Abstract
Mi abuela murió hace años, pero cuando estaba en casa, se sentaba frente al televisor por horas. Programa tras programa, seria, calladita. El único momento cuando se partía de la risa en una carcajada fuerte, alta, llena de felicidad, era viendo a Bandurria. No podía, no se aguantaba. Se reía hasta atorarse. Con el paso del tiempo, para nosotros la fiesta cambió de protagonista. Su nombre: Cristinito.Downloads
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