pensar que 

ella también podía hacerlo. En ocasiones, las 

soluciones aportadas en el grupo servían de guía 

para cada persona.

Además, relatan que el verse reflejadas en las 

demás dio lugar a un aumento de conciencia 

acerca de una misma y de sus estrategias, como por 

ejemplo una mujer que dice que la intervención 

le permitió “poder mirarse de forma más objetiva 

y ajustada”. Y por último, se observa que en el 

grupo se generaban dinámicas de cuidado y 

apoyo cuando alguna de ellas se encontraba peor 

(planteándole aspectos positivos, sugiriendo 

soluciones a su problema, etc.). 

En general, se puede decir que el grupo ha servido 

para cambiar la relación con la enfermedad. 

La mayoría de las pacientes habían tenido 

experiencias previas con el cáncer, ya fuese en 

familiares o amigos. Esto hace que a la carga de 

significado social que la palabra cáncer tiene, 

se unan multitud de asociaciones personales. 

El poder hablar de todo ello e ir modificando 

en grupo los contenidos relacionados con la 

enfermedad, permitió a varias de las pacientes 

reducir su miedo al cáncer y a la recidiva

Para finalizar, se exponen a continuación algunas 

de las implicaciones clínicas de los resultados 

encontrados.

Como ya apuntaban trabajos previos

9-12

, tras 

un proceso de enfermedad y tratamiento en el 

cáncer de mama se producen cambios drásticos 

en relación a la propia imagen y la identidad: 

no sólo por cómo se ven las mujeres sino por 

cómo ellas sienten que las ven los demás. 

Acompañarlas con una actitud de respeto y 

cuidado en el proceso de enfrentarse a su nueva 

realidad corporal, en la pérdida de sus anteriores 

roles vitales, en la construcción de nuevos roles, 

así como hacer partícipes de este proceso a las 

personas que conforman su entorno íntimo, son 

temas que deben formar parte del tratamiento 

integral de las personas con cáncer de mama. 

Se confirman las alteraciones de las dinámicas 

relacionales apuntadas en otros estudios

48-50

, por 

lo que se torna fundamental detectar las posibles 

dificultades que surgen por miedos a la reacción 

de una misma o del otro y proporcionar espacios 

de encuentro y apoyo que posibiliten que todo 

esto pueda hablarse, elaborarse y enfrentarse 

con las personas de su entorno significativo.

Resulta fundamental manejar con cautela el 

discurso basado en el optimismo y el ánimo 

infundado con personas que sostienen una 

carga importante de malestar real. El intento 

de animar a personas que experimentan la 

necesidad de ser escuchadas en su malestar 

puede generar el efecto contrario al deseado: 

desalentar, culpabilizar o hacer enfadar a 

aquella persona a la que se intenta dar ánimos. 

El hecho de posibilitar conversaciones sobre el 

malestar y enfrentarse a la realidad del mismo 

puede generar efectos deseables (por ejemplo, de 

manera indirecta una actitud más positiva).

Según los cambios observados en las mujeres 

que participaron en este grupo terapéutico, 

y en congruencia con estudios previos

51,8

, es 

positivo proporcionar espacios de encuentro 

entre mujeres con experiencias vitales similares 

para facilitar el apoyo mutuo, la comprensión 

y la normalización del malestar. Esto facilita 

el avance y afrontamiento conjunto de las 

dificultades inherentes al proceso oncológico.


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ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA SUBJETIVA EN MUJERES CON CÁNCER DE MAMA

Por lo general, las mujeres se sienten agradecidas y 

bien tratadas por los equipos sanitarios que están a 

su cargo. Sin embargo, les falta información fiable 

en relación a temas prácticos. La queja sobre la 

falta de cuidado de la privacidad y la intimidad de 

las pacientes durante las pruebas y el tratamiento, 

así como la descoordinación percibida entre los 

distintos profesionales de los equipos, repercuten 

negativamente en el bienestar de las pacientes. A 

pesar de los avances y el aumento de concienciación 

sobre la importancia del tratamiento integral del 

cáncer, la experiencia de estas mujeres advierte 

que aún queda trabajo por hacer. Sería interesante 

la elaboración de un breve protocolo informativo 

que abordase temas relevantes a considerar en los 

tratamientos oncológicos (la exposición al sol, la 

depilación, el uso de ropa interior, la sexualidad, 

etc.) que pudiera ser realizado por personal 

sanitario que estuviese en contacto con ellas 

antes de recibir dichos tratamientos. Por último, 

son necesarias reuniones entre profesionales 

de diferentes especialidades en las que estas 

necesidades puedan ser abordadas y se facilite 

así una verdadera atención conjunta a todas las 

esferas que puedan afectar a la calidad de vida de 

estas pacientes. 

AGRADECIMIENTOS

A Javier Llamazares y María Eugenia Díez 

por haber compartido esta experiencia de 

Atención Continuada. A Sonia González, por 

la revisión del artículo que ha aportado ideas 

enriquecedoras y por haber sido una compañera 

R mayor estupenda. 

DECLARACIÓN SOBRE CONFLICTOS DE 

INTERESES

Las autoras declaran no tener ningún conflicto 

de interés en la elaboración y publicación del 

presente trabajo.

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Duazary: Revista Internacional de Ciencias de la Salud / ISSN: 1794-5992 / Vol. 15, No. 1, enero - abril de 2018

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DOI: http://dx.doi.org/10.21676/2389783X.2021

Miriam Belber-Gómez, Fátima Valencia-Agudo, María Eugenia De la Viuda-Suárez

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